viernes, 13 de marzo de 2015

PACTOS Y ALIANZAS; POR MARA HERRERA.


Hablando con amigos sobre el tema de mi afición a escribir, muchos se preguntan y me preguntan cómo tengo tiempo para poder dedicarme mínimamente a este asunto. Y la verdad sea dicha, me dedico a escribir el artículo mentalmente tal como tengo la primera idea, y lo voy desarrollando, y así tengo la posibilidad de modificarlo e ir ampliando la idea partiendo de un solo punto, cuando esta idea me surge. Hay veces que tarda más y hay veces que la tengo muy clara tal como se ilumina la bombilla del artículo en mi cerebro. Mientras conduzco, o me ducho, o antes de dormir voy perfilando poco a poco todo el artículo con lo que muchas veces solo es cuestión de ponerse a escribir y de un tirón casi me sale tal cual, aunque obviamente tengo que hacer rectificaciones e incluso a veces casi lo cambio totalmente, pero claro, la idea principal ya está ahí desde principio de semana o incluso me salen dos artículos a la vez y los voy encajando dependiendo de las circunstancias de esos momento.

Seguramente porque esta semana la podríamos bautizar como la semana de la “santa paciencia”, me ha venido a la idea la temática de los “pactos y alianzas”, en este caso enfocada a la “santa y divina paciencia” que Yavhe tiene con su pueblo y por demás con su creación en general. 

Si nos ponemos a analizar los pactos que hay en la biblia, yo he identificado, dentro de básico estudio de las escrituras a lo largo de mi vida ocho pactos o alianzas entre Yavhé y la humanidad. No ha sido una lectura sistemática, ni profunda, pero si creo que tengo una idea bastante clara de lo que quiero expresar en estas letras.

Haciendo un resumen de los ocho pactos, estos quedarían de la siguiente forma:

-Pacto Edénico. El primer pacto que el Creador realiza con el hombre a raíz de su creación, en el cual soyuzgara a la tierra, teniendo dominio sobre los animales cuidar del huerto pero no comer del árbol del Bien y del Mal, al fracasar el hombre en este pacto, Yavhe tiene que modificar sus planes

-Pacto Adámico: Un pacto en el que se le da a Adan la posibilidad de tener una vida limitada y que tendrá que sacar de ahí en adelante los frutos de la tierra con el sudor de su frente.

-Pacto con Noé: después de que el hombre se multiplicara por la tierra, pero perdiera mucho de su conexión con el Creador, este manda el Diluvio universal pero entre sus planes entra una alianza con Noé y su descendencia, de la cual designo a Sem como el único de quien vendría la línea divina que seguiría hasta que el Mesías se encarnara. 

-Pacto Abrahamnico: donde vemos que se producen grandes relaciones de Yavhe concernientes a la historia futura. Prometió a Abraham una larga descendencia, cuando esto ya parecía del todo imposible, gracias a esta gran descendencia, surgiría una gran nación. Y sobre todo la promesa de que por medio de Abraham, Israel sería el canal especial de la revelación divina, la fuente de los profetas y la bendición suprema seria a través de un descendiente de Abraham, Jesús. 

-Pacto Mosaico: dado a través de Moises, donde le son entregados los 10 Mandamientos y aunque el Creador sabía perfectamente que su pueblo fracasaría múltiples veces, prometió no abandonarlo nunca.

-Pacto Palestino: un pacto incondicional en de promesa de posesión final de la tierra por parte de Israel. 

-Pacto Davídico: Yavhe promete un linaje real para su pueblo, aunque se reserva la posibilidad de interrumpir este linaje si era necesario aunque no por ello perdería Israel su identidad como su nación elegida. 

-Nuevo Pacto: enviando a su único hijo como redentor no solo de su pueblo elegido sino de toda la humanidad. 

He hecho esta enumeración de todos los pactos que Dios ha realizado con el hombre como una manera de esquematizar lo que ya comenté antes de la “santa y bendita paciencia”, si Dios hubiera tenido un solo ápice de esa característica en su versión humana, más veces nos habría dejado como dice la frase “dejados de la mano de Dios”.

Las alianzas y pactos de Dios siempre se han comparado en las sagradas escrituras como un pacto de un matrimonio o un contrato matrimonial, en el que ambas partes han estado de acuerdo voluntariamente y como pone en el contrato para “lo bueno y para lo malo”, pero el ser humano siempre ha sido muy cómodo y en cuanto ha surgido la más mínima señal de un supuesto abandono o han llegado las dificultades, como cuando Moisés “abandonó” a su pueblo y subió la monte Sinaí, el pueblo se dedica a robarse, matarse, incumplir promesa y adorar a becerros de oro. El hombre es débil y antes la dificultad no vuelve los ojos a Dios, si no que se dedica a buscarse becerros de oro en forma variada que en nada le van a ayudar a la larga en la solución de sus problemas, que por otra parte, muchas de las veces las ha provocado él mismo. 

También el problema está en la arrogancia de creerse un elegido y por ello pensar que todo vale “si intentas tomar o arrebatar demasiado, acabas por no tener nada” algo que en nuestro vocabulario se podría traducir en “el que mucho abarca poco aprieta”, esa arrogancia nos lleva en el empeño de querer estar por encima de los demás, porque estamos en el poder de la verdad, cuando lo ideal sería asumir nuestra riqueza, espiritual, de conocimiento o incluso material y asumir la responsabilidad de utilizar esos dones, que a fin de cuentas han sido concedidos por Dios, para ayudar a otros. Pero no, no tenemos “santa ni bendita paciencia”, nos revolvemos a la primera de cambio y rompemos las alianzas y pactos incluso cuando hemos visto que Dios nos ha puesto el camino, pese a las dificultades.

En mi reflexión he tratado de que mi parte divina, puesto que soy hija de Dios, ponerse en su lugar, y es admirable su dedicación, su comprensión y como viene al caso de que “lento a la ira y rico en clemencia”. Hasta el punto de ofrecer a su hijo para la Redención de unos hombres que siempre le han vuelto la espalda y siempre se la volverán, porque somos muy desagradecidos 

La reflexión sobre esa “paciencia” de la que adolecemos la humanidad en realidad es más profunda, pero ésta es una pasada “de puntillas”, en una semana en la que también mi paciencia ha sido muy puesta a prueba en todos los campos de mi vida habitual.

Mara Herrera

2 comentarios:

  1. Preciosa reflexión, amiga Mara. Dios es bueno y fiel a su parte del pacto. Yo no lo soy.

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  2. Dios es el primero que nos da ejemplo de respeto, Pedro, y como hijos suyos y seguidores de Jesús de Nazaret, así hemos de seguir sus pasos. Él cumple su parte, y nosotros en nuestra linea, siempre rompemos los pactos con el Eterno Padre, así somos de desagradecidos sus hijos. Eso sí Pedro, nunca se te olvide que tu libertad para romper ese pacto es tuya, y no incluye en esa ruptura la de los demás. Que no es cuestión de tolerancia, como ya escribí en su día, es cuestión de simple y humano respeto, y te recuerdo que el amor se demuestra con el respeto, no con la convicción de que los demás piensen como nosotros, ni revelarnos ante la corrección fraterna. Un saludo y como dijo Jesús: "con la misma vara que midamos se nos medirá"

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