¿Cómo nace un 'tuit' del papa"
«Cuando nos abandonamos totalmente en el Señor, todo cambia. Somos hijos de un Padre que nos ama y nunca nos abandona». Fue el tuit de Benedicto XVI lanzado el miércoles 2 de enero. Se reanudan así las intervenciones con ocasión de la audiencia general. El primer tuit se publicó el 12 de diciembre, fecha histórica que marcó el debut del Papa en las redes sociales con el seguidísimo tuit: «Queridos amigos, me uno a vosotros con alegría por medio de Twitter. Gracias por vuestra respuesta generosa. Os bendigo a todos de corazón». El uso del nuevo medio de comunicación a través del account @pontifex fue un gesto que explicó indirectamente el Pontífice precisamente durante la catequesis de ese día, en la cual subrayó que «Dios no se ha retirado del mundo, no está ausente, sino que nos sale al encuentro en diversos modos que debemos aprender a discernir».
«Que el Señor os bendiga y os proteja en el nuevo año», se lee en el tuit del 1 de enero que remite a las Escrituras judías tanto directa– «El señor te bendiga y te proteja» (Nm 6, 24) – como indirectamente: «Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros» (Sal 67).
Sobre cómo nacen los tuits de Benedicto XVI es de lo que habló el presidente del Consejo pontificio para las comunicaciones sociales, el arzobispo Claudio Maria Celli, en una entrevista concedida al noticiero televisivo italiano «Tgcom24». «Las oficinas de la Secretaría de Estado preparan un texto que el Papa debe aprobar. Creemos y queremos firmemente que los tuits sean realmente de Benedicto XVI», afirmó el prelado. Respondiendo a las preguntas de Federico Novella y Fabio Marchese Ragona, el arzobispo subrayó que «el Papa interviene en los textos». Celli no oculta que los comentarios en los tuits no han sido siempre positivos. «Ha llegado de todo. Hemos tenido mensajes bellísimos, de jóvenes, no tan jóvenes y de varios continentes. También mensajes irónicos, ofensivos, críticas. Pero confieso que para nosotros, que vivimos en este ambiente, no ha sido una sorpresa. Éramos plenamente conscientes de lo que sucedería: cuando el Papa quiere entrar en diálogo con el hombre de hoy y ponerse a su nivel, hay riesgos que hay que correr y aceptar».
Tomado de L’Osservatore Romano - edición española
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