Termina este año 2016 y soy de los que me gusta recrearme en lo bueno que Dios me ha proporcionado, los caminos que se han abierto en vez de mirar las puertas que se han podido cerrar.
Por eso en este día tan especial quiero dar las GRACIAS y de forma muy especial a la persona a la cual dedicada por entero mi último artículo del año en INFORMACIÓN en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile.
Solo nos falta que llegue el inminente 2017 y que lo vivamos tan apasionadamente como los latidos del corazón.
¡¡FELIZ AÑO Y SED FELICES!!
Jesús Rodríguez Arias
No pongo ni
hora, fecha, lugar o año a la estima y admiración que desde siempre se ha
tenido en casa a Enrique Montiel Sánchez. Mi padre Juan José compartía lazos de
íntima amistad con Luis Berenguer que a su vez también la mantenía con Enrique
Montiel. Tanto unos como otros forman parte de ese patrimonio inmaterial de un
valor incuantificable que forma parte del ADN de La Isla de unos tiempos
pasados que en esta ocasión si se puede decir que fueron mejores sin lugar a la
duda.
Ese cariño,
esa admiración, hizo que desde pequeño fuese un ávido lector de cuanto
publicaba y llega hasta mí un recuerdo tan personal y bonito de como fui
reuniendo mes por mes para poder comprar “Calle Comedias” que es un libro que
ha estado en mi biblioteca desde siempre y que hace tan solo unos meses lo he
releído con el deleite propio de los ya viven un poco a base de recuerdos.
Siempre noté
su presencia, su compañía, su apoyo y oración en los momentos verdaderamente
malos de mi enfermedad, nuestros viajes a la Capital del Reino hasta llegar esa
fecha fija en el calendario como fue la de mi operación y los meses, ya años,
de una recuperación que nunca se llega a terminar.
Y lo seguía
en sus artículos del Diario, la labor tan impresionante en la Expo'92 o de un
Bicentenario de la Constitución de Cádiz con un elenco de eventos y
personalidades que visitaron la Tacita de Plata donde se podía percibir bien a
las claras la huella y el sello de Enrique Montiel así como también de su gran
amigo Enrique García-Agulló.
También
destacó cuando se hizo cargo en San Fernando en la pasada legislatura para
coordinar todo lo concerniente al mítico cantaor José Monje Cruz, Camarón de La
Isla. Desde luego eligieron para tal encomienda al más conocedor de la persona
y el mito que en 2017 cumple los veinticinco años de su fallecimiento y que
recuerdo en esas fechas de 1992 San Fernando quedo desbordada por completo.
Pienso que en este singular tema cuanto diga Enrique Montiel Sánchez es palabra
de ley aunque algunos en su atrevimiento pudieran pensar lo contrario.
Y ha tenido
que ser Villaluenga del Rosario la que una nuestras vidas y nos ha hecho
acompasar nuestros pasos para disfrutar de momentos únicos en torno a la buena
amistad. En este pequeño pueblo acunado por siempre por el eterno Caíllo y
protegido por una Virgen morena por la que todos sienten un amor incondicional
Enrique ha descubierto un sentido nuevo de lo que es la Felicidad, una
felicidad compartida.
Hoy termina
el año, un año que ha dado para mucho, un año que quedará por siempre en
nuestros recuerdos y hoy quiero darte las gracias, mi querido Enrique Montiel,
por permitirme aprender compartiendo tanto contigo. Gracias por hacerme
partícipe de tus recuerdos, por tu día a día, por tus impagables enseñanzas en
torno a este difícil y apasionante mundo de la literatura, por abrirme tantas
puertas, por darme a conocer tanto con la mayor naturalidad posible, por ser
tan buen amigo, un padre en muchas cosas, un extraordinario compañero en este
tramo del camino de la vida que Dios está permitiendo que transitemos juntos.
Sí, es un
honor el compartir con quién siendo todo en el mundo literario, haber hecho
mella en el apostolado cofrade con pregones y exaltaciones que quedarán en el
recuerdo, un distinguido académico, un hombre culto y sabio, un insigne isleño
de los que debería tener por lo menos una avenida o simplemente ser hijo
predilecto, si hubieras nacido en otros lares seguro tendrías amplios
reconocimientos, una persona tan apasionada que ama cuanto hace que escribe al
ritmo de latidos “El tamaño del corazón” que es un libro que parece salido del
mismo alma.
Cañaílla de
origen, de condición, enamorado de cada palmo de esta bella ciudad y donde
pierde el sentío admirando ese atardecer único en la Casería mientras charla
con Bartolo y payoyo de adopción pues nuestro bendito y encalado pueblo, que
parece hecho a mano, donde sus gentes son sencillas, honradas, amables,
hospitalarias, entregadas, humildes abren sus corazones a los que en verdad
aman a Villaluenga y ofrecemos nuestras vidas en dar a conocer un sitio tan
único, tan especial, que a diario hace grande la pequeñez.
Sí, querido
Enrique Montiel, permíteme que te de las gracias por aprender compartiendo
tanto contigo y te lo diga precisamente hoy que termina el año y que de este
modo pueda desear a todos un Feliz 2017.
No hay comentarios:
Publicar un comentario