EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "Por sus frutos los conoceréis". (Evangelio del día). El fruto es el resultado de la labor silente, callada, desde la humildad, sin protagonismo, del árbol. Y, a mejor fruto, mejor árbol. Y, a más sabroso fruto, más apreciado árbol. Jesús utiliza este ejemplo porque demuestra de una forma patente, sin grandes explicaciones ni complicaciones, el resultado de la tarea del evangelizador. ¿Es verdad que nuestro cometido es sembrar y no esperar la cosecha? Sí, pero también lo es ver el resultado de nuestra misión porque veremos donde mejorar y, aunque nos duela, las ramas que hay que podar. También, y es nuestra responsabilidad, los tallos que hay regar para dar mejor fruto. Pero también Jesús hace referencia a "lobos vestido de corderos", nos pone en aviso para que podamos discernir entre lo bueno y lo malo y ser cautos con frutos golosos ¿el pecado?. Seamos, entonces, buenos árboles que, desde la sencillez de vida y la fidelidad a la misión que nos encomienda Dios (si es uva, es uva, y si es manzana, es manzana) cumplamos su voluntad. Santa María, madre del creyente, ruega por nosotros.
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