Shi Jia Zhuang – Para los enfermos de la aldea de leprosos de Tai An, en la diócesis de Yan Zhou de la provincia de Shang Dong en China continental, el 20 de enero ha sido un día memorable de gran celebración: algunos representantes de la comunidad Diocesana los han visitado trayendo muchos regalos y sobre todo la calidez del amor cristiano. Según la información recabada por la Agencia Fides, en vista de la Jornada Mundial de la Lepra y del Año Nuevo Chino, un grupo de una docena de personas, entre religiosos y laicos, encabezados por el párroco de la parroquia de Ji Ning, han levado a los enfermos ropa de invierno y regalos por el Año Nuevo chino, además de organizar la celebración de la Misa por los enfermos y una reunión de catecismo para los no católicos.
En China, la Iglesia siempre ha estado en primera línea en el cuidado de la lepra, como de los enfermos de SIDA, y muchos otros grupos marginados por la sociedad, o incluso por sus propios familiares. Decenas de religiosas trabajan en 17 estructuras estatales que acogen a los leprosos, por no mencionar las numerosas entidades administradas por monjas chinas o coordinados por Jinde Charities, la organización caritativa católica china. En la remota isla de Da Qin, donde hasta hace unos años surgía la estructura más grande para leprosos de China, se hizo famosa una religiosa india, la hermana Ruan, que ofrecía su servicio a estos pacientes privados de afecto: para ellos, “la chica Ruan”, como ellos lo llamaban, se convirtió en su familia más cercana. En las provincias de Yun Nan, Si Chuan, Gui Zhou, donde todavía existen colonias de leprosos, hay muchas religiosas chinas como la hermana Ruan que pasan sus vidas ayudando a estos pacientes, no sólo con atención médica, sino por encima de todo con comprensión humana y afecto fraterno en nombre de Jesús
En China, la Iglesia siempre ha estado en primera línea en el cuidado de la lepra, como de los enfermos de SIDA, y muchos otros grupos marginados por la sociedad, o incluso por sus propios familiares. Decenas de religiosas trabajan en 17 estructuras estatales que acogen a los leprosos, por no mencionar las numerosas entidades administradas por monjas chinas o coordinados por Jinde Charities, la organización caritativa católica china. En la remota isla de Da Qin, donde hasta hace unos años surgía la estructura más grande para leprosos de China, se hizo famosa una religiosa india, la hermana Ruan, que ofrecía su servicio a estos pacientes privados de afecto: para ellos, “la chica Ruan”, como ellos lo llamaban, se convirtió en su familia más cercana. En las provincias de Yun Nan, Si Chuan, Gui Zhou, donde todavía existen colonias de leprosos, hay muchas religiosas chinas como la hermana Ruan que pasan sus vidas ayudando a estos pacientes, no sólo con atención médica, sino por encima de todo con comprensión humana y afecto fraterno en nombre de Jesús
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