viernes, 20 de octubre de 2017

EN LA "CIUDAD DE JESÚS", CAFARNAÚM, PARA CONMEMORAR SUS MILAGROS


El sábado de la segunda semana de octubre es un día especial para Cafarnaúm: en la “ciudad de Jesús” se conmemora la presencia de Cristo y sus milagros, justo donde ocurrieron los hechos, según el Evangelio. Así, el sábado 14 de octubre, los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa animaron la celebración que comenzó a orillas del Mar de Galilea. Allí se recordaba la venida de Jesús de Nazaret, la predicación para la conversión y la llamada como apóstoles de Pedro, Andrés, Santiago y Juan (Mt 4, 12-22). A continuación, se llegaba en procesión al memorial donde el Señor pronunció el discurso del pan de vida referido a la Eucaristía (Jn 6, 25-29). En la misma casa, Jesús curó a un paralítico, en señal del perdón de los pecados, y en ese mismo lugar llamó a seguirle a Mateo (Mc 2, 1-17). Con la emoción de caminar por esta Tierra Santa en la que Cristo realizó milagros, la procesión de frailes y fieles alcanzó la iglesia construida sobre la casa de Pedro.

La misa fue celebrada por el vicario de la Custodia fray DobromirJazstal. «El relato evangélico que hemos escuchado hoy es uno de los episodios sencillos y, al mismo tiempo, profundos en significado para nuestra vida de creyentes», decía en la homilía. El vicario se refería a la narración del Evangelio sobre el milagro del hijo del centurión, leída en la iglesia. «La fe del centurión es grande porque reconoce el poder de la palabra de Jesús. También nosotros somos invitados a volvernos a Jesús y a ser curados por él». La fe del centurión se convierte, por tanto, en modelo de la actitud que todos los hombres deben asumir ante Dios.
Fray Dobromir se centró después en otro aspecto: «Los contemporáneos de Jesús esperaban la liberación del poder de Roma y de todos los demás enemigos, pero sin comprender plenamente que Dios quería ofrecerles algo más profundo y mucho más importante: la liberación del pecado y de la muerte».
Para los fieles de lengua árabe, llegados en gran número de Galilea, fray AmjadSabbara, párroco de Nazaret, pronunció una breve homilía.

Entre los cantos del coro de la parroquia de Nazaret, la misa adquirió, como en todas las celebraciones de la Custodia, un aire solemne. En la iglesia, en el momento del ofertorio, se presentaron cestas de fruta como recuerdo de la Eucaristía y como símbolo de acción de gracias a Dios por los bienes recibidos de su bondad en la última cosecha del año. Uno a uno, los frailes, fieles, peregrinos y niños de la escuela de Tierra Santa presentes en ese momento, se pusieron en fila para recibir simbólicamente un fruto. «La fraternidad de Cafarnaúm da las gracias de corazón al vicario custodial, por haber presidido esta celebración», decía antes de la bendición fray Luca Panza, guardián del convento de la Custodia de Tierra Santa en Cafarnaúm.
Cada año los parroquianos de Nazaret participan en la fiesta con gran alegría. Entre ellos, también el joven director del coro, Firas, un estudiante de música en Jerusalén. Firas sonríe satisfecho, tras el buen resultado y el precioso servicio realizado en la celebración. Junto a él, su madre y su tía cuentan que siempre asisten a las celebraciones.
«Me ha sorprendido que se han usado muchos idiomas en la misa – comentaba una voluntaria en Tierra Santa, que no había participado nunca en una celebración de la Custodia -. En un lugar tan sugerente, es precioso ver juntas a tantas personas y a tantos frailes de todo el mundo».

Beatrice Guarrera

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