martes, 5 de septiembre de 2017

* ¡TOCA PISAR EL FRENO!





Bueno, pues a partir de hoy  martes 5 de septiembre prometo ponerme las pilas y empezar a hacer caso a los médicos, a mi familia, a mis amigos y a mis enemigos que también los tengo.

Todos me aconsejan que pare, que tome la vida de otra manera, que me tengo que cuidar y dejar cuidarme, que mi salud esta a pique de un repique y con tantos “frentes” abiertos es difícil controlar una situación algo descontrolada.

Los médicos, la familia, los amigos, lo hacen porque me quieren y desean sobre todo el que mi salud vaya para adelante, que el camino es presumiblemente largo y no hay que acortarlo de forma premeditada por tantas refriegas que a la corta o la larga son disgustos que desgastan los cimientos del bienestar.

Los enemigos, que también los hay, los que me quieren mal, los que intentan difamar por medio de burdas mentiras, de interesada medias verdades que sacadas de contexto hacen ver de ti que eres no solo un engaño sino que no eres de fiar. Esos no quieren mi salud, ni mi bienestar, a ellos les importa una higa que esté mejor o peor sino que su interés por mi salud, por mi tranquilidad, es el miedo a que hable, a que diga lo que sé y pienso porque todos esos que se inventan mil historias, algunos con perfiles falsos en las redes, les diré que sé quienes son cada uno de ellos, que los tengo en la mente, y que otras personas también saben quienes son por si mi salud se resquebrajara demasiado y no es bueno dejar en el olvido a quienes se han “interesado” tanto por mí porque entre otras cosas no sería darle la importancia que ha tenido su acción con uno mismo o contra personas que quieres y respetas. Nunca olvidemos que la mentira tiene las patitas muy cortas, que se pueden refutar con la verdad, y además haciendo uso de ese dicho tan popular que “la policía no es tonta” y que todos en algún u otro modo estamos sometidos al imperio de la ley.

Pero voy a mirar por mí y lo voy hacer con plena conciencia, con rigurosidad, por obligación pues mi salud no está para tirar cohetes. Por mí y por las personas que me quieren pues por los demás los que desean que me calle por miedo a que se descubran sus podredumbres, por esos no lo hago, a estos ya se les irán cayendo la mascara que llevan fijada con papel celo.

Después de venir de la última revisión con unas pautas muy marcadas no pude ponerlas en práctica pues la muerte de mi madre me cogió por sorpresa y también hay que decirlo me llenó de dolor aunque sé que ella goza de la Paz y la Felicidad que es estar junto a Dios. En esa Esperanza que es mi Fe me agarro para sobrellevar su falta.

Han sido días de no parar ni un momento, de muchas gestiones, de horas sin dormir asomado al balcón de esa mi atalaya mientras miraba el negro firmamento solo roto por aquel lucerillo del alba que nos avisa a todos que estamos en Villaluenga del Rosario. Han sido muchos días con el corazón en carne viva ante tantos y tantos recuerdos, momentos, circunstancias que se te venían a la mente y todos con inmensa gratitud pues mi madre fue una mujer ejemplar que me enseñó a ser quién soy, me inculcó ese código de honor que llevo a rajatabla en mi vida, me introdujo en el camino de la Fe e intentó por todos los medios que su hijo fuese una buena persona cosa que no sé a ciencia cierta si lo ha conseguido.

Ayer por la tarde se celebraba su Misa Funeral en la Iglesia Conventual del Carmen de San Fernando, lugar del que fue vecina desde su nacimiento pared con pared, donde echó sus primeros pasos, donde desarrolló gran parte de su vida y también la nuestra pues debo reconocer que me conozco, al menos conocía, casi todos los recovecos de este Convento de los Carmelitas Descalzos que a la es el Santuario de la Virgen del Carmen, Madre y Patrona de toda La Isla.

Ayer en una preciosa Misa presidida por el Padre Francisco Víctor y concelebrada por varios sacerdote y por el diácono permanente y querido amigo de los de verdad como es José Manuel Camacho Somoza pudimos rezar juntos por su eterno descanso y también el recibir el inmenso cariño de tantos buenos amigos, tantos hermanos en la fe, tantos como los que allí estuvieron y los que no pudieron pero lo hicieron por medio de la oración, del recuerdo y de esas palabras escritas o habladas que me enviaban mediante emocionados mensajes.

Sí, al final del Funeral vi más claro que nunca que debía pisar el freno, que debía empezar con todas las recomendaciones médicas, que con la ayuda de Dios y de los que me quieren debo empezar a ir mejorando lo que pueda mejorar en mi desgastada y delicada salud.

Esto no quiere decir que cambie, que deje de pensar como lo hago, que deje de opinar lo que opino, que deje de ser yo. Prometo meterme en menos berenjenales, intentaré por todos los medios no entrar en ninguno, salvo que sienta ese desgarro que es la traición, el ataque pueril hacia lo que creo, hacia quienes quiero y también respeto
Uno me decía hace unos días que hay que intentar perdonar y olvidar porque si no estaríamos metido de lleno en la falsedad, en la hipocresía y en parte tiene razón aunque la mayoría que lo dice ni perdona ni olvida y esa es su forma de atacar a quienes creemos de verdad en el Perdón. Olvidar cuesta más pero no porque no se haya perdonado sino porque la traición en una herida en el alma y todos sabemos que para eso solo hay una tirita: Dejar actuar a Dios en la propia historia de tu conversión y quién por Cristo se deja convertir si puede decir que el perdón es lo mismo que olvido pero antes hay que dejarse “enganchar” por Dios.

Suelen ser los que están en posesión de la “verdad absoluta” los que se atreven a dirigir hacia ti el dedo inquisidor, a juzgarte sin defensa ni alegato posible, los que se atreven a dar lecciones a todos pero que ellos particularmente no siguen.

¡Dios nos libre de los dogmáticos que solo ven la paja en el ojo del vecino y no la carcomida viga que tienen en el suyo!

Bueno, lo dicho, que hoy 5 de septiembre es obligado comenzar de nuevo aunque cueste lo indecible.

El que quiera hablar conmigo estoy a su entera disposición, como siempre, y el que quiera hacerlo de tú a tú lo espero en mi Atalaya, en Villaluenga del Rosario, donde me encuentro en casa y soy tan feliz. Mi casa está abierta a todos, a cercanos y lejanos, a los que piensan como yo u opinan todo lo contrario pues la casa de uno es su corazón y en el mío hace ya mucho que dejé entrar a Dios que es mi consuelo, mi descanso, mi valor y mi Esperanza.

Sí, a partir de hoy tengo que empezar de nuevo para ir recuperando la salud pero eso no es óbice para estar donde debo y con quienes quiero y me necesitan.

Un abrazo a todos y gracias siempre por vuestro apoyo.


Jesús Rodríguez Arias 

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