«Me cogió a solas antes de salir al campo, me puso contra la pared y me agarró el pecho. Me dijo que iba a marcar dos goles, me hizo la señal de la cruz en la frente y me dejo ir», cuenta el futbolista
Este viernes, 29 de junio, se cumplen 10 años desde que la selección española de fútbol volviera a levantar un título: la Eurocopa que se organizó entre Suiza y Austria. Con motivo de esta efeméride el diario Marca ha entrevistado al protagonista de la final contra Alemania, Fernando Torres, que marcó el gol que nos convertiría 44 años después en campeones de Europa, una entrevista en las que nos deja una imagen hasta ahora desconocida: la bendición que Luis Aragonés le dio antes de salir al campo.
Así lo cuenta el protagonista de la historia: «Cuando me cogió a solas en un pasillo antes de salir al campo. Allí me puso contra la pared y me agarró del pecho. Me dijo: “Es nuestro momento Niño, va a salir usted ahí fuera, va a marcar dos goles y vamos a ser campeones de Europa”. Después me hizo la señal de la cruz en la frente y me dejo ir».
En la charla también explica cómo contará a sus hijos la gesta futbolística que consiguió España aquel año, tras años de frustraciones: «Les contaré que en la vida en alguna ocasión ellos pensarán en lograr algo que parece imposible. Mucha gente les dirá que no se puede, que ellos no serán capaces porque no son lo suficientemente buenos, que van a fracasar. Y estarán esperando ese fracaso para de esa forma sentir que nadie puede lograr algo que ellos nunca se atreverían a intentar. Y también encontrarán gente con su mismo sueño y juntos podrán mover montañas y podrán conseguir lo que se propongan. Que el camino será duro, lleno de dudas y obstáculos, pero que son necesarios para lograr lo que quieren».
Y les dará, continúa, un mensaje muy alejado del rencor, del ajuste de cuentas con aquellos que no les apoyarán en la vida: «Les diré que cuando lo consigan todos esos que les animaban a no intentarlo querrán subir al barco del éxito y que les dejen subir porque querrá decir que han aprendido la lección y nunca más le dirán a nadie que algo es imposible. Y les contaré que hubo un tiempo en que España no era la España de hoy, candidata a todo y favorita de todo. Que los propios aficionados dudaban de que pasara el grupo y su entrenador era menospreciado y era invitado a dimitir diariamente, que decían que los pequeñitos no podían ganar y que en ese momento se formó un grupo que gritó al mundo que estábamos ahí para cambiar la historia».
Alfa y Omega
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