Ver el noticiario de la noche o leer el periódico puede llegar a ser deprimente. Como las buenas noticias no son noticias, los medios de comunicación se encaminan hacia la tragedia, accidente y horror. Una dieta continua de pensamientos mórbidos como ésos nos aboca a sentirnos un poco mórbidos nosotros mismos.
Un médico que trabajaba en una clínica de la sanidad pública dijo una vez que estaba empezando a sentir como si no quedase ya nada bueno en el mundo. Todos los días se veía rodeado por víctimas de la violencia, el abuso o la drogadicción. Hasta que no escapó de esa situación no pudo apreciar la belleza y bondad que se hallan presentes en el mundo.
Lo que vemos y oímos de forma regular influye profundamente el modo en que pensamos.
Quizá debamos, por uno o dos días, eliminar de nuestra vida todas las noticias de televisión, radio o periódicos. Si algo realmente importante sucede, sabremos de ellos por los amigos y conocidos. Mientras tanto, podemos usar el tiempo que normalmente emplearíamos prestando atención al mundo, en prestar atención a "nuestro" mundo. Podemos leer un libro que teníamos pensado hace tanto tiempo, llamar a un amigo con el que no charlamos hace años. Podemos salir a dar un paseo con un niño, hacer un pastel, soñar despiertos. Podemos celebrar la bondad de la vida, en vez de abrumarnos por sus penas.
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