Envío
rafael / sánchez Saus | Actualizado 27.03.2014 - 01:00
Que no se entere nadie
UN buen y admirado amigo, militar condecorado por su participación en algunas de las más arriesgadas misiones internacionales en las que España ha intervenido, me mandaba hace unos días el reportaje que un digital castrense dedicaba a una brillante y casi desconocida misión de la llamada Fuerza de Guerra Naval Especial en aguas del Índico. Los sucesos ocurrieron en septiembre de 2011 cuando unos piratas asaltaron el catamarán en que navegaba un matrimonio francés, asesinando al marido y secuestrando a su esposa. La suerte quiso que el Galicia se encontrara cerca y de él partió un helicóptero con un equipo de la FGNE. Lo que pasó después daría para una de esas películas que el cine español nunca rodará: al acercarse el aparato al fueraborda pirata fue recibido con disparos, pero los tiradores españoles consiguieron inutilizar los dos motores de la embarcación y abatir a varios de los somalíes que ofrecían resistencia. Momentos después los piratas se rendían y la mujer, que había caído al agua en la confusión del tiroteo, era recuperada sana y salva por el propio jefe del grupo, que se arrojó al mar sin tiempo ni para quitarse el chaleco antibalas.
Esta misión tuvo enorme repercusión en Francia -Sarkozy, entonces presidente, envió una carta de agradecimiento a Zapatero, y el capitán López de Anca, jefe del comando, recibió la Medalla de Oro de la Defensa Nacional Francesa-, pero apenas mereció la atención de los medios españoles. Desde el mismo Ministerio de Defensa no se consideró conveniente darle mucha publicidad ya que había habido fuego real y bajas en el enemigo.
Como siempre es posible hacerlo peor, ayer me llegaba la carta que Fina, madre del capitán Daniel Pena Valiño, una de las víctimas del reciente accidente de un helicóptero frente a la costa de Gran Canaria, está difundiendo por internet y en la que dice: "Nuestro hijo y sus tres compañeros siguen desaparecidos probablemente atrapados en el helicóptero y vemos con angustia que no se están tomando las medidas necesarias para poder sacarlos y al menos devolvernos a nuestros hijos y esposos, estos profesionales que con su trabajo dan la vida por los demás… ¿Acaso la muerte de un militar va implícita en su sueldo? La prensa está callada, no he vuelto a leer nada más… ¿por qué no volvéis a preguntaros qué está pasando?" ¡Qué cosas pregunta una madre!
Esta misión tuvo enorme repercusión en Francia -Sarkozy, entonces presidente, envió una carta de agradecimiento a Zapatero, y el capitán López de Anca, jefe del comando, recibió la Medalla de Oro de la Defensa Nacional Francesa-, pero apenas mereció la atención de los medios españoles. Desde el mismo Ministerio de Defensa no se consideró conveniente darle mucha publicidad ya que había habido fuego real y bajas en el enemigo.
Como siempre es posible hacerlo peor, ayer me llegaba la carta que Fina, madre del capitán Daniel Pena Valiño, una de las víctimas del reciente accidente de un helicóptero frente a la costa de Gran Canaria, está difundiendo por internet y en la que dice: "Nuestro hijo y sus tres compañeros siguen desaparecidos probablemente atrapados en el helicóptero y vemos con angustia que no se están tomando las medidas necesarias para poder sacarlos y al menos devolvernos a nuestros hijos y esposos, estos profesionales que con su trabajo dan la vida por los demás… ¿Acaso la muerte de un militar va implícita en su sueldo? La prensa está callada, no he vuelto a leer nada más… ¿por qué no volvéis a preguntaros qué está pasando?" ¡Qué cosas pregunta una madre!
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