Cualquier parecido con la realidad que tenga mi artículo publicado como cada lunes en "Información San Fernando" NO es pura coincidencia.
Todo lo que en él he escrito sucedió y así lo he intentado contar.
Jesús Rodríguez Arias
ÉXITO POR SALVACIÓN
Estoy en una etapa de mi vida
en la que los recuerdos se me vienen y se ponen sin artilugios ante mis ojos.
Estoy en una etapa de mi vida que quiero escribir a corazón abierto, en carne
viva como diría Raphael, pues así de este modo no hay engaño.
Recuerdo que hace tiempo, no
mucho por cierto, una serie de personas muy influyentes se pusieron en contacto
conmigo dorándome la píldora, me prometieron que con mis dotes literarias
triunfaría ampliamente, sería un escritor reconocido aquí y allá pero para eso
tenía que “dejarme llevar” además de aconsejarme que no me involucrara tanto en
la defensa de la Iglesia pues a un buen escritor el tema de la Fe le desvirtúa
el mensaje y no llega a todos los círculos, todos los ámbitos, que se pudiera
desear.
Un día tras otro me hacían
llegar mensajes, llamadas, interesándose por mí, por mi trayectoria, alabándome
el gusto de cuanto decía, cuanto escribía, mientras seguían en ese “erre por
erre” de que abandonara mi defensa numantina a la Iglesia Católica, que dejara
de lado mi labor evangelizadora y que me dedicara a escribir.
Un día de esos menos pensados
le dije a uno de esos tan interesados por mí, por mi trayectoria, por guiar mi
mano, mis pensamientos, que no estaba dispuesto a cambiar mi salvación por un
efímero éxito. Esa respuesta cambió todo el planteamiento y al poco me dijeron
que “era un idealista” y me dejaron en paz pues no había entrado en su círculo,
no quería iniciarme en ese éxito que me haría llegar a lo más alto pero que al
final estás más perdido que el más perdido.
Ya desde hace bastante tiempo
no recibo mensajes, intentos de manipular mi pensamiento, ya no recibo
alabanzas, ya no soy de interés aunque de vez en cuando se dejan caer con un
mensaje entre líneas pues les ha decepcionado y mucho que no haya querido ser
un hombre “libre” por ser un hombre de Dios.
Y es verdad soy de Dios y por
eso mismo gozo de una Libertad sin límites. Muchos dicen que hay que ser
ilustrado, que hay que dejarse llevar por la razón, que hay que olvidar nuestra
Fe no solo en las sacristías sino en las catacumbas de las cuales nunca
deberían haber salido, y yo les contesto, en mi modestia, que la ilustración,
la Fe y la Razón vienen del mismo Dios tal y como en muchas ocasiones nos ha
explicado con palabras sencillas Benedicto XVI, cuyo Pontificado fue vital no solo
para la Iglesia Católica, a la que quiero como Madre, sino para amplio campo de
la intelectualidad ya que acalló con valiosos argumentos a esos que defendiendo
la laicidad como modelo de vida no pudieron rebatir sus basados e ilustrados
planteamientos.
No nos dejemos engañar, que no
se crean que somos tontos, que no crean que por ofrecerte todo el oro del
mundo, becerros a los que adorar como se adora a Luzbel, pueden hacerte
claudicar. No, nuestra Esperanza, nuestra vida, nuestra salvación, viene directamente
de Dios y conseguir estar junto a Él al final de nuestros días es el mayor de
nuestros éxitos.
Y a esos que tan interesados
estaban en hacerme “triunfar” a cambio de abandonar la senda, mi camino, que
lleva al Señor, les digo alto y claro que prefiero la salvación de mi alma a
todo el éxito de este terrenal y efímero mundo.
Jesús Rodríguez Arias
Muchas personas preguntan si hay que tener mucha FE .para salvarse, y Jesús les contestó que para salvarse sólo hace falta "como un grano de mostaza"¿Qué clase se Fe? Realmente, sólo hay una clase de FE. Sólo hay una clase de FE: JESUCRISTO.La Fe se manifiesta en nuestra adoración a Dios y en la cofraternidad de la Iglesia. Con Cristo, ya no vivo yo, sino que es Cristo el que vive en mí"Te felicito por haber escogido el Camino hacia la Casa del Padre. Un abrazo para todos. MºJosé Bermúdez.
ResponderEliminarJesus, todo mi apoyo
ResponderEliminarconmigo no venderas muchos libros
pero aqui tienes un hermano en la fe dispuesto a luchar lo que haga falta por defenderla