La creciente influencia católica sobre la vida social en Estados Unidos a lo largo del siglo XX se manifestó también en el deporte rey en aquel país: el fútbol americano. Y de muchas maneras, una de las cuales fue el "bautismo" que recibieron algunas jugadas históricas de este deporte, como cuenta el portal mariano Cari Filii:
Parecería que en una disciplina dura y de contacto como el fútbol americano, deporte nacional además en un país históricamente protestante, no habría lugar para el "dulce nombre" de María. Pero no es así. La influencia de equipos y jugadores católicos, y la trascendencia de algunas jugadas protagonizadas por ellos, ha dado lugar al hecho de que dos jugadas concretas lleven el nombre de la Madre de Dios: el "Ave María", que describe una situación estratégica general, y la "Recepción Inmaculada", referida a una jugada histórica concreta.
El Ave María, todo un clásico
Se llama Ave María [Hail Mary] al lanzamiento del balón ovalado hacia delante cruzando casi todo el campo, a falta de escasos segundos de finalizar el partido y con el marcador ajustado, para intentar a la desesperada un touchdown que invierta el resultado y dé la victoria al equipo que lo consigue.
Lo mejor es ver uno en particular:
Éste es el touchdown logrado in extremis, a seis segundos del final, para la victoria de Boston College sobre la Universidad de Miami en la liga universitaria, el 23 de noviembre de 1984, citado por Carrie Gress en un artículo sobre la cuestión en el National Catholic Register: es el primero que recuerda haber visto en su infancia, y uno de los más célebres. La propia liga nacional tiene establecido su Top 10 de los mejores Hail Mary [Ave María] de la historia.
¿Por qué se denomina así esta jugada? La expresión se empleaba desde los años 20 para una jugada desesperada cualquiera, en el ámbito de la universidad católica Notre Dame o en los equipos de origen irlandés, que rezaban ante los momentos decisivos. Pero empezó a generalizarse a raíz del touchdown milagroso logrado por los Dallas Cowboys a lanzamiento del quarterback Roger Staubach el 28 de diciembre de 1975, que les dio la victoria sobre Minnesota Vikings.
Cuando le preguntaron cómo pensó la jugada, Staubach, que era católico, dijo: "Cerré los ojos y recé un Avemaría". Y empezó a denominarse así a partir de entonces. He aquí lo que pasó:
Carrie Gress hace una creativa lectura espiritual del impacto que puede tener esta denominación: "Es un sutil recordatorio, primero, de que al final María triunfa y, segundo, de que está deseando encontrar a la gente en el lugar en el que cada uno esté... aunque sea en el borde del asiento".
Una polémica "mariana"
En cuanto a la "Recepcion Inmaculada [Immaculate Reception]", está considerada por la productora de documentales de la liga nacional (NFL Films) como la mejor jugada de la historia... y la más controvertida. Sucedió el 23 de diciembre de 1972 en el partido entre los Pittsburgh Steelers y los Oakland Raiders. Veámosla:
A falta de 30 segundos para el final, el quarterback de Pittsburgh, Terry Bradshaw, lanza el balón hacia John Fuqua en liza con el defensa Jack Tatum, de los Raiders. Pero el balón es interceptado, recogiendo el rebote Franco Harris para hacer el touchdown que dio la victoria a los Steelers. La polémica es técnica: ¿quién tocó el balón que salió rebotado? ¿Fuqua, Tatum o los dos? Y el balón, ¿tocó el suelo antes de que lo recogiera Harris, en cuyo caso se habría considerado en aquellos tiempos pase incompleto que anulaba la jugada? Los debates continúan entre los aficionados.
Sea como fuere, el aspecto mariano de la cuestión es el nombre de esa recepción. ¿Por qué "Inmaculada"? El nombre se lo sugirió una aficionada de los Steelers, Sharon Levosky, a Myron Cope, periodista de Pittsburgh, quien lo utilizó en su programa del día siguiente para narrar el partido. Ambos querían resaltar, obviamente, el carácter "inmaculado", "sin mancha", de la recepción de Harris que les dio la victoria, y para ello utilizaron la palabra Immaculate, característica en inglés del dogma de la Purísima Concepción de Nuestra Señora sin pecado original.
Gracias a hechos como éstos, concluye Gress en el National Catholic Register, todos los aficionados al fútbol, que son decenas de millones en todo el país, católicos o no, han oído hablar de María y saben "a quién acudir cuando la situación es desesperada". Todo un deportivo apostolado mariano.
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