Entrevista a mons. Zornoza con motivo de su visita Ad Limina y elecciones en la Conferencia Episcopal Española
Rafael Zornoza Boy fue recibido en el Vaticano por el papa Francisco en la audiencia, prevista para los obispo del Sur de España, del sábado 8 de marzo. Durante este encuentro, don Rafael pudo saludar al Santo Padre y presentarle la realidad de la diócesis de Cádiz y Ceuta.
- Don Rafael, usted pidió en una nota leída en las parroquias que rezáramos por usted y por esta Visita Ad Limina ¿han surgido efecto las oraciones?
Estoy convencido de que sí (risas), han sido muy eficaces. En mi corazón he llevado a la Diócesis y, al Santo Padre, le he querido explicar la situación de la diócesis de Cádiz y Ceuta.
- ¿Qué impresión le ha dado el papa Francisco de cerca?
Me he quedado muy sorprendido, aunque ya le había saludado en otras dos ocasiones de forma corta. Me ha dejado verdaderamente emocionado porque la conversación con él es de una hondura, de una claridad, de una mirada evangélica –sobrenatural- y al mismo tiempo de una cercanía que me he sentido como un hijo que escucha a un padre sabio y al que tiene que seguir.
- ¿Qué preocupaciones le pudo transmitir?
En la conversación con los obispos salieron temas que son comunes. Empezando por la carestía, la dificultad económica de la crisis y la dificultad para sobrevivir de tantas familias. Esto está muy unido con los temas de la pobreza radical y de una convivencia que se hace difícil. Al mismo tiempo con la experiencia muy rica de nuestra iglesia diocesana que se vuelca con los pobres, dando de lo que tiene para vivir, a todos los niveles.
Pero también la importancia que tiene entre nosotros la emigración, los emigrantes, con la singularidad del paso del Estrecho y de la ciudad de Ceuta. Precisamente estas semanas pasadas ha seguido siendo el foco de las noticias por una problemática excepcional, pero muy cruda, que se ha estado viviendo. Le he agradecido, al papa Francisco, sus gestos y sus palabras –sobre todo en Lampedusa- que ha nosotros nos han servido de un apoyo inestimable para abrir los ojos y pedir justicia a quienes tiendan su mano para resolver los problemas.
- ¿Qué consejo recibió a cambio?
Más que consejo, la confirmación de que tenemos que estar enormemente pendientes. Y de un problema mucho más amplio que es el del comercio humano y la esclavitud, la trata de las personas, que se desarrollan en ambientes parecidos y que afecta a millones de personas. Esto es una realidad que está por encima de la nuestra pero que también tiene una influencia muy directa.
- Sabemos que el papa Francisco es muy sensible con las situaciones de periferia. Coincide esta preocupación, con unas palabras suyas publicadas el pasado febrero en el semanario “Alfa y Omega” con relación a lo sucedido en la frontera ceutí del Tarajal. Cito textualmente sus palabras publicadas: «aquí enterramos a los muertos y sentimos el dolor de las personas».
El papa Francisco, en todo lo que expresa, es muy sensible a esta manifestación de la caridad y en la cercanía de las personas. En el caso particular de esta declaración, yo quise mostrar que no es simplemente asistencialismo lo que hacemos sino que nuestro carácter cristiano empieza por valorar a los vivos y a los difuntos. Es una obra de misericordia enterrar a los muertos y nosotros lo hacemos, rezamos por ellos. Pues eso no lo hace, absolutamente, nadie más. Es un marchamo cristiano, una marca, que nos identifica.
- Otro sufrimiento es el paro. Con relación a esta “periferia”, los sacerdotes del arciprestazgo de Cádiz interior publicaron una carta en la que mostraron su preocupación “al ver cómo se siente amenazada la vida de muchas personas y familias” ¿Debemos seguir denunciando este tipo de situaciones de injusticia sin perder nuestra identidad?
Las iniciativas que se hacen en los ámbitos más reducidos, como arciprestazgos o parroquias, son de todo tipo. Yo quise marcar en la carta pastoral de Cuaresma, de una forma más universal y diocesana, las pautas de cómo la entiende la Iglesia en su renovación de la vida bautismal y en la recuperación y reavivación de la fe, de la esperanza y de la caridad. Entonces, en esto, como nos enseña la Iglesia y la Doctrina Social, y el mismo Concilio, es importante que se atienda a los daños y se denuncien también las causas.
Sin embargo, hay causas que están ya denunciadas repetidas veces. No es solamente una labor de una denuncia social y política que pueden tener más lecturas. Yo creo que eso se debe hacer pero con cierta distancia, sabiendo que además de la denuncia nosotros queremos tener propuestas y queremos anunciar, denunciar y anunciar, a Cristo. Y pedir a los cristianos la implicación en la colaboración con los estamentos del mundo, de la economía, de la política; de manera que nuestra fe no sea una fe que se separa de la realidad sino que se encarna hasta lo más profundo de la realidad para dar respuesta a la vida de las personas. Por tanto, me parece que es muy necesario hacer la propuesta del anuncio, de acciones, de medidas, que sean enteramente cristianas y que busquen salidas.
- Al regresar de Roma tuvieron que elegir nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española ¿Se esperaba la elección de Ricardo Blázquez?
Era muy previsible, no nos ha extrañado a nadie. Porque es un hombre muy querido, que ha sido ya presidente y que seguía en la vicepresidencia. Es un hombre, además, muy profundo; un buen teólogo y, al mismo tiempo, un pastor de una trayectoria muy reconocida. Es un hombre muy conciliador, a nadie nos ha extrañado, a mí por lo menos (risas de nuevo).
- ¿Qué papel ocupa usted en ese nuevo organigrama?
- ¿Qué papel ocupa usted en ese nuevo organigrama?
Sigo en la Comisión Episcopal del Clero y me han pedido colaboraciones en Juventud y Emigraciones. Pero las haré puntualmente, porque estar en más de una comisión lleva muchísimo tiempo y la distancia de Cádiz, del centro de España, donde se organiza la mitad de las acciones nacionales, reuniones y Jornadas, pues me complican muchísimo estar presente en la Diócesis.
- Su colaboración, entonces, sería puntual como colaborador…
Sí.
- En esta etapa de cambios en la Iglesia Española – Madrid, Barcelona- además de ese nuevo estilo de Francisco a la hora de evangelizar ¿cree usted que se sentirá en breve?
No tengo ninguna duda de que se va a notar, porque se está notando ya en muchos planteamientos. Francisco marca un estilo que es muy propio pero, más allá de lo que es su estilo personal o su carácter, hay unas propuestas y unas ideas de evangelización que son las que realmente propone en su magisterio y en su acción pastoral. Entonces, esto ya se está notando.
Después, con el cambio de las personas vienen muchos más cambios y depende mucho de cada persona el sello personal que le dé. Ahora, sea cual sea el ámbito, es el de esa dirección que se imprime ahora a la vida de la Iglesia.
- ¿Con Ricardo Blázquez se notará?
Yo espero que sí.
- ¿Se divirtieron en la Conferencia Episcopal como el mismo papa Francisco les pidió?
En mi caso no mucho, porque fue una Conferencia muy trabajosa, con muchos temas interesantes y de mucho calado. Pero por culpa de las votaciones, que suponen una atención tan larga y especial, los temas que se tratan son menores y se les presta una atención compartida con lo que se está haciendo. Se sale todos los días mucho más tarde, entonces, la diversión es relativa (risas).
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