El pasado domingo, al llegar a nuestra casa de Villaluenga de asistir a Misa y a casa de Charo, abrí un correo en el que me informaban de la peor de las noticias que podía recibir: Mi querido amigo y hermano del alma, Emilio Prieto Pagnas, había fallecido.
Os puedo decir que me derrumbé, que la tristeza se instaló en el penúltimo día del año dos mil doce y que recé por su alma, para que ya descansara del inmenso dolor de la infausta enfermedad que ha padecido en los últimos meses.
Mi relación con Emilio transcendía lo meramente profesional, los dos ejercíamos la Función Pública en el Ayuntamiento de San Fernando, porque nos conocíamos de toda la vida pues, los dos, proveníamos del mismo apostolado: El Cofrade.
Emilio fue, parece mentira que esté escribiendo en pasado, un caballero de los pies a la cabeza, además de un verdadero humanista. Ejercía el humanismo, que le caracterizaba, en todos los lugares: En el trabajo, en la familia, con los amigos, en su vida. Para él siempre antes que nada fue la persona, su dignidad e integridad eran para él incuestionables en el código de honor que tenía sellado a fuego en su corazón.
Hombre de gran bonhomía, un intelectual con rasgos de bohemio que hacía de él una persona única e irrepetible. Su fe en Cristo y María la atesoró hasta los últimos momentos de su vida y ejerció su particular vocación por medio de las Hermandades y Cofradías, en sus queridas Hermandades de Misericordia y Vera+Cruz. Escritor, articulista, hombre dotado de una gran cultura, gran tertuliano, un enamorado de la lectura y de SU FAMILIA.
Tengo que decir que siempre entendí a Emilio, su forma de ser, su manera de pensar y de vivir eran parte de su ser, de su manera de ver este mundo a los que muchos quieren dominar y que siempre nos domina.
En lo personal, decir que siempre fueron facilidades. Aún recuerdo cuando estando al cargo de organizar el Certamen Literario de mi querida Hermandad de los Afligidos le propuse para formar parte del Jurado del mismo. Su contestación fue como siempre: ¡Estoy a tu entera disposición! Jesús, a ti no te puedo negar nada. Me acuerdo, porque lo comentábamos la ilusión que le hizo el formar parte del Jurado de esa Edición, como veló para que los trabajos premiados estuvieran sujetos al ideario de la Cátedra "José María Franco Delgado". El grabado con el que fue obsequiado, junto a los demás miembros del Jurado, le hizo una tremenda ilusión porque quería y admiraba, desde siempre, a la Hermandad de Los Estudiantes de San Fernando.
Debo decir que desde que me enteré de su delicado estado de salud no he parado de rezar todos los días por él, por su curación, porque la enfermedad no fuera cruel con un hombre tan bueno. Desde el domingo rezo por su alma que está ya instalada en la Gloria junto a Jesús y María que son verdadera Misericordia y Piedad. Él que se ha ido, que ha dejado este mundo terrenal, lo ha hecho a la Vera de la Cruz, sosteniéndola con fuerza a pesar de la debilidad, para llegar a Cristo al cual amaba y quería con amor de niño, que es el amor más puro que existe.
Le pido a Dios que le de consuelo a su familia, a sus hijos, que nos de consuelo a todos cuántos los queríamos, y los seguimos queriendo, porque para mí, Emilio Prieto Pagnas, que ya disfruta de la Presencia de Dios Padre sigue estando muy presente en mi vida y así quiero que esté hasta que el Padre me llame para darle cuentas de mi vida, del uso de los talentos que ha puesto en mis manos y allí me encuentre con mi querido Emilio para seguir con una conversación que dure toda la eternidad.
Hasta entonces, Emilio: ¡Espérame en el Cielo!
Con mi cariño, respeto y admiración a Emilio Prieto Pagnas.
Jesús Rodríguez Arias.
Soy la hija de Emilio, María, y no me había encontrado este artículo hasta hoy. Aún recuerdo ese día y me dura esa sensación amarga en el cuerpo. Me ha emocionado muchísimo leer estas preciosas palabras, no sabría como agradecérselo..
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte de su hija.
María Eugenia Prieto Maehokama.
No sabes cuanto me alegro de tu mensaje María pues yo quería mucho a tu padre, lo admiraba porque era un perfecto humanista. Un abrazo muy grande y ya sabes donde me tienes para lo que puedas necesitar.
ResponderEliminar