Comienza el Adviento en Tierra Santa, marcado por momentos y tradiciones que se repiten todos los años. El 2 y el 3 de diciembre fueron días de celebraciones para los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa.
DE JERUSALEN A BELÉN. Para inaugurar el Adviento, el Custodio hace su entrada solemne en la Plaza del Pesebre y en la Iglesia de la Natividad. Antes de salir de Jerusalén, habitualmente se reúne con los parroquianos de la Iglesia de San Salvador. Así, siguiendo la tradición, el sábado 2 de diciembre, en la sala del diván de San Salvador, los fieles de la parroquia fueron recibidos por fray Francesco Patton en su segundo año como Custodio. Asistió también el mujtar Yacoub Amer, responsable de la comunidad latina de Jerusalén. Fray Nerwan Al-Bana, párroco de San Salvador, tomó la palabra para hablar del Adviento, como “tiempo de esperanza gozosa”. Fray Patton, por su parte, recordó algunos de los momentos pasados en la parroquia: de la Navidad en Belén a la Semana Santa y al día del lavatorio de los pies de los niños de primera comunión. «Nosotros estamos al servicio de esta comunidad – decía el Custodio – y como franciscanos de Tierra Santa necesitamos la acogida, la benevolencia y la comprensión de los cristianos de las comunidades locales».
ENTRADA SOLEMNE EN BELÉN. Escoltado por la policía, el vehículo con el Custodio de Tierra Santa, el vicario fray Dobromir Jazstal y el secretario de Tierra Santa, fray David Grenier, dejaba el convento. Antes de la tradicional entrada en Belén, que tiene lugar tres veces al año (el primer domingo de Adviento, en Navidad y en la Epifanía), hizo una parada en el convento de Mar Elías. Allí, fray Patton saludó al alcalde y al párroco de Beit Jala. Para entrar a Belén, la comitiva pasó por el puesto de control cercano a la tumba de Raquel, normalmente cerrado, que se abre solo las tres veces al año que se realiza la entrada solemne.
Una vez llegados a la ciudad donde nació Jesús, una multitud en las calles recibió al Custodio hasta su entrada a pie en la Plaza del Pesebre. Le precedían varios grupos de scout tocando la gaita, entre ellos algunos procedentes de Nazaret, los scout latinos de San Salvador y los scout salesianos. En la iglesia de Santa Catalina en la Natividad se encontraban también fray Artemio Vitores, guardián de la fraternidad de Belén, monseñor Marcuzzo, vicario patriarcal para Jerusalén y Palestina, además del nuevo alcalde de Belén y otras autoridades civiles y religiosas.
Tras el almuerzo, se celebraron las primeras vísperas del domingo de Adviento y más tarde el oficio de las lecturas con la procesión a la gruta. Como símbolo del comienzo del Adviento, se encendió una vela en la gruta que se llevó a la iglesia de Santa Catalina. Cuando las velas sean cuatro – una por cada semana – será Navidad.
ENCENDIDO DEL ÁRBOL. La plaza del Pesebre en Belén por la tarde del mismo día se llenó de gente de todas partes. El encendido del árbol de Navidad, que se realiza esa tarde es, de hecho, un acontecimiento con gran participación popular. En el escenario de la plaza se sucedieron las intervenciones de autoridades políticas y religiosas y después actuó el aclamadísimo cantante de Belén, vencedor del concurso Arab Idol, Yacoub Shaheen. Antes del encendido, el Custodio de Tierra Santa bendijo el árbol y los regalos. «Talata, wahad, tnin! », «tres, dos, uno», gritó la multitud la cuenta atrás. A continuación, se iluminó el árbol entre la alegría y los gritos de emoción, mientras los fuegos artificiales brillaban en el oscuro cielo.
Anthony tiene una tienda cerca de la plaza del Pesebre. «La Navidad y los momentos como estos de hoy son muy importantes para nosotros», explicaba el joven. Para el encendido del árbol se reunieron muchos habitantes locales, pero también peregrinos y turistas llegados de lejos. Como un peregrino de California, que decía entusiasmado: «Aquí se siente realmente el ambiente de la Navidad. Cuando el autobús entró en la ciudad, he visto todas las luces por las calles y he sentido una alegría enorme».
En ninguna parte del mundo se puede vivir la Navidad como se vive en Tierra Santa, afirman dos chicos que desde su pequeña ciudad de Palestina han conducido hasta Belén para el evento. Hala, procedente de Lidda en Israel, participa cada año en la ceremonia de encendido del árbol: «Este sitio huele a cristiandad, porque Jesús nació aquí».
MISA EN SANTA CATALINA. La mañana siguiente Belén fue también el lugar de la celebración del primer domingo de Adviento y de la fiesta de Santa Catalina. En presencia de los feligreses y de la fraternidad de Belén, el Custodio fray Patton presidió la misa. Fray Rami, párroco de Santa Catalina, en la homilía habló de los dos motivos de fiesta: «El tiempo que nos acerca a la Navidad se puede esperar de diferentes formas – dijo -: con ansiedad, con tristeza, con miedo o con alegría. Igual que los niños esperan los regalos de sus padres, debemos aguardar con esperanza». Deber ser una espera basada en el ejemplo de Santa Catalina, que supo mantenerse firme en la fe y dar testimonio.
Al final de la celebración, el Custodio de Tierra Santa entregó, en señal de agradecimiento, la medalla conmemorativa de los 800 años de la presencia franciscana en Tierra Santa al alcalde de Belén, Anton Salman y al párroco local, fray Rami Asakrieh.
Beatrice Guarrera
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