Con motivo del Día Internacional de la Mujer que se celebra este domingo 8 de marzo, durante esta semana rendimos homenaje a todas las mujeres en la figura de Santa Teresa de Jesús que, en contra de la época que le tocó vivir, luchó por sus creencias y valores como queda patente en las numerosas fundaciones que creó por toda España.
Hoy compartimos este texto escrito por Margarita Alcalde, de quien podréis seguir leyendo su reflexiones sobre la Santa como mujer en los próximos días.
Por distintas circunstancias de mi vida, yo me he encontrado con Teresa de Jesús. Y la fuerza de este encuentro es tal, que ha orientado mis pasos, mi vocación, mi destino. Y ahora ésta es mi identidad; si alguien me pregunta, digo que soy “TERESIANA”.
En estas líneas no voy a compartir con ustedes información sobre Teresa, con la intención de dar a conocer más su obra o su vida, sino que voy a compartir mi propia experiencia de encuentro con Teresa, como ella misma haría, con el propósito de que cada uno podamos acercarnos a su persona, encontrarnos con ella y dejarnos cuestionar, contagiar y despertar. De modo que también cada uno de ustedes pueda “ENTERESIANARSE”, llegar a ser “TERESIANO”.
Y voy a hacerlo desde siete aproximaciones, como siete son las Moradas que nos describe ella tan magistralmente, y lo haré a partir de sus mismas palabras y de la Palabra de Dios, para que no sean mis palabras, sino las suyas, las que nos iluminen.
Teresa de Jesús, mujer
Teresa es una persona extraordinaria, una mujer extraordinaria, un personaje que está a vida o muerte en cada palabra, en cada acto, en cada gesto. Es una mujer llena de vida, de amor, de pasión, de preocupación por el otro. Y también una mujer atravesada por la duda. En este sentido, es un personaje que interesa a cualquiera, un personaje universal
¿Quién es Teresa de Jesús para mí? Teresa es una mujer valiente. Audaz. Determinada. Fuerte. Impetuosa. Apasionada. Práctica. Abierta. Buscadora. Curiosa. Creativa. Ingeniosa. Extrovertida. Amiga de sus amigos. Realista. Soñadora. Estratega. Constante. Auténtica. Arriesgada…Cada uno de nosotros podemos completar esta relación…
En definitiva, Teresa de Jesús es una MUJER… Escuchemos lo que ella misma dice en el Camino de Perfección, códice de El Escorial, capítulo 4,1:
“Parece atrevimiento pensar yo he de ser alguna parte para alcanzar esto. Confío yo, Señor mío, en estas siervas vuestras que aquí están, que veo y sé no quieren otra cosa ni la pretenden, sino contentaros; por Vos han dejado lo poco que tenían, y quisieran tener más para serviros con ello. Pues no sois Vos, Criador mío, desagradecido para que piense yo daréis menos de lo que os suplican, sino mucho más; ni aborrecisteis, Señor de mi alma, cuando andabais por el mundo, las mujeres, antes las favorecisteis siempre con mucha piedad y hallasteis en ellas tanto amor…(siguen 20 líneas borradas, censuradas, que decían):… hallasteis en ellas tanto amor y más fe que en los hombres, pues estaba vuestra sacratísima Madre, en cuyos méritos merecemos –y por tener su hábito- lo que desmerecíamos por nuestras culpas. No basta Señor, que nos tiene el mundo acorraladas, que no hagamos cosa que valga nada por Vos en público, ni osemos hablar algunas verdades que lloramos en secreto, sino que no nos habíais de oír petición tan justa. No lo creo yo, Señor, de vuestra bondad y justicia, que sois justo juez y no como los jueces del mundo, que –como son hijos de Adán y, en fin, todos varones- no hay virtud de mujer que no tengan por sospechosa. Sí, que algún día ha de haber, Rey mío, que se conozcan todos. No hablo por mí, que ya tiene conocido el mundo mi ruindad y yo holgado que sea pública; sino porque veo los tiempos de manera que no es razón desechar ánimos virtuosos y fuertes, aunque sean de mujeres”.
El Evangelio es testigo de lo que dice Teresa. También en tiempos de Jesús hubo mujeres que rompieron fronteras, costumbres, límites… el amor les hizo tener gestos incomprensibles para la sociedad de su tiempo. Recordemos el caso de la pecadora pública en casa de Simón el fariseo (Lc. 7, 36-47); o la mujer con flujos de sangre que se acercó a tocar a Jesús (Lc. 8, 40-48); la cananea que modificó la comprensión que el mismo Jesús tenía de su misión (Mc. 7, 24-30); María al ungir los pies de Jesús en Betania (Jn. 12, 1-8); o Marta al confesar a Jesús como Mesías (Jn. 11, 20-27); o la samaritana hablando con Jesús junto al pozo de Siquem (Jn. 4, 1-42).
¿Y nosotros, nosotras? Estamos llamados/llamadas a ser, en la Iglesia y en el mundo, otras ´Teresas de Jesús` para hacer posible el Reino de Dios.
* Margarita Alcalde Rodríguez es religiosa de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, maestra y Licenciada en CC. Físicas y, actualmente, Ecónoma Provincial de la Provincia Virgen de la Esperanza y profesora del Colegio Santa Teresa de Jesús de Las Palmas de Gran Canaria.
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