El ex director de Alfa y Omega, Miguel Ángel Velasco, junto con otros cuatro laicos madrileños, recibieron este viernes, en el último acto del cardenal Rouco como arzobispo de Madrid, la Cruz de Caballeros y Damas de la Orden de San Gregorio Magno. Un reconocimiento a una labor muchas veces oculta pero imprescindible al servicio de Dios, de la Iglesia y de los demás
Noticia digital (25-X-2014)
«Personas de una fe acendrada, vivida, que no se limita a ser un tesoro íntimo, sino que se refleja en la vida de sus familias y de la sociedad». También «personas de Iglesia en el mejor sentido de la expresión, asumiendo su condición de seglares con todas sus consecuencias, primero en el servicio específico a la vida interna de la Iglesia, pero también de ser testigo del Evangelio» en el mundo. Así definió el cardenal Antonio María Rouco Varela, este viernes, a los cinco laicos de la diócesis de Madrid que recibieron la Cruz de Caballeros y Damas de la Orden de San Gregorio Magno, entre los que se encontraba Miguel Ángel Velasco, hasta hace poco director de Alfa y Omega. Todos habían estado, en algún momento u otro -añadió-, vinculados a Acción Católica.
En sus palabras, el cardenal Rouco se mostró muy agradecido de que los reconocimientos hayan llegado a tiempo, para poder ser él el que los entregara a algunos de los que han sido sus colaboradores, en su último acto como arzobispo de Madrid. «No sé si el cardenal Parolin y sus colaboradores tenían la intención de que así fuera» o no lo sabían, pero «nuestro Señor sí tenía la intención», bromeó.
Alfa y Omega «ya pertenece al panorama de la Iglesia en España»
Miguel Ángel Velasco -aseguró el cardenal- ha sido siempre «un periodista al servicio de la Iglesia. Alfa y Omega no se entiende sin él», pues es «la persona que aglutinaba y guiaba ese grupo de periodistas, muchos de ellos formándose», que hacen posible un semanario que «ya pertenece al panorama de la Iglesia en España, con una gran calidad y que hace mucho bien». También subrayó su «sentido de la Iglesia fino, apostólicamente vivo, la entrega de su tiempo sin límites»
De Eugenia Kirkpatrick, hasta este año Presidenta de la Adoración Nocturna Femenina, subrayó cómo hizo realidad «el sueño de que no se muriese la iglesia de San Martín», transformada ahora en templo eucarístico. Las mujeres de la Adoración Nocturna «han hecho mucho más bien a la Iglesia y a su capacidad de evangelización de lo que pueden pensar», añadió.
Aniceto Arnés Carrasco, miembro del Consejo de Asuntos Económicos de la archidiócesis de Madrid, fue el responsable de llevar a buen puerto la gran reforma del sistema financiero de la diócesis, que «culminó en el último año del pontificado del cardenal Suquía y cuaja en los primeros años del mío», explicó el cardenal Rouco.
«Una figura imprescindible de Cáritas»
A Manuel Gómez del Río, ex Subdirector de Cáritas Madrid -recordó-, «lo he conocido siempre en los consejos de Cáritas. Es una figura imprescindible, en primer lugar porque no falta nunca, y también por su trabajo callado».
También agradeció a Antonio Troncoso de Castro, promotor y Presidente del Proyecto Gallego de dotación de campanas a la catedral de la Almudena, el haber hecho posible no sólo que la catedral de la Almudena tuviera por fin campanas, sino que además éstas estuvieran fundidas en Galicia. «Aquí suenan campanas del apóstol Santiago», subrayó.
«La alegría, la verdad y el amor exigen ser comunicados»
En su intervención, Miguel Ángel Velasco reiteró su alegría por que «es el reconocimiento eclesial a Alfa y Omega,ese milagro semanal que la Providencia de Dios lleva haciendo posible» desde hace 20 años. «La alegría, la verdad y el amor exigen ser comunicados, acaba de enseñarnos el Papa emérito Benedicto XVI» en su mensaje a la Pontificia Universidad Urbaniana. «Es lo que hace Alfa y Omega».
Por eso, dio las gracias «en primer lugar a Dios nuestro Señor, que en realidad es quien lo hace todo, y a su Madre Santísima que nos guía». También agradeció la confianza del cardenal Rouco, que «desde la más plena libertad con los profesionales, ha sido el alma» del semanario. Por último, mostró su agradecimiento a su familia, a los obispos auxiliares de Madrid, a los más de cien profesionales que han pasado por Alfa y Omega, a los amigos y colaboradores, e incluso a los Carmelos desde los que se reza por el semanario.
Por último, Velasco concluyó sus palabras mostrando su esperanza de «seguir aprendiendo» del cardenal Rouco «todo el tiempo que Dios nuestro Señor disponga, para perseverar siempre en su santo servicio y siempre en la comunión de la Iglesia».
María Martínez López
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