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Con motivo de su reciente declaración como Doctor de la Iglesia Universal, las reliquias de San Juan de Ávila, cuyo sepulcro se venera en el Santuario que en Montilla guarda su cuerpo, cumplieron su prometida y esperada visita a nuestra Diócesis, como parte de una extensa peregrinación por distintas diócesis españolas.
Y como estaba planificado, el último tramo del recorrido de esta visita fue a nuestro Seminario Diocesano “San Bartolomé”, que las recibió en la tarde noche del pasado viernes 18 hasta la media mañana del sábado 19.
El Seminario, auténtico “corazón de la Diócesis” según expresión del Magisterio de la Iglesia, recibió las reliquias del “corazón sacerdotal” de san Juan de Ávila, que permitió la vivencia de unos momentos inolvidables en la fe y en la devoción con nuestros queridos seminaristas. Les presento la sentida crónica que escribió uno de ellos compartiéndonos las vivencias de tan grato y edificante momento:
“Un corazón como el del Maestro Ávila”,
por Gabriel Mourente Cano, Seminarista de 1º Año.
Esta mañana hemos despedido las reliquias del patrón del clero español Juan de Ávila, que ha estado en nuestro seminario por dos días. Esta visita se encuadra dentro del periplo que por España realizan los restos mortales del recién nombrado Doctor de la Iglesia a iniciativa de sus custodios en el santuario de Montilla (Córdoba), emprendido al objeto de acercar la figura y enseñanzas del santo a los fieles.
Tras unos días en nuestra diócesis, ayer por la tarde vimos entrar su magnífico relicario en el coro de la S. A. I. Catedral, donde presidió el rezo de vísperas, con asistencia del cabildo catedralicio, sacerdotes, religiosos, seminaristas, fieles y devotos. Al final de la oración pudieron venerarse las reliquias del apóstol de Andalucía, que fueron llevadas en procesión por nuestros diáconos a la iglesia de Santiago, donde se celebró una Eucaristía y posteriormente un rato de oración vocacional con vídeos, cantos y exposición de Su Divina Majestad. Fuimos edificados por la fervorosa prédica de nuestro padre espiritual, que versó en torno al verdadero corazón del pastor y las actitudes sacerdotales vividas y enseñadas por el maestro Ávila.
Ya entrada la noche, nos acercamos en medio de un fuerte temporal a la capilla de las queridas hermanas de la Cruz, que recibieron gozosas la visita del insigne doctor con sus delicadas voces. Tuvieron la caridad de ofrecernos unas toallas a algunos de los seminaristas que estábamos calados hasta los huesos, y expresaron proféticamente durante la oración su intenso deseo de la fundación de un seminario menor en nuestra diócesis. El acto incluyó un alarde de erudición de nuestro estimado compañero Rubén, que nos describió pieza por pieza el soberbio relicario argénteo. Éste está elaborado según el modelo del patio de la modesta casa que el santo habitó en Montilla. En la parte inferior se representa una escena de predicación del maestro junto a un pozo enmarcada en pámpanos de la vid, signo de Cristo Eucaristía. En la parte superior hay una urna –alojando su clavícula- a imitación de la que mandó fabricar San Francisco de Borja para sepultar a Juan de Ávila, signo del arca de la Nueva Alianza. Culminando todo el conjunto, encontramos el corazón del maestro.
Hoy, muy de mañana, tras desafiar de nuevo las inclemencias del tiempo, trajimos de vuelta los venerables restos de nuestro patrón, siendo fervorosamente despedidos tras la celebración de las laudes y la Santa Misa en la Iglesia de Santiago.
Sin duda alguna, estos entrañables acontecimientos nos han sido de un gran provecho espiritual, que esperamos redunden en la renovación de nuestra diócesis y susciten corazones generosos que se entreguen sin reservas en un amor de totalidad a Dios y las almas.
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