2017-10-02 Radio Vaticana
(RV).- El Papa Francisco recibió – el primer lunes de octubre en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano – a los participantes en el encuentro organizado por el Instituto italiano de la Donación, con ocasión de la Jornada del Don de este año que llega a su tercera edición. En efecto, el #DonoDay2017 – que se celebra cada 4 de octubre – es un día dedicado a quien hace del don una práctica cotidiana. De este modo, escuelas, ayuntamientos, asociaciones, empresas y ciudadanos se unen para construir el mapa de la Italia que dona, un país capaz de reaccionar ante las dificultades, poniendo en el centro la belleza del don en todos sus aspectos y de llevar adelante una reflexión acerca de la importancia de la buena donación.
Tras saludarlos con afecto, el Santo Padre les recordó ante todo que “el don más grande que Dios nos ha hecho a cada uno de nosotros es la vida”; y que la vida forma parte de otro don divino original que es la creación. De había que haya sugerido: “Todos deberíamos sentir la gran responsabilidad de custodiar adecuadamente la creación y cuidar de ella, protegiéndola de las diversas formas de degradación. Tenemos el deber de conservar y entregar el planeta íntegro a las futuras generaciones, que hemos recibido como don gratuito de la bondad de Dios”.
De ahí que el Papa haya afirmado que frente a la crisis ecológica che estamos viviendo, la perspectiva del don recibido y que debemos entregar a quienes vendrán después de nosotros “es motivo de empeño y de esperanza”.
“El don de la vida y el don de la creación provienen del amor de Dios por la humanidad; es más, a través de estos dones Dios nos ofrece su amor. Y en la medida en que nos abrimos y lo acogemos, podemos llegar a ser a nuestra vez, un don de amor para los hermanos”.
Francisco destacó que así lo recordó Jesús durante la Última Cena, cuando dejó a sus discípulos “el mandamiento nuevo de amor”. Es decir, que nos amemos recíprocamente como Él nos ha amado.
Y puso de manifiesto la novedad de esta consigna precisando que debe tratarse de: “Un amor que se traduce en el servicio a los demás”; “un amor que sabe abajarse, que rechaza toda forma de violencia, respeta la libertad, promueve la dignidad, rechaza toda discriminación. Un amor desarmado, que se revela más fuerte que el odio. Ésta es la regola del amor para cuantos quieren seguir a Jesús: dejarse aferrar por Él, amar con Él, modelar las propias acciones sobre su infinita generosidad”.
El Obispo de Roma añadió que el don también es una experiencia educativa, que hace crecer humana y espiritualmente, abriendo la mente y el corazón a los amplios espacios de la fraternidad y del compartir. “¡Así se construye la civilización del amor!”.
El Papa Francisco se despidió animándolos a proseguir su camino con alegría y deseándoles que sean hombres y mujeres, chicos y chicas, defensores de la vida, custodios de la creación, y testigos del amor donado que genera frutos de bien para la colectividad.
“Los acompaño con mi oración. Y también ustedes, por favor, recen por mí. Los bendigo de corazón”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
(from Vatican Radio)
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