domingo, 29 de noviembre de 2015

* PONER EL CASCABEL AL GATO




Cómo todos los domingos a esta hora comparto con vosotros mi artículo que hoy ha publicado en exclusiva INFORMACIÓN en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile.

En el mismo intento ser consecuente y poner por escrito lo que pienso en torno a un tema que lleva azotando al mundo hace ya tiempo aunque ahora lo percibamos más simplemente porque está ocurriendo en lugares demasiados cercanos: Les estoy hablando del terrorismo yihadista.

Pienso que ya estamos tardando para "poner el cascabel al gato" aunque, visto lo visto, no sé si en verdad alguien quiere hacerlo.

Jesús Rodríguez Arias




Resultado de imagen de nazareno cristianos perseguidos


PONER EL CASCABEL AL GATO

Soy de los que piensa, de forma equivocada o no, que cuando Dios te ofrece el privilegio de que un medio de comunicación social te invite a ofrecer de forma semanal tu opinión adjudicándote columna propia uno tiene que ser consecuente y consciente de la responsabilidad que tiene, nunca mejor dicho, entre sus manos.

Por eso no soy de los que me distraigo demasiado en temas que abarquen más de un artículo pues el mundo cambia a cada paso y todo cuanto nos rodea tiene su importancia, todo lo que está pasando está sujeto también a la opinión y lo que no digas  hoy quedara en silencio para siempre porque no hay nada peor que escribir públicamente tu artículo de un hecho ya pasado pues lo olvidado carece de interés.

Hoy, primer domingo de Adviento, quiero escribir sobre un hecho de máxima actualidad y que está literalmente aterrorizando a Europa así como al resto del mundo.

El terrorismo yihadista no es cosa nueva, ¿De qué nos sorprendemos? El instinto asesino y sanguinario de los que pertenecen a estos grupos de asesinos en el que interpretan bajo su prisma particular los principios de su propia religión es bien conocida por muchos hace ya bastante tiempo. Lo que pasa es que ahora, en estos días, hemos notado su gélido aliento cerca de nuestras sienes y claro eso paraliza hasta el mismo respirar. Las imágenes de la masacre perpetrada por los fanáticos islamistas el pasado 14 de noviembre en París, los distintos operativos de seguridad para detener a los peligrosos yihadistas en Francia y parte de Europa, los continuos debates en televisión, radio o lo que a diario se publica en los periódicos no hace sino crearnos una sensación de inseguridad y miedo.

Pero esto mismo que ahora nosotros vivimos en primera persona hace mucho tiempo que está sucediendo en Nigeria, Irak, Pakistán y tantos otros lugares donde el fanatismo religioso impera a campo abierto. ¿O no nos acordamos los cientos de muertos y secuestros que cargan en sus espaldas Boko Haram? ¿Y el exterminio de los cristianos así como de todos los que no profesen la misma forma de ver la  fe que ISIS está llevando a cabo en Oriente Medio?  Estas agresiones, estas cadenas de crímenes de lesa majestad, viene ya de antiguo y han sido muchas las voces autorizadas, en todos los campos, que han puesto el grito en el cielo y la voz de alarma a un mundo que hasta hace poco seguía mirando para el “otro lado”.

Todavía me acuerdo de esa advertencia del Arzobispo Caldeo de Mosul (Irak), Mons. Emil Nona cuando ya predijo hace poco más de 14 meses  que “Occidente sería pronto otra víctima del extremismo islámico”. ¡Dicho y, pasado el tiempo, hecho!

Nos hemos relajado en este primer mundo porque creíamos, también deseábamos, que este fuera un problema de esa parte de la tierra que está demasiado lejos, no hemos hecho nada y solo unos pocos nos hemos atrevido a publicar noticias diarias de medios solventes sobre las atrocidades que continuamente se iban sucediendo. Ahora el problema lo tenemos aquí, al lado de casa, hemos abierto tanto nuestras fronteras que los asesinos conviven con nosotros. Qué se lo digan a Francia, Bélgica o en nuestra misma España porque seguro que no hay que irse demasiado lejos.

Sobre los refugiados que están llegando a España así como al resto de Europa o del mundo pienso que debería haber más control pues ya hay casos que nos confirman que no todo el monte es orégano.

Soy de los que pienso que este asunto no ha importado tanto simplemente porque los exterminados eran en su mayoría cristianos ya que los que de verdad mandan no les importamos mucho los seguidores de Cristo porque su única meta y fin es la que es. Pero eso ha cambiado y ahora los mismos que asesinaban a diario a tantas familias en Oriente Medio atacan con gran virulencia a países del primer mundo, a quienes se pongan por delante, sin importar creencias, atentando contra verdaderas potencias mundiales con la repercusión mediática que eso tiene para bien o para mal.

Algo hay que hacer para reconducir esta situación tan injusta para toda la humanidad. Pero, ¿Quién le pone el cascabel al gato? Porque alguien tiene que hacerlo. ¿No?

Otro día seguiremos hablando de la pertinaz y dolorosa persecución a la libertad religiosa que sufrimos a diario en nuestro primer mundo, en nuestra propia Nación, aunque eso lo dejo para otra ocasión porque hoy mi única intención es reflexionar y crear un necesario estado de opinión ante el problema yihadista que no es solo de los cristianos sino del mundo entero.

Con un fraternal abrazo,


Jesús Rodríguez Arias

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