Kirkuk (Agencia Fides) - La situación en Oriente Medio “es preocupante, al igual que los son ciertas cosas que se oyen decir sobre la primavera árabe por algunos dirigentes”. Con estas palabras inicia el llamamiento sobre el futuro de los cristianos de Oriente Medio lanzado hoy por el Arzobispo caldeo de Kirkuk, Louis Sako. El mensaje, publicado en exclusiva por la Agencia Fides, espera una iniciativa de la Santa Sede y de la Iglesia universal para movilizar a la comunidad internacional en apoyo de los cristianos de Oriente Medio. Según Mons. Sako, la “mezcla de etnias, religiones e idiomas” presentes en la zona meridional conduce inevitablemente a tensiones y conflictos, ya que en esa región del mundo “nunca se ha afirmado un criterio de ciudadanía capaz de integrar a todos, independientemente de su religión o grupo étnico al que pertenezcan”. Los procesos disgregativos que tienen lugar en Iraq en estos momentos - y que en el futuro también podrían afectar a Siria - según el Arzobispo “empeoran la situación”, ya que en los vacíos de poder institucional la seguridad no está garantizada y se abren espacios a la acción de los grupos criminales y extremistas. En este contexto, para los cristianos de Oriente Medio, la incertidumbre se transforma fácilmente en ansiedad y miedo. “Nos preguntamos si todavía es posible pensar en una convivencia armoniosa y digna de ese nombre”. Escribe el Arzobispo caldeo, refiriéndose a las discriminaciones que sufren las personas que no siguen lo que él define la “religión del Estado”. Una condición que, según Mons. Sako, se ve agravada por las estrategias de Oriente Medio puestas en marcha por los varios sujetos geopolíticos: “la comunidad internacional”, escribe el Arzobispo, haciendo clara referencia al conflicto sirio “¡cree que se puede mejorar la situación sosteniendo un incierto programa para llegar a la democracia a través de las armas! El resultado es un enfrentamiento entre la oposición armada y un régimen que destruye todo”. La esperanza expresada por Mons. Sako es que la ayuda de la Iglesia a los cristianos de Oriente Medio se manifieste de formas cada vez más concretas. “Dicen que el cristianismo ha prosperado aquí y que nuestra presencia es importante”, señala el Arzobispo de Kirkuk, “pero nunca se dice lo que hace que sea posible vivir en la esperanza”. Según él, “estas iglesias de origen apostólico merecen el apoyo adecuado de la Iglesia universal en su misión de comunión y testimonio”. Un “apoyo internacional, favorecido por la Iglesia universal, sería de gran ayuda para tratar de garantizar una vida digna para todos”. En particular, el Arzobispo de rito oriental reconoce a la Santa Sede un “papel crucial” para “garantizar los cristianos la posibilidad de vivir en su país y permanecer en su lugar”. Pero pone en cuestión la responsabilidad de los cristianos nativos, así como la de los musulmanes. Según Mons. Sako, los cristianos de Oriente Medio deben evitar la “trampa del nacionalismo” y proponer siempre a todos “las formas del amor vivido y predicado en el Nuevo Testamento”. Mientras que los musulmanes “tienen que actualizar la aplicación de las enseñanzas del Corán”. La formula ideal propuesta por Mons. Sako es la de la “laicidad positiva” que “respeta la religión y puede expresar una mirada más adecuada de la persona”. Una mirada - por ejemplo, aflora en la Declaración sobre la libertad religiosa promulgada por el Concilio Vaticano II - para el que “los derechos humanos no permanecen suspendidos en el aire, separados de las personas concretas que deben poder ejercerlos”. (GV) (Agencia Fides 23/1/2013)
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