En cuanto llegamos nos sentimos abrazados sintiendo dentro de nuestro ser la emoción de volver a casa, al que consideramos nuestro hogar.
El calor que hacía dentro del coche hizo que se me bajara algo la tensión y por eso no pude acompañar a Hetepheres a coger piñas para la chimenea. Me quedé sentado en el salón de mi casa mientras me iba recuperando.
Al poco tiempo ya estaba Hetepheres conmigo y con ella una bolsa de piñas secas y algo de leña menuda. Afuera un sol soberano iluminaba y daba calor.
Nos sentamos en nuestro patio a leer, conversar, a respirar aire puro, a perder la vista en ese horizonte tan próximo y tan lejano a la vez que son las montañas y el cercano cielo cuyo azul solo era roto por nubecillas con ganas de jugar.
Así estuvimos cerca de cuatro horas, al sol, al calor, en medio de la naturaleza, en mi querida Villaluenga del Rosario.
Ayer mañana me levanté pensando en alguna situación algo desagradable que había tenido en las horas precedentes, creía que tales hechos iban a estropear incluso lo que se preveía como un magnífico día porque si algo todavía a mi edad no puedo con ella es la injusticia conmigo o con otros. Fue sentarme en el patio en medio de la grandiosidad que reinaba a nuestro alrededor e ir olvidando paulatinamente ese estado de indignación hasta pasar de un hecho importante a anecdótico.
Almorzamos en el patio y fue entonces cuando, corría algo de aire, nos adentramos en el hogar con el fin de dormir algo de siesta que tan necesaria es para mí mientras Hetepheres veía algo en la televisión. Me desperté realmente pronto, no habría dormido ni media hora, y sentía en mi interior un deseo, como si tuviera que expandir las energías que tenía dentro de mi, de dar un paseo al cual no me acompañaría mi mujer porque ella si se encontraba algo cansada por culpa de un brote de alergia.
Cogí carretera para arriba hasta llegar al puerto y volver por la glorieta. En el camino mantuvimos una animada conversación Diego Franco, que cuidaba de su ganado, y yo. ¡Qué grande es la Familia Franco! Debo decir que los admiro y quiero por igual.
A la vuelta me encontraba con muchos senderistas, ha sido un fin de semana muy concurrido, así como a Isa Piña que daba un paseo junto a Iván. El recorrido de poco más de tres kilómetros lo hice en menos de cuarenta minutos y a eso de las cinco y media ya estaba en casa preparándome para asistir a Misa cuyos toques de campanas nos anunciaban.
El celebrar la Eucaristía en la Iglesia de San Miguel, tan coqueta, tan bonita, tan tradicional es un auténtico privilegio. Es característico sentir el frío de sus gruesos muros y en invierno tienes que ir bien pertrechado de ropa de abrigo.
Después de comulgar pude rezar ante el Santísimo, tenía tanta necesidad de quedarme a solas con Él, pedirle que volviera la paz, el sosiego, la tranquilidad a mi alma que anda algo preocupada debido a mi enfermedad y las inminentes pruebas que me deben realizar en Madrid. Puedo decir que después de terminar la Santa Misa y tras haber estado con el Señor y rezando a la Santísima Virgen del Rosario salí nuevo porque cualquier tribulación quedó en el viejo reclinatorio del Sagrario de Villaluenga del Rosario.
Amena charla la que mantuvimos José Miguel Calle y el Padre D. Francisco Párraga antes de abandonar el Templo de mi querido pueblo.
Hetepheres me esperaba en el exterior y le dije que iba a dar un pequeño paseo por estas benditas calles. Esta vez no me acompañó debido a que la alergia la tenía bastante cansada.
En la puerta del Casino pude charlar un buen rato con Juan y Mara. Esta pareja son extraordinarias personas que quieren a Villaluenga del Rosario y aunque viven en El Puerto de Santa María su corazón pertenece a este precioso pueblo cobijado entre las montañas. ¡Gracias por ser como sois!
Me puse a caminar pausadamente por la calle Real hasta la Avenida de los Arbolitos mientras me embebía con el paisaje, con cada rincón, con los colores del cielo que cambiaban de color y tonalidad según pasaban los minutos.
Fui expresamente a ver a "Rufina", antes "Feíta" y a sus hermanos los gatitos y los perros de Mateo con los que jugué un rato para coger después el camino de vuelta. Subía y bajaba las calles de mi coqueto pueblo hasta llegar a pasar por la calle Rosario hasta desembocar a Martíres hasta la calle del Agua la cual bajé para dirigirme a casa.
Un paseo de poco más de una hora donde la paz y la felicidad se hacían presente a cada paso. Llegué a casa, me puse las zapatillas, me preparé una copa de brandy, me senté junto a Hetepheres frente a la cálida chimenea y me puse a actualizar el blog.
A la media hora Juande nos visitaba y nos regalaba una maceta de espárragos que había cogido el sábado por la mañana. ¡Los primeros nos lo traía a nosotros en lo que es un gran detalle por su parte! Le preparé una copa de brandy y nos pusimos a charlar los tres en lo que sería una buena tertulia. Poco después llamaría a la puerta "Canijo", el gatito de Juande que nosotros tenemos apadrinado, y así hasta las diez de la noche. Se pasaron las horas en medio de entretenida charla y también buenas risas.
Cuando nuestro buen amigo nos dejó nos preparamos la triste cena de régimen que llevamos: Hetepheres bebida de soja con cereales y yo leche sin lactosa con cereales siendo estos últimos los recomendando para adelgazar. Mientras en la televisión veíamos un reportaje de Japón en "Callejeros Viajeros" hasta que el sueño y el cansancio nos venció y nos fuimos a dormir.
Cuando digo que en Villaluenga se duerme bien es que se duerme bien. Nos acostamos poco antes de las doce de medianoche y nos levantamos a las nueve de la mañana. Nueve horas de plácido y tranquilo sueño donde no se escucha ningún ruido perturbador. Nos levantamos fulgurantes de fuerzas y con ganas de desayunar. Mientras Hetepheres estaba en el cuarto de baño me hice un café de Guatemala con poquita leche sin lactosa y mientras actualizaba el blog.
Poco después ya estábamos en el Mesón "Los Caños" tomando un te y una buena rebanada de pan con mantequilla para mi mujer y para mí con aceite y ajo. Allí, en la terraza al sol, nos quedamos cerca de una hora mientras leía el "Diario de Cádiz" y veíamos el gran ambiente que había en el pueblo con senderistas por doquier, ciclistas, moteros y familias que compraban queso en la cercana y galardonada Fábrica.
Sobre las once y cuarto mientras Hetepheres se iba para casa yo empezaba una caminata al estilo de ayer aunque cuando terminé en la glorieta cogí por las calles de arriba del pueblo hasta llegar a "La Posada" en la cual entré para saludar a mi buena amiga María Jesús y también a Amalia para después continuar el paseo. Me dio mucha alegría conversar un ratito con Teresa del Valle porque es una dama de los pies a la cabeza de la que siempre se aprende algo aunque ella en si es la modestia y la sencillez personalizada. Continué con mi paseo hasta el final del pueblo para coger la carretera hasta llegar a "Los Caños" y unos segundos después volvía a entrar en casa extasiado de disfrutar tanto: Con el paseo, con los paisajes, con los buenos amigos con los que me había encontrado y saludado. Estaba algo cansado, el calor que sentía era intenso y me encontraba sudando de arriba abajo. Una buena ducha y me senté un poco en el salón para refrescarme para después hacerlo en el patio junto a Hetepheres donde entre risas, charla y lectura llegó la hora de almorzar.
Volver siempre cuesta cuando tienes que abandonar tu rincón, tu lugar en la vida. Como dije en un anterior post llevo una vida algo trashumante y sin olvidar mis orígenes puedo decir que he encontrando mi hogar, mi sitio y ese no es otro que Villaluenga del Rosario.
Nota: Me imagino Alex que ya a estas horas estarás en Cádiz donde mañana empezarás una nueva e importante etapa de tu vida. Mañana empiezas el anhelado curso en la Escuela de Hostelería. Hetepheres y yo te deseamos todo lo mejor y ya sabes donde nos tienes por si acaso nos necesitas para lo que sea.
Un fuerte abrazo, ánimo y verás como todo te va a ir muy bien.
Nota: Me imagino Alex que ya a estas horas estarás en Cádiz donde mañana empezarás una nueva e importante etapa de tu vida. Mañana empiezas el anhelado curso en la Escuela de Hostelería. Hetepheres y yo te deseamos todo lo mejor y ya sabes donde nos tienes por si acaso nos necesitas para lo que sea.
Un fuerte abrazo, ánimo y verás como todo te va a ir muy bien.
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