miércoles, 4 de noviembre de 2015

* DESDE VILLALUENGA: A PEDRO, QUE ESTÁ EN LOS CIELOS.



Siempre los vi juntos aunque algunas veces iban por separados. Siempre mantendré en mis recuerdos, hoy anegados de tristeza, esa pareja de buenos amigos que bastón en mano y gorra para protegerse del frío o calor según correspondiera charlaban de sus cosas sentaditos en su mesa en "Lo Posada" o caminando lenta aunque decididamente siempre hacia adelante.

Hoy cierro los ojos y veo a Pedro y Cristóbal, Cristóbal y Pedro y tengo que apretarlos porque las lágrimas fluyen solas pues a fuerza de ir conociendo, hablando, encontrándote, viviendo Villaluenga del Rosario y sus gentes poco a poco las va haciendo cada vez más tuya, sintiéndola también parte de ti.

Hoy me acabo de enterar que ha muerto Pedro y para mí el día se ha teñido de luto como para el resto de mis vecinos de tan majestuoso lugar enclavado en la montaña y que a estas horas hasta el silencio se tiñe de pesar.

Cómo bien sabéis he pasado las últimas dos semanas en Villaluenga del Rosario ya que habíamos cogido unos días de nuestras vacaciones aunque el lunes día dos nos tuvimos que volver pues teníamos que asumir que nuestra realidad por ahora es permanecer más días de los que quisiéramos fuera de este pueblo al que tanto queremos y tanto nos ha dado.

Allí quedaron nuestros buenos y queridos amigos, hermanos del alma, Beltrán y May que también disfrutan de unas merecidas vacaciones.

Y han sido ellos precisamente los que me han informado de esta triste noticia y que para Villaluenga del Rosario supone una triste pérdida pues se va un hombre bueno y eso ya es suficiente motivo para que el dolor habite en tu ser.

Se puede decir que desde que llegamos al pueblo hace más de tres años ya, Pedro que junto a Cristóbal, Modesto, Juan, Lázaro, Rogelio, Mateos, Diego y tantos mayores venerables nos abrieron los brazos y nos enseñaron la parte de Villaluenga del Rosario que ellos habían vivido a modo de vivencias, de recuerdos. 

Recuerdos que hoy, precisamente hoy, se me clavan en la memoria como clavo ardiendo.

Hombre educado, sencillo, lleno de humildad, prudente, siempre tenía una palabra amable, siempre un saludo cariñoso, un gesto lleno de cercanía. Ese es el Pedro que he conocido y que hoy no se me quita del pensamiento.

Con Pedro llegué aprender que estar soltero no es estar solo pues vivía con su hermana y familia en su casa frente al Ayuntamiento y siempre estaba acompañado con su amigo Cristóbal, compañeros como ellos se decían mutuamente, y por todos los vecinos que siempre le dieron lo que él ofreció a espuertas: Amabilidad, educación, cordialidad, prudencia, generosidad...

Hoy miércoles 4 de noviembre creo que todos los que lo conocimos, en mayor o en menor medida, tenemos derecho a estar tristes porque se ha ido un hombre bueno, un auténtico poso de sabiduría en estado puro, natural, un hombre sencillo, lleno de esa mansedumbre y humildad de la que tanto le gusta a Dios, lleno de prudencia, educación y gestos cercanos, amables que lo hacían único, como tantos mayores venerables de nuestro bendito pueblo que son el sabor y el saber de Villaluenga del Rosario.

Quiero por este medio expresar mi pesar también el de Hetepheres, mi mujer, a su Familia por tan sensible pérdida, a su Amigo Cristóbal que ha sido compañero de tantas y tantas batallas del día a día, sus amigos, sus vecinos que son mis convecinos así como a todo mi querido pueblo de Villaluenga del Rosario que hoy está de luto y hasta el Caíllo aparece más sombrío y también más eterno.

Ruego a Nuestro Padre Jesús y la Santísima Virgen del Rosario que reciban a Pedro en la Gloria, le den descanso eterno, consuelo a su Familia, amigos, vecinos.

Hoy Pedro goza ya descansa en Paz en la Villaluenga eterna donde según me han dicho también se distingue el Caíllo.

Con profunda tristeza, recibid todos mis queridos convecinos un fraternal abrazo,

Jesús Rodríguez Arias

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