En esa frase se resume toda una vida de dedicación en lo profesional o en cualquier actividad que hayas podido realizar, la mayor de las veces con grandes sacrificios personales y familiares. Gracias por los servicios prestado se convierte en un tratamiento de despedida frío y distante, pero al menos cuando lo recibes tienen contigo un detalle, lleno de formalismo, y eso agrada.
Cuando terminas con tu vida profesional, además de esta fría despedida, tus compañeros te tributan un sincero homenaje y organizan un almuerzo, cena o copas para que te lleves un recuerdo imborrable como lo es el tiempo que has pasado con ellos. Algunas veces estás más tiempo con tus compañeros de trabajo que con tu propia familia y se llegan a convertir en parte de la misma. Algunos llegarán a ser buenos amigos que compartirán contigo; bodas, bautizos y demás celebraciones familiares y otros le tendrás el cariño propio de los años compartidos. Esto es lo normal porque en otros casos la persona que cesa en sus funciones, no suelen ser las que se jubilan, son maltratadas por los rectores que están dirigiendo la Institución. Eso sucede cuando hay cambios de equipos directivos y los miembros de los cesantes son literalmente "quitados del medio". En los políticos es normal que se produzca este cambio, pero en otras instituciones privadas dejan mucho que desear las formas y el fondo de la cuestión. Conozco a muchos amigos que han sufrido tales avatares en el último año y sólo por ser de la confianza del dirigente saliente de la entidad o institución en cuestión.
Esto también sucede cuando dejas de pertenecer a una directiva o junta y lo haces por razones de coherencia personal, por disconformidad con las formas y como se tratan los problemas y las posibles soluciones. Cuando esto sucede es por el gran oscurantismo y la opacidad en la gestión de los máximos responsables. Tengo casos de ostentar cargos de máxima "confianza" y "responsabilidad" y ser de los últimos en enterarte y las cuestiones que planteas no son ni tenidas en cuenta por las personas de confianza del máximo dirigente de la Entidad, llámese como se quiera o cada uno piense, ésta se convierte en una situación tan anómala que solo se plantea la dimisión de carácter irrevocable, término este en desuso en la España que nos ilumina.
Cuando la situación antes mencionada se da no esperes recibir el tratamiento formal de "gracias por los servicios prestados", en el mejor de los casos ni te mirarán a la cara, te boicotearán, humillarán, insultarán..., siempre a tus espaldas, la valentía es un valor del que carecen semejantes personajillos, y te tratarán como si fueras un auténtico apestado. La coherencia en la vida se paga con ingratitudes y se cobra en tranquilidad de conciencia. ¡Conozco tantos casos de esos....! Podría escribir un libro con sus nombres y apellidos pero, por ahora, no merecen figurar sus impresentables nombres en este blog. Ahora mismo sería una total falta de consideración hacia los seguidores de sedvalientes, aunque me reservo ese privilegio para cuando lo quiera ejercer. Siempre se ha dicho que todos tenemos un as debajo de la manga. Pero si les confieso, no vale la pena, ni lo merecen ellos, ni vosotros, ni por supuesto yo. Hay que saber siempre estar a la altura de las circunstancias. Ya lo dijo Cristo: "El que se humilla será enaltecido".
Todas las personas merecen un respeto, una consideración por encima de todo y si además son valientes, coherentes y firmes en sus creencias, en su forma de pensar, además son dignas de toda admiración. ¡Gracias por los servicios prestados y, sobre todo, gracias por los servicios que todavía tienes, tenemos, que prestar!
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