La entrega de los premios la Fundación vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI ha sido este sábado ocasión para el Papa para expresar «nuestro gran afecto y nuestro reconocimiento por el Papa emérito Benedicto XVI, que continúa acompañándonos ahora con su oración». Los galardonados eran este año el teólogo Inos Biffi y el profesor ortodoxo Ioannis Kourempeles.
El Papa recalcó la profundidad del pensamiento de su predecesor, quien «sólidamente fundado en la Escritura y en los Padres y siempre nutrido de fe y de oración, nos ayuda a permanecer abiertos al horizonte de la eternidad, dando así sentido también a nuestras esperanzas y a nuestros compromisos humanos». Por eso, «el suyo es un pensamiento y magisterio fecundo, que ha sabido concentrarse en las referencias fundamentales de nuestra vida cristiana, la persona de Jesucristo, la caridad, la esperanza, la fe. Y toda la Iglesia le estará siempre agradecida».
El acto se celebró al término de un simposio internacional organizado por la Fundación sobre la escatología, tema –recordó Francisco– que «ha ocupado un lugar muy importante en el trabajo teológico del profesor Joseph Ratzinger, en su actividad como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y finalmente en su magisterio durante el pontificado». «No podemos olvidar – añadió– sus profundas consideraciones sobre la vida eterna y sobre la esperanza en la encíclica Spe salvi». Se trama, en todo caso, de un tema «fundamental cuando se refleja sobre el sentido de nuestra vida y de nuestra historia sin quedar encerrados en una formulación materialista o puramente intramundana».
El Papa se refirió también al Jubileo de la Misericordia, recién concluido, «que nos ha recordado tantas veces que la misericordia está en el corazón del protocolo sobre el cual Jesús dice que seremos juzgados, y repitió el pasaje del evangelio de Mateo: “Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber”».
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