2014-06-28 Radio Vaticana
(RV).- (Con audio)
En la mañana de este sábado, el Santo Padre Francisco recibió a la Delegación Ecuménica del Patriarcado de Constantinopla, presentes en Roma en ocasión del tradicional intercambio de delegaciones por las fiestas de los Santos Patronos, el 29 de junio en Roma, por la celebración de los santos apóstoles Pedro y Pablo y el 30 de noviembre en Estambul, por la celebración de San Andrés apóstol.Al recibirlos con una “calurosa bienvenida”, el Santo Padre expresó su agradecimiento al Patriarca Bartolomé I y al Santo Sínodo “por haberlos enviado para compartir la alegría esta fiesta”.
El Papa recordó los encuentros con “el amado hermano Bartolomé”, en ocasión de la común peregrinación a la Tierra de Jesús, donde tuvieron la gracia de revivir “el abrazo que tuvo lugar 50 años atrás en Jerusalén” entre sus predecesores Atenágoras y Pablo VI. “Un gesto – dijo Francisco – que dio un impulso decisivo a un camino que, gracias a Dios, no se ha más detenido”.“La alegría de este encuentro – continuó el Santo Padre - se ha renovado cuando idealmente concluimos juntos esa peregrinación, elevando en la tumba del apóstol Pedro una ferviente invocación a Dios por el don de la paz en Tierra Santa, junto a los presidentes israelí y palestino”.
El obispo de Roma subrayó que estas ocasiones de encuentro fraterno donadas por el Señor fueron una “posibilidad de manifestar el uno por el otro el amor en Cristo que nos une y de renovar la voluntad compartida de caminar juntos en el camino hacia la plena unidad”.“Sabemos bien, destacó el Papa, que esta unidad es un don de Dios, un don que el Altísimo nos da la gracia de conseguir desde ahora, cada vez que por la fuerza del Espíritu Santo, logramos mirarnos a los ojos los unos a los otros ‘con los ojos de la fe’, a reconocernos por lo que somos en el plan de Dios, en el designio de su eterna voluntad y no por lo que las consecuencias históricas de nuestros pecados nos han llevado a ser. Si aprenderemos a mirarnos siempre los unos a los otros en Dios, será todavía más veloz nuestro camino y más ágil la colaboración en tantos campos de la vida cotidiana que ya ahora, felizmente, nos une”.
El Santo padre subrayó que esta mirada teologal nutrida de fe, esperanza y amor, es capaz de generar una reflexión teológica auténtica que es, en realidad, una verdadera Scientia Dei: participación a la mirada que Dios tiene sobre sí mismo y sobre nosotros. Esta reflexión - constató - nos acercará los unos a los otros, en el camino de la unidad, aun si partimos desde perspectivas diversas. Por lo tanto, dijo, “confío y rezo, para que el trabajo de la Comisión mixta internacional pueda ser expresión de esta comprensión profunda, de esta teología hecha de rodillas”. La reflexión sobre conceptos de primado y de sinodalidad, sobre comunión en la Iglesia Universal, sobre el ministerio del Obispo de Roma - aseveró el Papa -no será, entonces, un ejercicio académico ni una simple disputa entre posiciones inconciliables.
(MCM-RV)
En la mañana de este sábado, el Santo Padre Francisco recibió a la Delegación Ecuménica del Patriarcado de Constantinopla, presentes en Roma en ocasión del tradicional intercambio de delegaciones por las fiestas de los Santos Patronos, el 29 de junio en Roma, por la celebración de los santos apóstoles Pedro y Pablo y el 30 de noviembre en Estambul, por la celebración de San Andrés apóstol.Al recibirlos con una “calurosa bienvenida”, el Santo Padre expresó su agradecimiento al Patriarca Bartolomé I y al Santo Sínodo “por haberlos enviado para compartir la alegría esta fiesta”.
El Papa recordó los encuentros con “el amado hermano Bartolomé”, en ocasión de la común peregrinación a la Tierra de Jesús, donde tuvieron la gracia de revivir “el abrazo que tuvo lugar 50 años atrás en Jerusalén” entre sus predecesores Atenágoras y Pablo VI. “Un gesto – dijo Francisco – que dio un impulso decisivo a un camino que, gracias a Dios, no se ha más detenido”.“La alegría de este encuentro – continuó el Santo Padre - se ha renovado cuando idealmente concluimos juntos esa peregrinación, elevando en la tumba del apóstol Pedro una ferviente invocación a Dios por el don de la paz en Tierra Santa, junto a los presidentes israelí y palestino”.
El obispo de Roma subrayó que estas ocasiones de encuentro fraterno donadas por el Señor fueron una “posibilidad de manifestar el uno por el otro el amor en Cristo que nos une y de renovar la voluntad compartida de caminar juntos en el camino hacia la plena unidad”.“Sabemos bien, destacó el Papa, que esta unidad es un don de Dios, un don que el Altísimo nos da la gracia de conseguir desde ahora, cada vez que por la fuerza del Espíritu Santo, logramos mirarnos a los ojos los unos a los otros ‘con los ojos de la fe’, a reconocernos por lo que somos en el plan de Dios, en el designio de su eterna voluntad y no por lo que las consecuencias históricas de nuestros pecados nos han llevado a ser. Si aprenderemos a mirarnos siempre los unos a los otros en Dios, será todavía más veloz nuestro camino y más ágil la colaboración en tantos campos de la vida cotidiana que ya ahora, felizmente, nos une”.
El Santo padre subrayó que esta mirada teologal nutrida de fe, esperanza y amor, es capaz de generar una reflexión teológica auténtica que es, en realidad, una verdadera Scientia Dei: participación a la mirada que Dios tiene sobre sí mismo y sobre nosotros. Esta reflexión - constató - nos acercará los unos a los otros, en el camino de la unidad, aun si partimos desde perspectivas diversas. Por lo tanto, dijo, “confío y rezo, para que el trabajo de la Comisión mixta internacional pueda ser expresión de esta comprensión profunda, de esta teología hecha de rodillas”. La reflexión sobre conceptos de primado y de sinodalidad, sobre comunión en la Iglesia Universal, sobre el ministerio del Obispo de Roma - aseveró el Papa -no será, entonces, un ejercicio académico ni una simple disputa entre posiciones inconciliables.
(MCM-RV)
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