Y mi último artículo de este año 2017 en Información San Fernando va dedicado a una persona que quiero, admiro y respeto por ser simplemente quién es: Mi buen hermano y amigo Santiago Muñoz Romero, Santi para todos los que lo conocemos.
Aprovecho para agradecer al medio que publica mi semanal tribuna así como a mi querido amigo Antonio Atienza, su redactor-jefe así como a mi buen hermano Pepe Moreno Fraile coordinador del apartado donde se ubica por la confianza y el apoyo que siempre me demuestran y más en este 2017 que ha sido tan complicado en todos los aspectos para mí a los que deseo todo lo mejor para el cada vez más inminente 2018. Felicitación que hago extensiva a todos los que trabajan y colaboran en este medio de comunicación, histórico ya en La Isla, así como a sus lectores.
Y lo que son las cosas también felicito a nuestro querido Antonio Atienza porque hoy ha nacido Martina que como él dice es la "hija de la niñas de sus ojos". Inmejorable forma de acabar este 2017. Me alegro con vuestra Felicidad.
Y lo que son las cosas también felicito a nuestro querido Antonio Atienza porque hoy ha nacido Martina que como él dice es la "hija de la niñas de sus ojos". Inmejorable forma de acabar este 2017. Me alegro con vuestra Felicidad.
¡GRACIAS a todos por estar siempre...!
Jesús Rodríguez Arias
SANTI
Reconozco que ya tenía ganas
de despedir este 2017 que tan luengo y duro se me ha hecho. Y lo quiero hacer
escribiendo palabras de Esperanza que bien podría ser un relato como el pasado cuento
de Navidad, detallar sentimientos, reflejar pensamientos. Todo sería válido
para arrancar la última hoja del último día del año que está a unas horas de
expirar. Pero no, he decidido escribir desde el corazón y dedicarlo
expresamente a una persona que con su ejemplo de vida me enseña tanto cada día de
mis días.
Sí, pienso que es muy
recomendable el rendir un sincero tributo a las personas que quieres y que
siempre aportan en este día que es en verdad tránsito de un año a otro, que es
poner fin a mucho con la ilusión de lo que ha de venir sea al menos mejor. Por
eso hoy mi último artículo del año está dedicado a mi querido amigo y buen
hermano Santiago Muñoz Romero.
A Santi hay que saber
escucharlo lo que nos dice con su portentosa voz, hay que saber desentrañar
cada vez más sus hondos silencios y en cambio no hay necesidad de descifrar el
mensaje tan claro que expide su mirada que es limpia, es transparente, es tan
de verdad.
Santiago Muñoz, como buen cañaílla,
no es profeta en su tierra. Es querido, es respetado, es admirado por ser él
mismo siempre, pero no es profeta porque si lo fuera no estaría tan “olvidado”.
Santi ha conocido las mieles
del éxito y también la hiel de lo que es la tramoya del mismo. Ha conocido la
hipocresía que se cuece cuando todo te va bien y también ha conocido el amargor
y el desapego de tantos de los que ahora si te he visto ni me acuerdo. Debo
reconocer que me quedo siempre con el Santiago de los recios momentos, el que
pone todo de su parte para seguir caminando, el que sigue ofreciendo su saber,
sus dones, sus talentos, en beneficio de los demás, el que se entrega a las
causas benéficas, el que huye como de la peste de lo impostado de una sociedad
cada vez más vacía, más deshumanizada, donde la amistad se tasa según los
intereses que interesan en cada momento y según qué situación.
Para mí es honor el contar con
la amistad verdadera de Santiago Muñoz no por ser un extraordinario periodista,
un apasionado defensor de todo lo que tenga que ver con la tauromaquia, no por
ser un enamorado de San Fernando que nunca ha dejado de ser una Isla, no por
ser un buen cofrade, un buen hijo, marido, padre… Y aunque esto cuenta para mí
es un privilegio su amistad porque es un hombre honorable, una persona
sencilla, humilde y que vive desde la humildad, que no es capaz de echar en
cara a nadie sino para dar las gracias, que es de esas personas que se tragan
las lágrimas para sus adentros y siempre tiene un gesto amable, una palabra
llena de cortesía, una mano firme que se apoya y te da apoyo. Lo admiro,
respeto y quiero a la vez por su inquebrantable Fe en Cristo que como bien
sabemos es el eterno Señor de la Esperanza.
Hombre que se pierde en esta
bendita Isla por las calles menos transitadas, que recorre los senderos de ese
eterno parque natural donde los sueños se ven más claros y los recuerdos se
disipan en esa neblina que muchas veces envuelve todo. Hombre de rotundas
verdades porque sabe, lo ha comprobado en su propio ser, que las medias tintas
son las peores mentiras. Hombre que con solo mirarlo a los ojos sabes bien a
las claras como está. Con lo fácil que es entender, comprender y hacer algo por
los demás con solo detenerte en la mirada que nunca oculta, que nunca engaña.
Por ser quién eres Santi y
sobre todo por ser como eres he querido dedicarte de forma expresa mi último
artículo de este año 2017 que ya toca poco a poco a su fin porque te lo mereces
sin más ni más aunque conociéndote como te conozco sé te producirá ese sonrojo
natural que es propio de los que son mansos y humildes de corazón, de los que
habiendo conocido los éxitos de vivir en el escaparate ahora siente esa fría
soledad de los que viven en la tramoya. Eres un referente para mí y tu
testimonio ante la vida es ejemplo para la mía.
Con este artículo dedicado a
tan buen amigo, a tan buen hermano, quiero desearos a todos un inmejorable 2018
y que Dios reparta suerte.
Jesús Rodríguez Arias
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