San Francisco de Sales nos habla de la comunión frecuente.
Por: San Francisco de Sales | Fuente: Catholic.net
Por: San Francisco de Sales | Fuente: Catholic.net
San Francisco de Sales, en su Introducción a la vida devota nos habla de la comunión frecuente:
«Si les preguntan por qué comulgan tan a menudo, respondan que es para aprender a amar a Dios, para limpiarse de las propias imperfecciones,librarse de sus miserias y consolarse en sus quebrantos.
Dos clases de gente necesitan comulgar a menudo: los perfectos, porque no deben alejarse de Aquel que es fuente y manantial de su perfección, y los imperfectos, para que puedan aspirar a la perfección; los fuertes para no debilitarse y los débiles para fortalecerse; los enfermos para sanar
y los sanos para no enfermar…
Y en cuanto a ti, imperfecto, débil y enfermo, debes comulgar frecuentemente
para recibir a Aquél que es tu perfección, tu fuerza y tu médico.
Los que tienen poco trabajo necesitan comulgar frecuentemente porque les sobra tiempo y la ociosidad es peligrosa para el espíritu, y los que están muy atareados,
por la necesidad de alimento que requiere un arduo trabajo.
Digan a los que les pregunten que comulgan a menudo para aprender a hacerlo bien,porque es imposible hacer algo bien si no se practica con mucha frecuencia.
Comulguen a menudo, lo más a menudo que puedan.
Creedme, si las liebres en las montañas se vuelven blancas en invierno de tanto ver la nieve, así ustedes también,de adorar y comer la misma hermosura, bondad y pureza en este divino Sacramento, llegarán a ser hermosura, bondad y pureza.»
«Si les preguntan por qué comulgan tan a menudo, respondan que es para aprender a amar a Dios, para limpiarse de las propias imperfecciones,librarse de sus miserias y consolarse en sus quebrantos.
Dos clases de gente necesitan comulgar a menudo: los perfectos, porque no deben alejarse de Aquel que es fuente y manantial de su perfección, y los imperfectos, para que puedan aspirar a la perfección; los fuertes para no debilitarse y los débiles para fortalecerse; los enfermos para sanar
y los sanos para no enfermar…
Y en cuanto a ti, imperfecto, débil y enfermo, debes comulgar frecuentemente
para recibir a Aquél que es tu perfección, tu fuerza y tu médico.
Los que tienen poco trabajo necesitan comulgar frecuentemente porque les sobra tiempo y la ociosidad es peligrosa para el espíritu, y los que están muy atareados,
por la necesidad de alimento que requiere un arduo trabajo.
Digan a los que les pregunten que comulgan a menudo para aprender a hacerlo bien,porque es imposible hacer algo bien si no se practica con mucha frecuencia.
Comulguen a menudo, lo más a menudo que puedan.
Creedme, si las liebres en las montañas se vuelven blancas en invierno de tanto ver la nieve, así ustedes también,de adorar y comer la misma hermosura, bondad y pureza en este divino Sacramento, llegarán a ser hermosura, bondad y pureza.»
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