domingo, 15 de marzo de 2015

SER COFRADE Y ACOMPAÑAR A SUS TITULARES; POR JOSÉ MARÍA VIEYTES BEIRA.


Próxima ya la Semana Santa y siguiendo la línea del artículo del domingo pasado sobre el hecho de vestir los uniformes y los hábitos en general. Surge el presente y breve artículo de hoy, incidiendo en lo que significa ser cofrade, vestir la túnica y salir en la procesión.
Y barajando esos antecedentes, bien se puede considerar en mi modesta opinión, qué -Ser Cofrade- no consiste solamente en vestir la túnica de la hermandad o de la cofradía a la que se pertenece y acompañar a sus Amantísimos Titulares en el recorrido por las calles el día de su salida procesional.

Posiblemente sea éste el primer impulso o el sentimiento que se despierta desde la más corta edad de la niñez y de la adolescencia. Pero superada esta ilusión -vestir la túnica- es algo más. Y llevarla puesta, no debería reducirse solamente a ese día exclusivo de la salida procesional sino a lo largo de todo el año, incluso me atrevería a decir, hasta el fin de nuestra limitada existencia.

Vestir la túnica, pertenecer a una hermandad y en definitiva: ‘Ser Cofrade’ compromete libremente a realizar un acto público e íntimo de amor, fe, piedad, sacrificio, devoción, recogimiento, oración y penitencia.
Ser cofrade demanda también participar en todos los actos, en todos los cultos litúrgicos y en las celebraciones religiosas y no religiosas que organice su hermandad, testimoniando así con su presencia y colaboración, que es miembro activo y parte viva de la misma.
Ser cofrade conlleva un comportamiento sencillo pero especial en un sentido amplio y cristiano de la vida del hombre y de la mujer, que brota y lleva prendido en su corazón para poder divulgar la fe y la piedad, el amor y la renovación, la paz y la concordia que en él se aloja. Así como interviniendo de manera generosa en cuantas obras asistenciales y humanitarias de ayudas posibles tienen hoy como misión y proyectos las hermandades y cofradías.

Ser cofrade en suma, significa ser un hombre o una mujer alegre y optimista, que sea capaz de emprender con dinamismo, acciones nobles y responsables, compartiéndolo todo en el hogar, en el trabajo y en la calle bajo el signo de la esperanza y de la comprensión mutua y necesaria; como elementos básicos e indispensables de entendimiento en cualquier relación humana.

Y si ser Cofrade, significa todo eso. ¡Yo, quiero ser Cofrade!

José María Vieytes Beira. San Fernando. 12.03.15.


Artículo publicado en el semanario local Información del 15.03.15. Y en el blog SED VALIENTES, por gentileza de Jesús Rodríguez Arias.

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