En febrero se cumplieron 250 años de la consagración de la iglesia Mayor parroquial por parte del entonces obispo Tomás del Valle, aunque su terminación se demoró hasta las primeras décadas del siglo XIX. Su diseño primitivo se atribuye a Alejandro María Pavía.
Esta efeméride ha sido celebrada hoy, coincidiendo con la festividad de San Pedro y San Pablo, titulares de la parroquia, de forma que a las 12,30 horas se ha celebrado una ceremonia presidida por el párroco Jesús Guerrero Amores, y a las 20,00 horas, se ha celebrado otra presidida por el vicario parroquial, Pedro Enrique García Díaz, y concelebrada por el carmelita, fray Héctor Cáceres Salazar. En esta última función, la solemnidad ha sido aportada por la escolanía de niños del Conservatorio Chelista Ruiz Casaux, bajo la dirección de Maria Eugenia Perales Alost.
A su valor artístico, aunque perdido también con la eliminación del retablo del altar mayor, hay que añadir el histórico, pues este edificio, declarado en 2008 como Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento, fue en el año 1810 escenario del juramento los diputados de las primeras Cortes Constituyentes de España, momento que se recoge un óleo de Casado del Alisal que se conserva en el Congreso de los Diputados y en una réplica que se encuentra en la sacristía de la parroquia.
Las homilías conmemorativas de la efeméride recuerdan que aparte de la grandeza arquitectónica del primer templo de la ciudad, sus mayores pilares radican en los fieles que siglos después siguen llenando la iglesia
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