La hija de Beatriz ha muerto, cinco horas después de nacer, a causa de la enfermedad que padecía -anencefalia-, y no «troceada en el vientre de su madre o quemada con una inyección salina». La Federación Provida ha subrayado que ésta es la diferencia entre un parto provocado cuando el bebé ya era viable, y el aborto que, desde hace semanas, han pedido insistentemente diversas entidades abortistas, manipulando el caso de esta mujer salvadoreña
Noticia digital (04-VI-2013)
Beatriz, la mujer salvadoreña embarazada y enferma cuyo caso ha sido utilizado para generar una gran campaña a favor del aborto, ya ha dado a luz. Este lunes, la mujer, de 22 años, comenzó con contracciones, y los médicos le practicaron la cesárea que ya estaba programada. Así nació el bebé que esperaba, y que, según informan diversos medios, resultó ser una niña. Debido a la anencefalia que padecía, la pequeña sólo sobrevivió cinco horas, durante las cuales «fue atendida en una incubadora y con todo lo necesario», ha explicado la Federación Española de Asociaciones Provida en una nota de prensa.
En ella, también subraya que lo ocurrido ha sido «el ejemplo de lo que hay que hacer cuando el hijo padece una enfermedad muy grave que le ocasionará una muerte temprana». Poco antes de conocerse el desenlace de este drama, la Federación Española de Asociaciones Provida había hecho pública una larga nota de prensa, en la que explicaban los pormenores del caso.
El texto, elaborado por la Presidenta de la Federación, Alicia Latorre, y por el ginecólogo José Ignacio Sánchez Méndez, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, subrayaba que su hija «morirá pronto», pero a causa de «su enfermedad, con la atención médica necesaria y con las condiciones acordes a la dignidad humana, que nadie pierde por estar enfermo. Se morirá, no se le matará troceado en el vientre de su madre o quemado con una inyección salina, sino que morirá cuando llegue el momento de su muerte natural. Evitará además a la madre las frecuentes consecuencias físicas y psicológicas que el aborto provocado ocasiona a las mujeres». Por eso, la solución por la que se ha optado -esperar a que el niño fuera viable e inducir el parto- es la que habían propuesto, desde el principio, la asociación de bioética del país y las entidades provida.
Ofrecemos a continuación el texto íntegro de la nota de prensa de Provida:
Ante la polémica surgida por el caso Beatriz que ha sido utilizado para pedir la legalización del aborto en El Salvador, la Federación Española de Asociaciones Provida quiere transmitir a la sociedad una información objetiva y completa, después de consultar fuentes médicas de España y el Salvador y de conocer todos los detalles del caso.
Beatriz es una mujer salvadoreña de 22 años de edad, que sufre lupus e hipertensión y está embarazada de un hijo que padece anencefalia.
El lupus es una enfermedad auto inmune. Se puede descompensar durante el embarazo, pero lo habitual es que mejore. Una mujer que lleve muchos años padeciendo lupus, y que no se haya tratado la enfermedad adecuadamente, puede tener secuelas, como problemas renales o hipertensión. Si se queda embarazada, aunque el Lupus mejore, las secuelas que le ha podido dejar en los años que lo ha padecido, pueden empeorar. Existen unidades de Lupus y embarazo en las que estas embarazadas son cuidadas por equipos multidisciplinares.
Beatriz está ahora embarazada de 27 semanas (según calculan los ginecólogos, desde el primer día de la última regla). A partir de la 24 semana de gestación (según ese mismo cálculo ginecológico) puede inducirse el parto, porque con los medios técnicos actuales el feto es viable, puede vivir fuera de la madre. Esto no ofrece ningún problema ético. Sería un nacimiento prematuro, en una edad gestacional en la que el hijo es viable. Se ayudaría al hijo a completar su crecimiento y maduración y se trataría a la madre.
Esto le ocurrió a Beatriz en su anterior embarazo. Y su hijo, que hoy tiene 18 meses, nació a las 26 semanas de gestación.
El hijo que Beatriz lleva ahora en su seno está enfermo. Padece anencefalia y por tanto, morirá pronto. Morirá por su enfermedad, con la atención médica necesaria y con las condiciones acordes a la dignidad humana, que nadie pierde por estar enfermo.
Se morirá, no se le matará troceado en el vientre de su madre o quemado con una inyección salina, sino que morirá cuando llegue el momento de su muerte natural. Evitará además a la madre las frecuentes consecuencias físicas y psicológicas que el aborto provocado ocasiona a las mujeres (especialmente a las que están enfermas) y que no se dan en un parto bien atendido ni en una cesárea.
Es cierto que el resultado final es la muerte del hijo pero la diferencia entre cuidarlo y acompañarlo en su muerte, y matarlo es ni más ni menos que la diferencia entre el bien y el mal, entre el progreso y la legitimación de la muerte del inocente.
Veamos ahora qué pasa con Beatriz: un grupo de abogados presentaron una solicitud en nombre suyo en la que se exponía que estaba en riesgo inminente de muerte. Estaba embarazada entonces de 18 semanas.
Esta solicitud forma parte se la campaña organizada por la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto cuyos miembros fueron con carteles ante la Corte Suprema de Justicia para decirles que avalaran la petición del aborto.
Un equipo multidisciplinar formado por ginecólogos, psicólogos, psiquiatras, etc. estudiaron el historial médico de la paciente, la literatura médica internacional y los metanálisis relacionados con el tema. La decisión fue unánime: no corría peligro la vida de la madre. En esa mesa estaba también una persona que en un primer momento había firmado el documento que recomendaba el aborto. El problema de hipertensión estaba clínicamente controlado y «no había evidencia de una insuficiencia renal que pusiera en riesgo la vida de la paciente».
Para emitir el dictamen se pidió también la colaboración del Colegio Médico, una institución profesional reconocida a nivel internacional. Tal y como ha señalado el Director del Instituto se Medicina Legal Don José Miguel Fortín, «se ha vendido a la población algo que no es verdad». Es psiquiatra y ha afirmado que «Beatriz está sometida a una gran presión», desde que grupos pro-aborto «le han dicho que tiene riesgo de morir si no aborta, lo cual no es cierto». Y afirma que «se ha estado manipulando a la chica».
Los que dicen estar muy preocupados por su salud, están provocándole gran tensión, faltando a la verdad y utilizando su caso como bandera para abrir paso al aborto en un país cuya legislación protege la vida. La asociación de bioética, cuando el caso de Beatriz salió a la luz pública, también recomendó el parto inducido, no el aborto.
Por todo ello, la Federación Española de Asociaciones Provida quiere transmitir a Beatriz todo el ánimo y tranquilidad de que su gobierno y el equipo sanitario que la atiende están actuando correctamente en lo que a su embarazo se refiere y están tratando de ayudarla a ella y a su hijo. Éste, aunque estará poco tiempo con ella, se merece todo el cariño y respeto, que estamos seguros que ella le está proporcionando. Y hasta que llegue ese momento, la animamos que busque la ayuda necesaria en quienes le muestran la verdad y velan por su vida y la de su hijos.
Por último, queremos felicitar al gobierno salvadoreño por su legislación progresista que defiende siempre la vida de todos y el esfuerzo que realizan por conseguir una medicina avanzada que responde con cuidados especiales a los casos delicados.
Alicia Latorre y José Ignacio Sánchez Méndez
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