martes, 16 de octubre de 2018

* A DON ANTONIO MATEOS





Recuerdo que antes de conocernos de forma personal ya lo conocía porque fue el alcalde que hizo de Grazalema lo que en verdad es hoy Grazalema, un hombre muy conocido y reconocido en toda la Sierra de Cádiz, en toda la Provincia, en toda Andalucía e incluso España. Un político que representaba a un pequeño pueblo, que era elegido comicio tras comicio por abrumadora mayoría, que hasta que no conseguía hablar con la persona que podía ayudar en ese momento a su municipio no paraba, un hombre de una claridad de ideas, de grandes contactos que ha sabido mantener según han ido pasando los años, un buen gestor, ahí está su obra, que dejó en su momento la vida pública que no la política pues esta forma parte de su particular ADN, porque Antonio Mateos es un hombre de ideas, un socialista cabal, una persona que desarrolla su pensamiento desde la izquierda moderada, un hombre firme en sus convicciones con el que se puede hablar aunque te encuentres en muchas ocasiones en las antípodas de pensamiento como puede ser mi caso. Un hombre recio pero afable a la vez…

Lo recuerdo sentado con los suyos en la terraza del Mesón “Los Alamillos” mientras Hetepheres y yo almorzábamos algún que otro domingo o fiesta de guardar. Escuchaba su voz portentosa opinando sobre la situación del país según fuese su situación. Podría estar o no de acuerdo con sus planteamientos pero siempre le reconocí, aun sin conocerlo, su claridad de ideas y eso siempre es de agradecer en estos tiempos que corren donde tantos entran en la nebulosa de la continua contradicción.

Debo reconocer que según iba introduciéndome en el bonito pueblo de Grazalema más cercana parecía la probabilidad que tanto Antonio como yo nos encontrásemos. Cosa que pasó en torno a la Peña Lunes del Toro de Grazalema donde una breve conversación  fue el preámbulo de lo que considero que con el  pasar del tiempo se ha fraguado en una buena amistad.

Con el tiempo nos hemos ido viendo, hemos compartido amenas conversaciones, vivencias, en torno a la vida, a su Grazalema de su alma o Benamahoma de sus orígenes con La Isla de mis amores o Villaluenga que es ese lugar con el que Dios me ha bendecido en estos momentos de madurez.

Hombre de firmes convicciones y socialista de pura sangre que defiende su opinión con vehemencia al que le gusta debatir desde los argumentos no desde la imaginación, no desde el fervor del apasionamiento, pues bien sabe que una opinión no es dogma de fe.

Nosotros lo hemos hecho, hemos dialogado contemplando todos los puntos de vistas abarcando un amplio espectro pues cuatro ojos ven más que dos que junto a los años vividos, las experiencias de cada cual y los pensamientos de cada uno hace que seamos analíticos hasta con nuestras propias apreciaciones, con nuestros propios razonamientos, con nuestras propias opiniones. Los dos creemos abiertamente que la tolerancia se llama respeto y en ese campo jugamos a gusto pues siempre terminamos brindados por la vida a nuestra forma y manera.

Don Antonio Mateos ha sido el regidor de Grazalema durante muchos años, sabiendo sacar partido y dotando a este pequeño pueblo de un sitio en el mundo pues por sus características, por sus gentes, por la forma de enfocar el día a día ha hecho que un pequeño pueblo en la montaña sea visitado por cientos de personas cada día pues se ha convertido en un referente turístico donde cualquier día de la semana es difícil el no ver a alguien de fuera…

Don Antonio Mateos es un hombre querido aunque me imagino que también es un hombre que ha sabido degustar las mieles de la ingratitud pues cuando se ha detentado tanto poder también se tienen muchos “amigos” interesados que cuando dejas el cargo también lo hace la falsa amistad. Seguro que Antonio habrá conocido y sufrido a muchos de ellos pero eso queda para él, para su particular patrimonio, para sus vivencias, pues cuando lo escuchas él solo habla para bien de cuantos compartió su etapa en primera línea política.

Ahora vive feliz en ese lugar donde tiene su hogar rodeado de montañas, naturaleza en estado puro, con sus cabras, con todo cuanto le hace ser un hombre pleno, un hombre que vive a pie de calle, que se implica en cuando cree y piensa, pero que cuando llega cada noche se va a su lugar con su familia para vivir en esa clase de paz que solo alcanzan los viejos guerreros, los que ya han dado todo en su particular campo de batalla.

Mi querido amigo Antonio:

Seguiremos debatiendo, dialogando, conversando, tenemos una pendiente que habrá que formalizar más pronto que tarde, desde nuestro punto de vista, desde nuestra concepción de la vida, desde los ojos en los que vemos todo, desde las antípodas en muchas ocasiones pero siempre desde el respeto y la concordia. A nosotros a estas alturas no nos van a cambiar porque tendrían que hacernos de nuevo e incluso así lo dudo mucho, porque los dos que pensamos muchas veces todo lo contrario sabemos que eso es bueno, que con todos los puntos de vistas se aprende, que el tener la misma forma de pensar y opinar debe ser un aburrimiento supino.

Nosotros seguiremos conversando desde el respeto, desde el cariño que nos profesamos, desde una buena amistad que queda patente cuando nos vemos y nos damos un fuerte abrazo como el que ahora te envío por medio de este artículo, de estas palabras, que siempre se quedan cortas, como muestra de mi afecto y admiración.

La verdad Antonio es que tu Familia y todos los que te quieren deben estar muy orgullosos de ti...

Jesús Rodríguez Arias

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