Tres días después de la Navidad la Iglesia Católica celebra la solemnidad de los Santos Inocentes, una fecha que, a primera vista, puede parecer contradictoria con la alegría por el nacimiento de Jesús. Sin embargo, no lo es. En estos términos lo expresaba fray DobromirJasztal, vicario custodial, durante la misa celebrada justo donde la tradición sitúa la tumba de los Santos Inocentes. Actualmente está en una de las pequeñas grutas bajo la iglesia de Santa Catalina de la Natividad en Belén y allí, en la capilla de San José, cada 28 de diciembre se celebra la misa por la solemnidad de los Santos Inocentes. Este año asistieron algunos frailes franciscanos de la Custodia que animaron la liturgia, algunas religiosas, fieles locales y peregrinos.
En esta fecha se recuerda a los niños asesinados por mandato de Herodes, tras el nacimiento de Jesús, por miedo a ser derrocado. Durante la masacre de todos los hijos varones menores de dos años, como narra el evangelio de Mateo, San José fue avisado en un sueño para que huyera a Egipto con Jesús y María y el sitio donde tuvo el sueño es precisamente donde se celebra la liturgia.
«Las festividades después de Navidad no interfieren con la alegría navideña, sino que nos permiten comprender su significado», dijo fray Dobromir en la homilía. El vicario habló de todas las preguntas que podríamos hacernos en relación con este suceso: ¿Por qué Dios salva a Jesús y no a todos los niños de Belén? ¿PuedeDioshaber cometido tal injusticia? ¿Por qué los niños son considerados mártires, aunque no tomaran ninguna decisión? «La razón de esta aparente incoherencia de Dios solo puede entenderse a través de la encarnación de Jesús», afirmaba fray Dobromir.
El gran paso que todos debemos dar es salir de la lógica humana. «En la Cruz, Jesús demostró que él no destruye a sus enemigos, pero es Él quien vence. Y no como nosotros habríamos esperado». Dios da valor propio a la muerte inocente, como dio valor a la muerte de Jesús, explica fray Dobromir.«¿Somos capaces de creer en esta lógica? Si es así, no tendremos dificultad para considerar mártires a los Santos Inocentes que celebramos en esta liturgia».
Beatrice Guarrera
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