La mañana de hoy domingo ha terminado pasando, como todo en la vida, y lo ha hecho tranquilamente tal y como le corresponde. Desde muy temprano, para ser el día que es, la estamos disfrutando; que si hemos ido a celebrar la Eucaristía, desayunar y después un largo paseo de cerca de dos horas por las tranquilas y, según pasaban las horas, bulliciosas calles del centro de Jerez.
Nosotros hemos sido fieles a nuestra forma de pensar y no hemos cogido el puente de la Inmaculada, con lo que mañana toca trabajar, y estamos pasando estos días en la felicidad y tranquilidad que da el hogar. En días de fiestas no nos gusta viajar ni hacer nada fuera de casa porque todo está atestado de gente y no podemos disfrutar de lo que más nos gusta: La tranquilidad. Preferimos otras fechas, nada significativas, para hacer nuestras "escapadas" porque lo que nosotros disfrutamos es en verdad de nuestra paz, de nuestro feliz sosiego y a eso le añadimos todo lo demás. No es esto porque nos estemos haciendo viejos, sino porque somos así de raros o así de peculiares. Cada uno tiene que tener su personalidad y defenderla siempre.
Ahora lo que toca es almorzar en familia y vivir la tarde dominical con todo lo que el cálido hogar nos ofrece y que es mucho.
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