Para colocar a todos los creyentes bajo su control, el Gobierno chino está clausurando todas las iglesias que se niegan a unirse a la Iglesia Patriótica Católica.
(An Xin/Bitter Winter) Para el 16 de enero, más de diez iglesias católicas habían sido clausuradas en la ciudad a nivel de condado de Fu’an, administrada por la ciudad de Ningde en la provincia suroriental de Fujian. Todas ellas se habían negado a registrarse en la Asociación Patriótica Católica China (APCC) y pertenecían a la diócesis de Mindong, la cual forma parte de la arquidiócesis de Fuzhou, donde numerosas iglesias habían sido clausuradas durante el transcurso del año pasado.
Tras la firma del Acuerdo entre el Vaticano y China del 2018, la situación de los objetores de conciencia católicos que se niegan a registrarse continúa deteriorándose en todo el país: los miembros del clero y los creyentes son frecuentemente acosados y perseguidos y las iglesias son clausuradas o demolidas.
Cinco iglesias pertenecientes a la diócesis de Mindong fueron clausuradas por contar con «medidas de control de incendios deficientes». La residencia del obispo emplazada en el subdistrito de Luojiang en Fu’an también recibió la orden de ser desocupada por la misma razón luego de que funcionarios gubernamentales ordenaran cortar el suministro de agua y electricidad de la vivienda del obispo Guo Xijin y le exigieran mudarse a otro lugar.
A la Iglesia de Buxia emplazada en el poblado de Saiqi de Fu’an también se le cortó el suministro de agua y electricidad, pero la congregación aún sí se negó a aceptar al sacerdote enviado por el Gobierno. A las 4 de la mañana del 19 de enero, los miembros de la congregación se reunieron afuera de la iglesia para orar y leer la Biblia, sosteniendo linternas en el viento frío.
El 13 de enero, el sacerdote de otra iglesia católica situada en el poblado de Saiqi celebró misa en el hogar de un miembro de la congregación después de que su iglesia fuera reprimida. El mismo no quería meter a nadie en problemas, por lo que se encargó de todo lo necesario para poder celebrar la misa y se quedó en el hogar de otro miembro de la congregación para evitar problemas con el Gobierno. Un miembro de la iglesia le dijo a Bitter Winter que el sacerdote está listo para continuar sirviendo a su congregación todo el tiempo que le sea posible. «Así es como viven los sacerdotes que se niegan a unirse a la Iglesia oficial. Todo es por culpa del Gobierno», afirmó el feligrés.
En noviembre de 2019, luego de la clausura de la iglesia católica de Huanghouli emplazada en Fu’an, los funcionarios del Gobierno local ordenaron eliminar los caracteres chinos que significaban «Jardín de Lourdes» –llamado así por el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes– que se hallaban grabados en la iglesia y cambiarlos por una de las consignas del Partido Comunista Chino (PCCh): «No te olvides de la intención original, mantén la misión en tu mente».
«Tal y como sucedía durante la Revolución Cultural, el Gobierno ahora demuele todo lo relacionado con la fe», le dijo una religiosa local a Bitter Winter, añadiendo que a pesar de que las iglesias han sido clausuradas, algunos creyentes de edad avanzada continúan reuniéndose fuera de ellas para orar y leer la Biblia en apoyo a su sacerdote, el cual se niega a unirse a la APCC. «El sacerdote no debe firmar el documento. Si lo hace, será considerado un traidor», comentó un anciano católico.
A fines de octubre, el Gobierno demolió una residencia para monjas que se hallaba emplazada en la diócesis de Mindong, utilizando el pretexto de que se trataba de una «construcción ilegal». Se derribó el techo del edificio, se rompieron las ventanas y los pisos, y se cortó el suministro de energía y agua.
«El Gobierno es astuto. Temiendo ser nuevamente criticado por la comunidad internacional, disfrazó la persecución como si se tratara de la demolición de un edificio ilegal para que nadie la asociara con sus campañas de persecución religiosa», afirmó un católico procedente de Fu’an.
Según un infiltrado en el Gobierno procedente de la provincia norteña de Hebei, las autoridades están intensificando las medidas represivas contra los lugares de culto que se niegan a registrarse en la APCC. A los sacerdotes de esas iglesias no se les permite realizar actividades religiosas y sus iglesias rebeldes finalmente serán clausuradas.
El pasado mes de junio, el Gobierno de la ciudad a nivel de condado de Anguo, administrada por la ciudad de Baoding en Hebei, selló por la fuerza la iglesia católica de Nanma. Los miembros de la congregación solo podían reunirse al aire libre. Casi al mismo tiempo, numerosas iglesias católicas no registradas emplazadas en la aldea de Taihe de Baoding y en la aldea de Dongzhao de la diócesis de Zhengding fueron despojadas de todos sus objetos religiosos.
«La política del PCCh consiste en ‘sinizar’ a la Iglesia católica china», le dijo a Bitter Winter un sacerdote perteneciente a la diócesis de Mindong. «Sellar iglesias es solo uno de los métodos utilizados. El PCCh pretende expulsar a todos los sacerdotes que se nieguen a unirse a la APCC y permitirles celebrar misas públicas en las iglesias solo a aquellos que se hayan unido. Los que lo hayan hecho solo propagarán que el PCCh y el Gobierno son buenos y que todos deben seguir las instrucciones del Partido Comunista, lo que significa que los seguidores de Cristo se convertirán en seguidores del Partido».
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