La noche del miércoles, el patio de lo que fue el Patio de Vecinos donde nació José Monje Cruz, en la calle Carmen, acogió a poco más de dos docenas de personas. El Trío Ars Nova, que lidera la italiana Sophia Quarenghi, ofrecía un concierto de cámara con obras de Piazzola, Albéniz, Dorantes, Lorca y Camarón (para entendernos). Se trataba de arreglos para esta formación camerística de las canciones populares de Federico, el Orobroy de Dorantes, Albéniz, el argentino Piazzola… y dos temas de Camarón que forman parte ya de la Leyenda de nuestro genial cantaor: Soy Gitano y Dicen de mí. Me sentí un privilegiado y un hombre agradecido, sinceramente agradecido, a quienes hacían posible este regalo. Me resultaba incomprensible que no hubiera una cola en la calle Carmen que llegara a la esquina de Biblioteca Luis Berenguer, abierta en precario por lo que me cuentan. Al contrario, ni todas las sillas que pusieron fueron ocupadas por la gente que o no se entera o no valora y estima el regalo inesperado e impagable del arte.
Una acústica muy buena me llevó, con los primeros compases de Piazzola, maravilloso músico, a la mañana de un domingo en la calle Gravina. Hace de esto puede que 40 años. Me avisaron: hay un concierto de un músico muy bueno en la Casa de la Cultura. Llegué con tiempo y cuando empezó el concierto había un tercio de las butacas ocupadas. Me he martirizado intentando recordar quién era aquel intérprete excepcional de viola de gamba. No he olvidado la certidumbre que tuve de que estaba asistiendo a una jornada singular, impagable. El director de aquella Casa de la Cultura, José González Barba, con quien la Cultura, San Fernando, tiene y tendrá siempre una deuda impagable, se las ingenió para organizar ese concierto que, pienso, por ser por la mañana, y más o menos cogido al vuelo, puede que nada nos costara a los vecinos. Pero decía que me martiriza no tener la certeza de que aquel gambista no fuera Jordi Savall. Es más, juraría que era el excepcional músico catalán, considerado como uno de las grandes músicos del panorama mundial. Fue una mañana apoteósica en la que ese músico de la nebulosa de mi memoria lejana, se prodigó con verdadera esplendidez. ¿Lully, Rameau? Ah, los pocos años para no asir lo inasible y tener sólo una memoria de buenos recuerdos.
Ars Nova Trio han puesto el pie de foto del recuerdo de otra jornada para no olvidar, de generosa y grata. Y, oh manes, en el patio donde empezó a andar Joselito Monje sonó un Camarón clásico en la versión más clásica que se puede, en la versión camerística. Con el violín maravilloso de Sophia Quarenghi, el cello de José Miguel Moreno, un músico a tener muy en cuenta, y el segundo violín de Laura Raya, muy inspirada en todo momento. Tristeza por lo perdido… Una vez más.
Enrique Montiel
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