Jaime Septién
Cada año, con ocasión de la fiesta de la Patrona de Santo Domingo, Nuestra Señora de Altagracia, los obispos de República Dominicana –país que posee el primado arzobispal de América--, dirigen a los fieles y a los hombres y mujeres de buena voluntad, una carta pastoral en la que invitan a reflexionar sobre algún punto importante de la vida de la fe católica.
Este año no fue la excepción, y así han hecho una carta pastoral donde intentan encontrar los desafíos y las respuestas que pueden ser llevadas a cabo en su país por la familia cristiana y por la sociedad en su conjunto.
El gran desafío de los divorcios
En 2014, en sintonía con la Iglesia que se prepara al Sínodo Extraordinario de los Obispos, aprovechando el Año Internacional de la Familia, que está promoviendo la Organización de las Naciones Unidas, los obispos dominicanos reflexionan sobre la familia cristiana, en cuanto valor insustituible para la Iglesia y para la sociedad en una carta pastoral que, por su interés y profundidad, toca la estructura de la Iglesia, pero sobre todo brinda luz a la familia cristiana en el Tercer Milenio.
Tras hacer un análisis exhaustivo de la riqueza del pensamiento católico sobre la familia y sobre la familia cristiana, los obispos del país caribeño han detectado una serie de desafíos que, si bien son propios de República Dominicana, pueden ser extensivos a todos los países de habla hispana en el continente americano.
Para los prelados dominicanos, la familia cristiana enfrenta hoy mismo “fuertes desafíos, reforzados por la globalización de las comunicaciones masivas, afectando la vida de fe y los valores que la sustentan”.
Los indicadores a los que hacen alusión son los divorcios y las separaciones conyugales, que en República Dominicana –según estadísticas oficiales-- alcanzan ya un 40 por ciento del total de matrimonios que se realizan cada año (un total cercano a los 35 mil matrimonios anuales).
Otro de los grandes desafíos de la familia cristiana que describen los obispos dominicanos en su carta sobre la familia es “la deficiente evangelización y catequesis en los hogares” y el aumento del analfabetismo funcional, es decir, la falta de educación verdadera para poder enfrentar con fuerza moral y habilidades técnicas una vida cada vez más competitiva.
Preparar para el matrimonio
“Otro desafío importante es una educación sexual realizada con seriedad, ajustada a la moral y a la verdad; respetando la edad y las etapas del desarrollo del ser humano e impartida por personas capaces y maduras”, advierten los prelados dominicanos en este documento que ha sido difundido en todo el país.
Recuerdan, más adelante, que si bien en la Pastoral los obispos han incluido siempre la prioridad de la familia es importante recalcar la preparación de los jóvenes al matrimonio. “Corresponde en primer lugar a los padres educar en el amor y en los valores que sustentan la futura vida matrimonial, acompañados e iluminados por la comunidad eclesial”.
Más adelante, reiteraron que “los movimientos especialmente dedicados a la paternidad responsable tienen la obligación de promover y ofrecer servicios de regulación de nacimiento con métodos naturales en cada diócesis: cursos, charlas, consultas, orientaciones a jóvenes y a parejas en edad fértil”
Los obispos ofrecieron seguir propiciando“una acción generosa e incisiva para dar respuesta a la gravedad de las familias en casos difíciles y en situaciones irregulares, haciendo énfasis en: madres solteras, tercera edad, niños abandonados y minusválidos, enfermos de sida, adictos a las drogas, familias sin casas, familias inmigrantes”.
Propuestas que dañan la ética
En lo que podría considerarse un plan de acción para este 2014, los obispos dominicanos convocaron a todas las iglesias diocesanas del país a priorizar en la programación pastoral, la evangelización directa en las familias e invitaron a los agentes de pastoral social a coordinarse con la Pastoral Familiar para impulsar servicios sociales que mitiguen la pobreza y las necesidades materiales de familias golpeadas por la falta de trabajo digno que padece República Dominicana.
“Solicitamos a nuestras Universidades Católicas, Seminarios y otros centros educativos apoyar y facilitar la formación de agentes especializados que puedan contribuir directamente a orientar y guiar las familias y colaborar en la solución de conflictos familiares y matrimoniales”, añadieron los obispos en su documento.
Para los prelados dominicanos resulta muy importante recordar el deber del Estado en la protección y defensa de la familia como fundamento del bienestar, el desarrollo y la paz en la sociedad. “No toda propuesta con etiqueta de modernismo favorece la vida humana”, sentenciaron.
“Grandes imperios se han desmoronado a lo largo de la historia cuando sus gobernantes han complacido a los pueblos en su sed de placeres. Hay propuestas que pueden dañar. La ética y la moral no se pueden perder de vista. El legislador no está para complacer intereses, sino para promover el Bien Común” advirtieron los obispos del país caribeño en el párrafo central de su comunicado.
Este año no fue la excepción, y así han hecho una carta pastoral donde intentan encontrar los desafíos y las respuestas que pueden ser llevadas a cabo en su país por la familia cristiana y por la sociedad en su conjunto.
El gran desafío de los divorcios
En 2014, en sintonía con la Iglesia que se prepara al Sínodo Extraordinario de los Obispos, aprovechando el Año Internacional de la Familia, que está promoviendo la Organización de las Naciones Unidas, los obispos dominicanos reflexionan sobre la familia cristiana, en cuanto valor insustituible para la Iglesia y para la sociedad en una carta pastoral que, por su interés y profundidad, toca la estructura de la Iglesia, pero sobre todo brinda luz a la familia cristiana en el Tercer Milenio.
Tras hacer un análisis exhaustivo de la riqueza del pensamiento católico sobre la familia y sobre la familia cristiana, los obispos del país caribeño han detectado una serie de desafíos que, si bien son propios de República Dominicana, pueden ser extensivos a todos los países de habla hispana en el continente americano.
Para los prelados dominicanos, la familia cristiana enfrenta hoy mismo “fuertes desafíos, reforzados por la globalización de las comunicaciones masivas, afectando la vida de fe y los valores que la sustentan”.
Los indicadores a los que hacen alusión son los divorcios y las separaciones conyugales, que en República Dominicana –según estadísticas oficiales-- alcanzan ya un 40 por ciento del total de matrimonios que se realizan cada año (un total cercano a los 35 mil matrimonios anuales).
Otro de los grandes desafíos de la familia cristiana que describen los obispos dominicanos en su carta sobre la familia es “la deficiente evangelización y catequesis en los hogares” y el aumento del analfabetismo funcional, es decir, la falta de educación verdadera para poder enfrentar con fuerza moral y habilidades técnicas una vida cada vez más competitiva.
Preparar para el matrimonio
“Otro desafío importante es una educación sexual realizada con seriedad, ajustada a la moral y a la verdad; respetando la edad y las etapas del desarrollo del ser humano e impartida por personas capaces y maduras”, advierten los prelados dominicanos en este documento que ha sido difundido en todo el país.
Recuerdan, más adelante, que si bien en la Pastoral los obispos han incluido siempre la prioridad de la familia es importante recalcar la preparación de los jóvenes al matrimonio. “Corresponde en primer lugar a los padres educar en el amor y en los valores que sustentan la futura vida matrimonial, acompañados e iluminados por la comunidad eclesial”.
Más adelante, reiteraron que “los movimientos especialmente dedicados a la paternidad responsable tienen la obligación de promover y ofrecer servicios de regulación de nacimiento con métodos naturales en cada diócesis: cursos, charlas, consultas, orientaciones a jóvenes y a parejas en edad fértil”
Los obispos ofrecieron seguir propiciando“una acción generosa e incisiva para dar respuesta a la gravedad de las familias en casos difíciles y en situaciones irregulares, haciendo énfasis en: madres solteras, tercera edad, niños abandonados y minusválidos, enfermos de sida, adictos a las drogas, familias sin casas, familias inmigrantes”.
Propuestas que dañan la ética
En lo que podría considerarse un plan de acción para este 2014, los obispos dominicanos convocaron a todas las iglesias diocesanas del país a priorizar en la programación pastoral, la evangelización directa en las familias e invitaron a los agentes de pastoral social a coordinarse con la Pastoral Familiar para impulsar servicios sociales que mitiguen la pobreza y las necesidades materiales de familias golpeadas por la falta de trabajo digno que padece República Dominicana.
“Solicitamos a nuestras Universidades Católicas, Seminarios y otros centros educativos apoyar y facilitar la formación de agentes especializados que puedan contribuir directamente a orientar y guiar las familias y colaborar en la solución de conflictos familiares y matrimoniales”, añadieron los obispos en su documento.
Para los prelados dominicanos resulta muy importante recordar el deber del Estado en la protección y defensa de la familia como fundamento del bienestar, el desarrollo y la paz en la sociedad. “No toda propuesta con etiqueta de modernismo favorece la vida humana”, sentenciaron.
“Grandes imperios se han desmoronado a lo largo de la historia cuando sus gobernantes han complacido a los pueblos en su sed de placeres. Hay propuestas que pueden dañar. La ética y la moral no se pueden perder de vista. El legislador no está para complacer intereses, sino para promover el Bien Común” advirtieron los obispos del país caribeño en el párrafo central de su comunicado.
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