lunes, 20 de febrero de 2012

SERVIR A DIOS EN TODOS LOS LUGARES.

¿Os habéis encontrado alguna vez con gente tan atareada trabajando para la Iglesia que descuida las necesidades de su propia familia? Se pasan horas sirviendo en este comité y presidiendo aquél proyecto. Organizan excursiones y viajes de comida y dirigen servicios de oración. Ayudan a cualquiera que viene pidiendo ayuda. Mientras tanto, sus propias familias se sienten descuidadas y olvidadas. Lo más triste de tales personas es que a menudo creen estar haciendo justamente lo que Dios espera que hagan. 
Dios no espera que pasemos todo nuestro tiempo trabajando para la Iglesia. Dios reside en nosotros, en nuestros hogares, entre los altibajos de la vida de cada día. Dios se halla en el lavado de la ropa, los platos y el coche, en las facturas y en la compra. Debemos recordar que en cualquier lugar en que nos llame la tarea, ahí se encontrará Dios y cuando no sepamos o no tengamos claro nuestra misión, debemos pedirle al Señor que nos diga cual es porque puede suceder, que estemos equivocando nuestro camino. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario