En Jerusalén, después de días de fiesta con la asistencia de visitantes de todo el mundo, concluyen las celebraciones por los 800 años de presencia franciscana en Tierra Santa. El tercer y último día fue el 18 de octubre, que comenzó con la misa celebrada por el vicario general de la Orden de Frailes Menores, fray Julio César Bunader. «Estamos aquí reunidos con motivo de los 800 años de presencia franciscana en Tierra Santa y es una preciosa ocasión que el Señor nos brinda para recordar la historia de nuestra orden – decía el vicario general en su homilía -. Lo hacemos con agradecimiento a Dios y a nuestros hermanos por su generosidad al recoger el mandato misionero del Señor a lo largo de ocho siglos ».
La jornada continuó con una conferencia sobre los frescos de Giotto de la basílica superior de San Francisco en Asís, cuya copia está expuesta en el patio de la curia custodial. El profesor Lorenzo Capelletti, de la Universidad Pontificia Antonianum proporcionó análisis e interpretaciones de los frescos en el auditorio de la sala de la Inmaculada del convento de San Salvador.
Tras el coffee break, el arqueólogo de la Custodia fray Eugenio Alliata se embarcó en la apasionante reconstrucción del antiguo convento franciscano en el Monte Sion, situado junto al Cenáculo. Entre iconografía y arqueología, el padre Alliata trató de describir el lugar donde vivieron los franciscanos durante casi 220 años, pero que desde hace más de 460 ya no está en sus manos. El profesor P. Narcyz Klimas, docente del SBF-STJ (Studium Biblicum Franciscanum / Studium Theologicum Hierosolymitanum), habló después de los primeros conventos franciscanos en Oriente Medio, mostrando también sobre el mapa los antiguos lugares.
Por la tarde, las vísperas con el Custodio y un concierto de agradecimiento del Magnificat, el instituto musical de la Custodia, clausuraron las celebraciones.
El padre Custodio, presente en todas los eventos, subrayó repetidamente la importancia de celebrar ocho siglos de presencia: «Este año conmemoramos esta historia misionera a lo largo de 800 años, recordamos lo que hizo San Francisco enviando aquí, a Tierra Santa, a los primeros frailes guiados por fray Elías de Cortona».
Monseñor Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén participó también en las celebraciones, asistiendo a algunas conferencias y concelebrando la misa del cardenal Sandri del 17 de octubre. Le pedimos que nos hablara de la Custodia de Tierra Santa con motivo de este aniversario.
Usted ha sido Custodio de Tierra Santa durante doce años y actualmente es administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén. ¿Cómo ha vivido estos años como franciscano en Tierra Santa?
Hace ya 28 años que vivo aquí en Jerusalén, en Tierra Santa, como franciscano y ahora como obispo. Debo decir que la realidad social ha cambiado muchísimo, pero hay puntos fuertes en la vida de la Iglesia: en primer lugar las mismas iglesias, la presencia de las iglesias que, con todas sus dificultades, continúan con su vida normal.
En cuanto a los franciscanos, he visto pasar a varias generaciones: a algunos les he acompañado, a otros les he preparado. Veo mucho entusiasmo y el deseo de servir siempre con la misma pasión a esta tierra.
¿Cuál es la contribución de los frailes a Tierra Santa?
Su servicio a la identidad de esta Iglesia es importante. La identidad de la Iglesia de Jerusalén es local y universal al mismo tiempo. Es la Iglesia donde nacen todos los cristianos como tales. Los franciscanos prestan servicio a los fieles locales, en las parroquias, en las escuelas, en el servicio a los peregrinos y en muchas otras actividades diferentes. Son parte de la identidad de esta Iglesia y creo que sin la presencia franciscana esta Iglesia sería mucho más pobre; gran parte de lo que tenemos también se lo debemos a ellos.
Estamos todos al servicio de la Iglesia y estamos donde la Iglesia nos ha colocado. Y servir a la iglesia en Jerusalén siempre es una gracia.
Beatrice Guarrera
No hay comentarios:
Publicar un comentario