martes, 24 de diciembre de 2013

* MI PARTICULAR CUENTO DE NAVIDAD.



UN ÁNGEL VENIDO DEL CIELO ANUNCIÓ LA BUENA NUEVA.
(Publicado el domingo 22 de diciembre en INFORMACIÓN).
 

Voy a contaros una experiencia que sucedió hace algunos años, cuando apenas eran un zagal y cuidaba el rebaño de mi padre allá en Belén de Judea. 

Mis padres eran muy buenas personas y se dedicaban con ahínco a su pequeño rebaño que mantenían y cuidaban entre los dos por igual, sólo mi madre se dedicaba también a las labores del hogar. Mi ayuda era menor como mi edad también lo era. 

Mi casa es una hermosa gruta de piedra donde no faltaba de nada porque no hace falta mucho para tener de todo y nosotros éramos felices con el cariño que nos teníamos así como la fe en Dios Padre Todopoderoso. 

Ese 24 de diciembre vimos pasar a una pareja, ella estaba embarazada y por su edad se podía percibir que era la joven esposa del hombre maduro que sacrificadamente tiraba del burrillo que era portador de dos vidas. Se les veía agotados y se instalaron en una descuidada y fría gruta porque no encontraron posada. 

Mi padre, como siempre hacía, estuvo con unos viejos amigos pastores charlando hasta tarde mientras vigilaban las ovejas y nosotros estábamos en casa rendidos por el cansancio que hacía que el sueño nos fuera venciendo poco a poco hasta que sucedió un hecho insólito que nos despertó para siempre. 

Un ángel venido del Cielo se le apareció a los buenos pastores para anunciarles la Buena Nueva más importante de toda la historia de la humanidad: “¡Hoy os ha nacido el Señor, el Mesías, el Salvador!” “¡Id a adorarle!”. 

Tras ese verdadero impacto, tras esa sorpresa enorme vino padre a contarnos lo que había presenciado con sus propios ojos y nos preparamos para visitar a esa joven pareja de la que había nacido el Hijo de Dios hecho Niño Jesús. 

Cuando llegamos ya eran varios los pastores que adoraban al pequeñín que irradiaba mansedumbre, humildad y santidad. Poco a poco les íbamos ofreciendo lo poco que teníamos mientras la Madre con lágrimas en los ojos acurrucaba a Su Hijo mientras daba gracias al Señor. 

En los ojos dulces e inocentes de un niño vimos la mirada de Dios. Esa mirada no se me olvidará en la vida y es la que muchos años después me encontré cara a cara cuando Él, en Su Augusta Majestad, llevaba sobre sus hombros la pesada cruz del escarnio, la incomprensión y la ruindad de nuestro ser. 

Pasaron los días y unos Magos venidos de Oriente, que representaban el poder de la sabiduría del hombre, también se postraron ante el cuerpo y la mirada del Hijo de Dios y le ofrecieron varios y generosos presentes. ¡Lo más preciado ante el Más Preciado! 

Poco después esta Familia tuvo que huir porque el mal se apoderó de la zona ya que Herodes ordenó matar a todo niño menor de dos años, menos mal que tengo ocho y soy el único hijo de mis padres porque si no sé que mi madre no lo hubiera resistido, y todo quedo teñido de dolor y sangre inocente derramada. Me pregunto como un niño desvalido como podía suscitar tantos miedos y tanto rencor. Él, que es Todo Amor como puede ser que se le ataque hasta morir en la Cruz con tanto odio y tanta mezquindad. ¡Y hoy en día se le siga atacando y persiguiendo! 

Ya han pasado algunos años y ahora soy un anciano que tiene hijos, nietos y mucha familia así que cada madrugada del 24 de diciembre quedamos en nuestro hogar y les cuento el Nacimiento de un Precioso Niño en cuya mirada se reflejaba todo el amor, la dulzura, la comprensión de Dios que nos ama hasta el límite de dar su vida por la nuestra. Y así de esta forma empezamos a celebrar la Venida de Jesús al mundo. 

Con mi particular cuento de Navidad os quiero desear a todos los fieles lectores de “INFORMACIÓN” y más concretamente en este importante y necesario apartado cofrade que tan bien dirige desde hace años mi querido hermano, Pepe Moreno Fraile una Feliz y Cristiana Navidad. 

Recibid, mis queridos hermanos, un fuerte abrazo y que Dios os bendiga 

Jesús Rodríguez Arias 


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