OBRAS DEL PADRE RUPNIK: CAPILLA UNIVERSITARIA DEL POLICLÍNICO HUMBERTO I

Azienda Policlinico Umberto I, viale Regina Elena, 324 – 00161 Roma - Italia
	Visión panorámica Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007
La propiedad quería que en la capilla del Policlínico estuviera representado el siervo de Dios Juan Pablo II, por su testimonio tan elocuente y profundo durante los años de su enfermedad. Por eso, lo encontramos en el presbiterio en la escena del Stabat Mater, en lugar del apóstol Juan, en esa actitud de recogimiento en la que los fieles le han visto a menudo en los últimos años.
	Parte central Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007
	Juan Pablo II Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007
La Madre de Dios está debajo de la cruz en contemplación profunda del misterio de la cruz. Muchos Padres han interpretado la profecía de Simeón sobre la espada que atravesaría el alma de la Virgen (cf. Lc 2, 35) como la incomprensión y la duda que la Madre de Dios habría experimentado frente a los sufrimientos del Hijo. Las dudan en general preceden siempre a una revelación. María no puede dudar de que su Hijo es Dios, pero se turba al ver a Dios tan humillado en su humanidad. Aunque no lo comprende, sin embargo, no se retira, y por esta razón, el Hijo le revela la sabiduría más grande que es la cruz (cf. 1Cor 1,17 ss): comprender el significado positivo, incluso salvífico del sufrimiento, del dolor y de la muerte.
	Stabat Mater Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007
A la derecha del presbiterio encontramos a santa Agustina, patrona de los enfermeros.
	Santa Agustina Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007
Frente a ella, la beata Madre Teresa de Calcuta en su típico gesto de acoger a quien lo necesita.
	Madre Teresa Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007
Al otro lado, está representado el santo Padre Pío de Pietrelcina, también él en su actitud más característica, con la cual dio testimonio de Dios como dispensador de su misericordia.
	Padre Pio Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007
A la izquierda del presbiterio, el sagrario con la inscripción «Yo soy la vida».
	El sagrario Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007
Estos surcos iconográficos, junto con la inscripción del sagrario, crean el trasfondo teológico-espiritual que se adapta al ambiente en el que se encuentra la capilla. Aquí rezarán personas que - o en sí mismas i o en sus familiares amigos, o en los que cuidarán- estarán en contacto con el dolor, la herida, la debilidad de la vida. La capilla les evocará el hecho de que esta vida que hemos recibido, que podemos llamar «vida» en el sentido de existencia natural, simboliza (es decir, es y no es al mismo tiempo) la vida que Dios quiere conceder al hombre: la comunión de amor con Él, a través de la cual vivimos de la vida divina. Vivir la relación con Dios significa dejar que la abundancia de la vida de Dios irrumpa en nuestras vidas y venza a la muerte, que es sobre todo una realidad espiritual en la que uno puede participar mientras está todavía vivo y de la que puede estar libre mientras yace en su tumba. La muerte de Cristo, al ser la manifestación extrema del amor como vida y de la vida como amor, elimina de la muerte su «aguijón» (cf. 1Cor 15, 55) del pecado y destruye la muerte como poder de Satanás y del pecado en el mundo. Para aquellos que creen en Cristo y viven en él «ya no hay muerte» (1Cor 15, 54), y cada tumba está llena, no de muerte, sino de vida. Pero la misericordia, el perdón y la salvación también se subrayan do y evidencian en las vidrieras. A la derecha del presbiterio se encuentra la vidriera de la Encarnación, que pone de relieve que nuestra carne es asumida por el Hijo de Dios: «El Verbo se hizo carne» (Jn 1, 14) y «Toda carne/hombre verá la salvación» (cfr. Is 40, 5 en la LXX y Lucas 3, 6). En frente hay una vidriera que destaca el resultado de la Encarnación, es decir, la resurrección de esta carne que el Verbo asumió: «Lo veré yo mismo, mis ojos lo contemplarán, a Cristo resucitado en su verdadero cuerpo» (cf. Job 19, 27).
	«El Verbo se hizo carne» Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007
	«Yo lo veré, yo mismo» Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007
En alto hay también cuatro ojos de buey dedicados a los cuatro evangelistas. En lugar de los símbolos tradicionales con los que se les representa, aquí están escritas las primeras palabras de cada Evangelio. Con esto queremos se quiere destacar que todo el espacio de la capilla es abrazado por los cuatro Evangelios, es decir, que todo lo que uno puede vivir en la vida encuentra su clave de lectura, su comprensión, su significado dentro de este espacio en el que Cristo Salvador de los hombres que conoce bien el padecer celebra nuestra salvación.
	Los cuatro Evangelistas Capilla Universitaria del Policlínico Humberto I Roma - Italia Junio 2007