La culpa es un sentimiento amargo, que experimentamos al mirar hacia atrás con la sensación de que nuestra conducta no ha sido apropiada. Puede basarse en un acontecimiento real o imaginario, pero la emoción que se experimenta al evocar el hecho puede ser igual de desagradable.
Es uno de los sentimientos más destructivos y que más daño puede hacer, porque ese fantasma del pasado, extiende su influencia a lo que vivimos hoy y, a veces, su efecto es paralizante. Nos pasamos la vida buscando algo que nos realice, un futuro mejor, la felicidad..., y a la vez dejamos pasar el presente.
Es una sensación que molesta y entorpece al deseo de ser feliz. Hace daño y hay que superarlo y evitar obsesionarse.
Para dejar de lado esa sensación hay que revisar nuestra propia exigencia; la exigencia hacia los otros; aprender a no buscar culpas fuera; y aprender a encontrar causas y no culpables.
Lo debes hacer:
- Llámalo responsabilidad, no culpa.
- Acepta que eres humano y cometes errores.
- Perdónate. El perdón te hará libre.
- Sigue adelante. La culpa solo hace referencia al pasado, que ya no está.
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