Cómo todos los domingos a esta hora comparto con vosotros mi artículo que hoy ha publicado en exclusiva INFORMACIÓN en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile.
En el mismo intento ser consecuente y poner por escrito lo que pienso en torno a un tema que lleva azotando al mundo hace ya tiempo aunque ahora lo percibamos más simplemente porque está ocurriendo en lugares demasiados cercanos: Les estoy hablando del terrorismo yihadista.
Pienso que ya estamos tardando para "poner el cascabel al gato" aunque, visto lo visto, no sé si en verdad alguien quiere hacerlo.
Jesús Rodríguez Arias
PONER EL CASCABEL AL GATO
Soy de los que piensa, de forma
equivocada o no, que cuando Dios te ofrece el privilegio de que un medio de
comunicación social te invite a ofrecer de forma semanal tu opinión
adjudicándote columna propia uno tiene que ser consecuente y consciente de la
responsabilidad que tiene, nunca mejor dicho, entre sus manos.
Por eso no soy de los que me
distraigo demasiado en temas que abarquen más de un artículo pues el mundo
cambia a cada paso y todo cuanto nos rodea tiene su importancia, todo lo que
está pasando está sujeto también a la opinión y lo que no digas hoy quedara en silencio para siempre porque
no hay nada peor que escribir públicamente tu artículo de un hecho ya pasado
pues lo olvidado carece de interés.
Hoy, primer domingo de Adviento,
quiero escribir sobre un hecho de máxima actualidad y que está literalmente
aterrorizando a Europa así como al resto del mundo.
El terrorismo yihadista no es cosa
nueva, ¿De qué nos sorprendemos? El instinto asesino y sanguinario de los que
pertenecen a estos grupos de asesinos en el que interpretan bajo su prisma
particular los principios de su propia religión es bien conocida por muchos
hace ya bastante tiempo. Lo que pasa es que ahora, en estos días, hemos notado
su gélido aliento cerca de nuestras sienes y claro eso paraliza hasta el mismo
respirar. Las imágenes de la masacre perpetrada por los fanáticos islamistas el
pasado 14 de noviembre en París, los distintos operativos de seguridad para
detener a los peligrosos yihadistas en Francia y parte de Europa, los continuos
debates en televisión, radio o lo que a diario se publica en los periódicos no
hace sino crearnos una sensación de inseguridad y miedo.
Pero esto mismo que ahora nosotros
vivimos en primera persona hace mucho tiempo que está sucediendo en Nigeria,
Irak, Pakistán y tantos otros lugares donde el fanatismo religioso impera a
campo abierto. ¿O no nos acordamos los cientos de muertos y secuestros que
cargan en sus espaldas Boko Haram? ¿Y el exterminio de los cristianos así como
de todos los que no profesen la misma forma de ver la fe que ISIS está llevando a cabo en Oriente
Medio? Estas agresiones, estas cadenas
de crímenes de lesa majestad, viene ya de antiguo y han sido muchas las voces
autorizadas, en todos los campos, que han puesto el grito en el cielo y la voz
de alarma a un mundo que hasta hace poco seguía mirando para el “otro lado”.
Todavía me acuerdo de esa
advertencia del Arzobispo Caldeo de Mosul (Irak), Mons. Emil Nona cuando ya
predijo hace poco más de 14 meses que
“Occidente sería pronto otra víctima del extremismo islámico”. ¡Dicho y, pasado
el tiempo, hecho!
Nos hemos relajado en este primer
mundo porque creíamos, también deseábamos, que este fuera un problema de esa
parte de la tierra que está demasiado lejos, no hemos hecho nada y solo unos
pocos nos hemos atrevido a publicar noticias diarias de medios solventes sobre
las atrocidades que continuamente se iban sucediendo. Ahora el problema lo
tenemos aquí, al lado de casa, hemos abierto tanto nuestras fronteras que los
asesinos conviven con nosotros. Qué se lo digan a Francia, Bélgica o en nuestra
misma España porque seguro que no hay que irse demasiado lejos.
Sobre los refugiados que están
llegando a España así como al resto de Europa o del mundo pienso que debería
haber más control pues ya hay casos que nos confirman que no todo el monte es
orégano.
Soy de los que pienso que este
asunto no ha importado tanto simplemente porque los exterminados eran en su
mayoría cristianos ya que los que de verdad mandan no les importamos mucho los
seguidores de Cristo porque su única meta y fin es la que es. Pero eso ha
cambiado y ahora los mismos que asesinaban a diario a tantas familias en
Oriente Medio atacan con gran virulencia a países del primer mundo, a quienes
se pongan por delante, sin importar creencias, atentando contra verdaderas
potencias mundiales con la repercusión mediática que eso tiene para bien o para
mal.
Algo hay que hacer para reconducir
esta situación tan injusta para toda la humanidad. Pero, ¿Quién le pone el
cascabel al gato? Porque alguien tiene que hacerlo. ¿No?
Otro día seguiremos hablando de la
pertinaz y dolorosa persecución a la libertad religiosa que sufrimos a diario
en nuestro primer mundo, en nuestra propia Nación, aunque eso lo dejo para otra
ocasión porque hoy mi única intención es reflexionar y crear un necesario
estado de opinión ante el problema yihadista que no es solo de los cristianos
sino del mundo entero.
Con un fraternal abrazo,
Jesús
Rodríguez Arias
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