lunes, 2 de junio de 2014

35 MIL NEOCATECUMENALES EN EL MESTALLA.




Cerca de 35 mil miembros del Camino Neocatecumenal   se reunieron ayer por la tarde en el campo de fútbol  de Mestalla para celebrar el último encuentro vocacional en tierras españolas, tras los pasados encuentros de Cádiz y Santiago de Compostela. En este encuentro presidido por el arzobispo de Valencia mostraron su disposición a la Evangelización para Asia 172 chicos para ser sacerdotes, 200 chicas y 200 familias para la misión asiática
Noticia digital (02-VI-2014)

Foto: Alberto Sainz / AVAN
Asistieron jóvenes de la zona noroeste de España: de Cataluña, Aragón, Albacete, de Murcia asistieron 4 mil y de Valencia 6 mil. También se desplazaron de Madrid otros miles de jóvenes, aunque muchos neocatecumenales madrileños ya asistieron al encuentro de Santiago. Y no sólo españoles sino también se desplazaron de Bélgica, Luxemburgo, cerca de 300 franceses y 5 mil italianos.
Eran las cinco y media de la tarde y la mitad del campo valenciano lleno de chicos y chicas adolescentes y miles de familias repletas de niños que correteaban por el terreno de juego. Kiko Argüello y Carmen Hernández, acompañados esta vez por el padre Rino Rossi, responsable de la Domus Galileae de Israel, ya que el padre Mario Pezzi no pudo asistir, mostraron su sorpresa al ver a tantos jóvenes reunidos para el encuentro.
Como ya es costumbre en estos encuentros, al inicio se realizó una procesión de entrada  de la imagen de la Virgen de los Desamparados portada por presbíteros de los seminarios Redemptoris Mater. Kiko Argüello apostilló: «La Virgen de los desamparados, de los últimos de los pobres está hoy con nosotros», y en varias ocasiones recalcó la importancia de la Virgen en la inspiración de este itinerario de fe católica.
Durante más de una hora, Kiko Argüello anunció el Kerigma, predicó el mensaje salvífico de Cristo, y lo hizo con el Kerigma que ha titulado de Los tres ángeles, como el que escribió en el pequeño libro que ha publicado el pasado año, y del que anunció que está produciendo conversiones de personas con gran sufirmiento en diversas partes del mundo. Durante su intervención, Argüello profundizó en que el sufrimiento del hombre es haber pecado y no poder amar. «Dios le dijo a San Jerónimo, quiero tus pecados, dame tus pecados, y también os dice a vosotros dame tus pecados, no quiero tu dinero, ni tus buenas obras».
Dios -añadió- nos libera de la esclavitud del pecado y su amor es la única verdad. Y en uno de los momentos más álgidos de la predicación con la cruz de bronce en la mano, exhortó: «Dios quiere que participemos de este amor, y está dispuesto a que con Él, yo ame así, suba a la cruz y me deje crucificar, porque esto es lo único que a mí me satisface porque es vivir en la verdad».
Este encuentro, centrado en la petición de vocaciones misioneras para la evangelización de Asia, fue enmarcado dentro de la celebración de la liturgia de la Palabra presidida por el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, acompañado del obispo de Castellón, monseñor Casimiro López Llorente, y del obispo de Ibiza, monseñor Vicente Juan Segura. Monseñor Osoro dirigió unas palabras de ánimo y de invitación a la escucha tras la proclamación del Evangelio, y parafraseando las palabras de Jesús a sus discípulos concluyó: «Te doy gracias Padre, porque has escondido  estas cosas a sabios y entendidos, pero se se las has revelado a la gente sencilla, a los que se postran, a los que aceptan y sólo asimilan cuando el amor de Dios ocupa mi vida, y entrega su poder, entrega su amor y me da su misión y me da su ser. Escuchad».
La semana que viene, los iniciadores del Camino irán a diversas ciudades de Asia para realizar estos encuentros vocacionales. Visitarán países como Filipinas, Japón y Corea del sur. Durante el encuentro, Kiko Argüello contó una anécdota del Papa Francisco, quien durante una reunión con la Conferencia Episcopal Italiana habló del futuro de Europa respecto a la familia: «En Europa, faltan niños, hijos, faltan chicos, pero gracias a Dios tenemos los kikos». Argüello concluyó diciendo cómo El Santo Padre reconoce que los matrimonios del Camino han obedecido con seriedad a las palabras de la Iglesia respecto a la moral familiar.
Juan Ignacio Merino

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