martes, 10 de marzo de 2015

CRISTO Y EL CIRINEO.




Existen en el Museo del Prado dos versiones diferentes de Tiziano sobre un mismo asunto: Cristo con la cruz a cuestas ayudado por Simón el Cireneo


Por: Susana Calvo Capilla | Fuente: cvc.cervantes.es / museodelprado.es



En 1574, recién concluidas las obras del Monasterio de El Escorial, Felipe II envió allí su colección de cuadros religiosos de Tiziano, los cuales fueron colocados en importantes lugares del mismo: en el refectorio de los monjes (una Santa Cena), en la Iglesia Vieja, en la Sacristía o en las Salas Capitulares. En cuanto al Cristo con la cruz a cuestas, una de las obras de mayor patetismo, quedó reservado al oratorio privado del rey. Según el monje jerónimo José de Sigüenza, que fue bibliotecario mayor del monasterio y persona de confianza del soberano, tanto de día como «en las noches pasaba allí», ante la devota escena, «el pío rey don Felipe buenos ratos contemplando lo mucho que debía al Señor que tan pesada cruz llevaba sobre sus hombros por los pecados de los hombres y los suyos». También en su oratorio del Alcázar de Madrid tenía obras de Tiziano, unEcceHomo y una Dolorosa que habían pertenecido a Carlos V (hoy en el Museo del Prado).
Aunque los monarcas sucesivos hicieron reformas en la decoración de las estancias del Monasterio de El Escorial, la habitación y el oratorio del fundador, Felipe II, situadas junto al altar de la basílica, permanecieron intactas por orden testamentaria suya. Sólo en 1845 el cuadro del veneciano salió de allí con destino al Museo del Prado.

El segundo lienzo suele datarse algo más tarde, en torno a 1565-1570, y fue adquirido por Felipe IV. En 1666 estaba en una alcoba del Alcázar de Madrid. (Ver aquí en alta resolución)
Ilustra el momento en que Simón Cireneo fue obligado a llevar la Cruz cuando Cristo quedó exhausto camino del Gólgota. Se trata de una imagen tan dramática como la primera si bien nos acerca aún más a los personajes, que aquí son de medio cuerpo. Se ha atemperado el carácter narrativo y ponderado su dramatismo mediante la elección de un primerísimo plano, excepcional en la obra de Tiziano. La proximidad de Cristo y el Cireneo, situados a los lados de la diagonal trazada por la cruz, acrecienta la emotividad de la escena, subrayada por la mirada que Cristo, con la cuerda alrededor del cuello, dirige al espectador con los ojos lacrimosos inyectados en sangre.
La maestría alcanzada por Tiziano en esos momentos finales de su vida se manifiesta en su pincelada mucho más libre y en un colorido lleno de reflejos plateados. Se dice que por entonces utilizaba sus propios dedos para extender la pintura sobre la tela. Todo ello le da una inmediatez y una modernidad de la que carece el anterior. Otro rasgo curioso de esta versión es el anillo que porta Simón el Cireneo en su dedo pulgar. Este anciano campesino pasaba por allí y fue llamado para ayudar a Jesús a llevar la cruz hasta el Gólgota. El anillo en el pulgar, sin embargo, era un atributo característico de los médicos del siglo xvi y xvii, como ya explicamos a propósito de una obra de El Greco. ¿Retrata Tiziano a alguien en la figura de Simón? ¿Tal vez la persona que le encargó el cuadro?

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