domingo, 24 de abril de 2016

LA ISLA Y LAS HERMANDADES DEL JUEVES SANTO (XV.I); POR JOSÉ MARÍA VIEYTES BEIRA






…Viene del artículo anterior… Sin embargo el de la Virgen hubo que adjudicarlo entre las tres advocaciones siguientes: Angustias, Piedad y Encuentro; consiguiendo que fuese -Piedad- la advocación elegida. Y con respecto a la Santa Mujer Verónica y a Simón de Cirene, no  hubo ningún inconveniente por razones obvias de sus respectivos nombres, porque los mismos ya estaban de por sí determinados.

Pero sí en el titulo que en principio se fijó que fuese  simplemente el siguiente: Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, María Santísima de la Piedad y San Pedro Regalado. La inclusión de San Pedro Regalado, obedecía a que se pretendía incorporar a la hermandad el gremio taurino por ser este santo, el patrón de los toreros. Pero la idea no fructificó.

Hoy su título es: Real y Venerable Hermandad Sacramental, Carmelitana, Fervorosa y Devota Cofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, María Santísima de la Piedad, Santa Mujer Verónica y Santos Cosmes y Damián.

Se diseñó el escudo de la hermandad y se decidió  que por venera se llevase un escapulario con el rostro que el Señor dejó marcado en el paño de la Verónica en el frente de dicho escapulario y en el reverso el escudo de la hermandad. El escapulario en cuestión sufrió modificación en cuanto a su color, al principio era de color blanco y después se sustituyó por el negro tal como lo conocemos hoy.

Las túnicas también se modificaron. Se acordaron que fueran negras de cola con botonaduras, puños, antifaz y faja color cardenal para la sección del Cristo e igual para la sección de la Virgen, pero cambiando el color cardenal por el azul celeste. Y todos llevarían guantes, calcetines y zapatos negros. Hoy persiste el color  negro y sólo ha quedado el color azul celeste para todo el cortejo con la inclusión de las fajas de esparto por las de telas. Y los miembros de la junta llevarían capas.

La hermandad salió por primera vez el Miércoles Santo de la Semana Santa de 1958. Que era el día señalado en los estatutos. Y salió prácticamente de prestado a excepción del Paso que se consiguió de una hermandad de Cádiz y que reformó Antonio Bey Olvera, urgentemente para poder salir.

Las túnicas eran alquiladas y todo lo demás fue cedido generosamente por las hermandades hermanas de la Pastora y mayoritariamente de la hermandad del Nazareno y tal vez de alguna otra que no mantengo en el recuerdo. La hermandad del Nazareno, incluso prestó la Cruz arbórea utilizada por el propio Nazareno en su salida procesional.

Sin embargo a su primera salida procesional no le acompañó el tiempo, ni tal vez tan poco la cordura. Se cometió una imprudencia más motivada por el deseo y la ilusión de salir, que por la realidad de las circunstancias, porque aunque no llovía a la hora de la salida, se preveía la posibilidad de hacerlo como  así sucedió.

 A medía carrera hubo que volverse. La lluvia arreciaba y la procesión lamentablemente se deshizo. El Paso caminando a golpe rápido de tambor se le partió una pata antes de llegar a la Iglesia. Y tras llegar a ella a duras penas, quedó tan mal situado y hubo tal desorden, que el Padre Arenas conminó a la hermandad a que alterarse el día de la salida para dejar libre la Iglesia el Jueves Santo, día de celebración y de las visitas al monumento, según la costumbre, hoy bastante disminuida o casi desaparecida por cierto.

A esta triste circunstancia hay que añadir que fueron sólo unos pocos -la mayoría de los miembros de la junta- desaparecieron- los que tuvimos que  recoger de las casas de los hermanos la túnicas (mojadas claro) que teníamos que entregar en la mañana siguiente del Jueves Santo, porque las mismas túnicas a su vez, estaban alquiladas a una hermandad de Vejer, que salía en la misma tarde del Jueves Santo. ¡Un verdadero desastre!

Tras estos acontecimientos gran parte de la junta pro-culto dimitió incluido el hermano mayor, Francisco Castañeda Sánchez. La hermandad se resintió y pasó un periodo muy crítico y difícil tanto de efectivos económicos como humanos, así como de estabilidad dado que todavía no estaba aprobada su erección canónica.

Pero gracias a la intervención de su segundo hermano mayor, Manuel Sancha Meléndez, salió a flote, primero, de lo más importante -lo económico- y luego -no menos importante- el de la participación. Se renovaron las ilusiones y la hermandad continuó. Sin embargo he de decir sorprendido, que nunca se le reconoció este gesto al citado segundo hermano mayor, que indudablemente fue el auténtico salvador de la continuidad de la hermandad a costa incluso de su propio dinero.

Posteriormente, la hermandad a partir de la gestión de los hermanos mayores,  Manuel González Duboy y Florencio Collantes Pérez (conocido cariñosamente por Tito q.e.p.d.) y siguientes como Pedro Pérez, José Carlos Fernández Moreno,  Antonio Moreno Olmedo, Diego Salado, etcétera empezó a resurgir situándose en un privilegiado lugar entre las hermandades más señeras de la Isla. Y de ello, fue participe todos pero en gran medida, Tito Collantes, al que podríamos considerar como el -alma mater- de la hermandad.

La talla del Señor es de autor desconocido y su antigüedad se sitúa  según el descubrimiento que hizo, Alfonso Berraquero, en su última restauración, como una imagen propia de finales del siglo XVII y principio del XVIII, como ya  ha sido objeto de comentario con  anterioridad

La Virgen hecha en madera de cedro en 1975 por el célebre y renombrado tallista sevillano, Luis Álvarez Duarte, es una dolorosa de apariencia muy erguida, fina y elegante y sigue la pauta de las llamadas de candelero, es decir como sabemos, para vestir.

La Verónica y el Cirineo se encargaron al taller sevillano de Antonio Castillo Lastrucci y fueron talladas por un discípulo suyo, José Fernández, si bien la policromía de la segunda de las tallas fue realizada por el propio Castillo. No obstante, la Verónica fue restaurada profundamente por Alfonso Berraquero en 1979.

El Paso de Misterio representa el momento del encuentro de Jesús camino del Calvario con las santas mujeres y entre ellas, la Verónica que se adelanta a Jesús a su paso ante ella y le enjuga su rostro lleno de dolor, sudor y sangre. Y he aquí que su rostro obró el milagro de quedarse grabado en dicho paño… Continuará…


José María Vieytes Beira. San Fernando. 21.04.16. Artículo publicado en el semanario local Información. Y en el blog SED VALIENTES, por gentileza de Jesús Rodríguez Arias.

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