martes, 25 de junio de 2013

¡TIERRA SANTA CAUTIVÓ PARA SIEMPRE MI CORAZÓN!

Hetepheres y yo en el Huerto de Getsemaní junto a los olivos milenarios 
(Jerusalén)



¡Ya ha pasado un año y parece que fue ayer! 

Para ciertas cosas, ciertas situaciones en la vida el tiempo pasa demasiado deprisa, corriendo diría yo,   que no tienes sensación de que ni los meses han pasado. 

Hace justamente un año, ayer día de San Juan Bautista, iniciábamos un viaje sin retorno: Peregrinábamos a Tierra Santa, la Tierra del Señor, y lo hacía con la clara pretensión de caminar por una senda especial, por un Camino sin vuelta atrás, andar hacia un horizonte que sabes, de antemano, te da felicidad en todos los sentidos de tu existir. Y fuimos "Tras los pasos de Jesús", anduvimos sus caminos, visitamos los Santos Lugares donde Él estuvo, habitó, Predicó, se hizo Dios siendo Hombre, y por eso fue martirizado hasta morir en la Cruz para después Resucitar y darnos la vida eterna a todos y cada uno de nosotros.

Fue un viaje muy especial porque se unían muchas situaciones: No conocíamos a nadie, salvo al Sacerdote que llevaba la dirección espiritual de la misma y que es nuestro director espiritual; nuestro querido Padre D. Manuel Orta, y eso hacía que estuviéramos abierto a nuevas experiencias, a nuevas amistades, a nuevos conocimientos. 

Cuando llegamos a Barajas nos encontramos a D. Manuel Orta, estaba rezando como siempre en un banco del aeropuerto, juntos nos fuimos a merendar hasta que se hacía la hora de embarcar hacia Tel Aviv, primera parada, inicio de un viaje que todavía perdura en mi corazón. En esa cafetería del aeropuerto nos pusimos al día de muchas cosas porque nos une una buena amistad que se une a la tan necesaria dirección espiritual que tanto Hetepheres como yo necesitamos tanto. Es un hombre de Dios y como tal  se comporta a diario.

¡Un año! ¿Quién lo diría?

Y empezó porque un día hablando con D. Manuel nos enteramos, casi de casualidad, que él iba a llevar la dirección espiritual de esta peregrinación y pensamos, ¿Cuando se nos va a presentar otra oportunidad igual?

Podrá haber muchas más peregrinaciones, nosotros las esperamos y anhelamos, pero nunca como la primera porque en ella convivimos con un grupo de personas extraordinarias en todos los sentidos. Hicimos buenos y queridos amigos, a los que consideramos como hermanos, que a pesar de la distancia nunca puede ser el olvido. Especial fue el viaje, que no fue tal porque fue una peregrinación y especiales fueron las personas con las que la hicimos, como lo es nuestra querida amiga Alicia a la que queremos como una verdadera hermana, y así todos.

Para mí, hombre esencialmente espiritual, el poder tocar, pisar, ver, oler, sentir cada sitio donde estuvo Cristo hecho Hombre fue una experiencia de vida y todo lo pude compartir con mi mujer, compañera hasta la eternidad que ha querido regalarme el Señor.

Visitar Monte Carmelo, Nazaret, la Basílica de la Anunciación, ver la Gruta donde el Arcángel S. Gabriel se anunció a la Virgen Santísima, el Lago de Tibieríades, el Monte de las Bienaventuranzas, el Lugar de la Cátedra de Pedro, donde se hizo el milagro de la multiplicación de los panes y peces, Caná de Galilea, donde renovamos nuestras promesas matrimoniales, el Río Jordán, donde renovamos las promesas del Bautismo, Monte Tabor y, al final, ¡JERUSALÉN!. 

Y allí, todos los Santos Lugares, principales lugares: Belén, Getsemaní, Muro de la Lamentaciones, Cenáculo, Vía Dolorosa, SANTO SEPULCRO..., y tantos lugares donde Jesús nos impartió un Evangelio de Vida. Tres momentos principales fueron especiales para mí. Tres momentos donde un escalofrío me recorrió el cuerpo y me transformó. Tres momentos, en tres lugares diferentes, donde pude percibir como moría el hombre viejo y nacía el hombre nuevo.

¡EL SANTO SEPULCRO! No os puedo ni decir, no existen palabras para poder definir tantas emociones, tantos sentimientos, tanta plenitud. Orar en el mismo lugar donde Jesús fue clavado en la Cruz, tocar con mis pobre dedos donde fue depositado el madero que portó el Cuerpo del ser más Glorioso, más Eterno, más Misericordioso, Más lleno de Amor que es Jesús, el Nazareno y orar, en silencio, con la tranquilidad y el sosiego que da el Santo Lugar donde fue depositado el cuerpo mortal de Cristo y donde se produjo el Misterio de la Resurrección: ¡El Santo Sepulcro!

Podréis pensar que es una exagareción, pero prometí ante el Sepulcro Santo que daría mi vida por defender, como aquellos cristianos del primer milenio, esa Santa Tierra donde Nació, Vivió, Predicó, sufrió un atroz Martirio hasta Morir en la Cruz Nuestro Señor Jesucristo y que después Resucitó y Ascendió a los Cielos. A partir de ahí permanece con nosotros siempre porque habita en nuestros corazones y en cada Sagrario de cada Iglesia. 

Él nos espera siempre, en cada Iglesia, en cada Sagrario, y en especial en Tierra Santa para enseñarnos a ser mejores cristianos, buenos discípulos suyos. 

Hace un año que peregriné "Tras los pasos de Jesús" y sigo caminando junto a Él, como los discípulos de Emaús, todos los días de mi vida.

Ruego a Dios que bendiga a todos los peregrinos que parten hacia Tierra Santa, la Tierra de Jesús.

Recibid, mis queridos hermanos, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

Jesús Rodríguez Arias.

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