…Viene del artículo anterior… Sin embargo el
de la Virgen hubo que adjudicarlo entre las tres advocaciones siguientes: Angustias,
Piedad y Encuentro; consiguiendo que fuese -Piedad- la advocación elegida. Y con
respecto a la Santa Mujer Verónica y a Simón de Cirene, no hubo ningún inconveniente por razones obvias de
sus respectivos nombres, porque los mismos ya estaban de por sí determinados.
Pero sí en el titulo que en principio se fijó
que fuese simplemente el siguiente: Venerable
Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia, María Santísima de la
Piedad y San Pedro Regalado. La inclusión de San Pedro Regalado, obedecía a que
se pretendía incorporar a la hermandad el gremio taurino por ser este santo, el
patrón de los toreros. Pero la idea no fructificó.
Hoy su título es: Real y Venerable Hermandad
Sacramental, Carmelitana, Fervorosa y Devota Cofradía de Penitencia de Nuestro
Padre Jesús de la Misericordia, María Santísima de la Piedad, Santa Mujer
Verónica y Santos Cosmes y Damián.
Se diseñó el escudo de la hermandad y se
decidió que por venera se llevase un
escapulario con el rostro que el Señor dejó marcado en el paño de la Verónica
en el frente de dicho escapulario y en el reverso el escudo de la hermandad. El
escapulario en cuestión sufrió modificación en cuanto a su color, al principio
era de color blanco y después se sustituyó por el negro tal como lo conocemos
hoy.
Las túnicas también se modificaron. Se
acordaron que fueran negras de cola con botonaduras, puños, antifaz y faja
color cardenal para la sección del Cristo e igual para la sección de la Virgen,
pero cambiando el color cardenal por el azul celeste. Y todos llevarían guantes,
calcetines y zapatos negros. Hoy persiste el color negro y sólo ha quedado el color azul celeste
para todo el cortejo con la inclusión de las fajas de esparto por las de telas.
Y los miembros de la junta llevarían capas.
La hermandad salió por primera
vez el Miércoles Santo de la Semana Santa de 1958. Que era el día señalado en
los estatutos. Y salió prácticamente de prestado a excepción del Paso que se
consiguió de una hermandad de Cádiz y que reformó Antonio Bey Olvera, urgentemente
para poder salir.
Las túnicas eran alquiladas y
todo lo demás fue cedido generosamente por las hermandades hermanas de la
Pastora y mayoritariamente de la hermandad del Nazareno y tal vez de alguna
otra que no mantengo en el recuerdo. La hermandad del Nazareno, incluso prestó
la Cruz arbórea utilizada por el propio Nazareno en su salida procesional.
Sin embargo a su primera
salida procesional no le acompañó el tiempo, ni tal vez tan poco la cordura. Se
cometió una imprudencia más motivada por el deseo y la ilusión de salir, que
por la realidad de las circunstancias, porque aunque no llovía a la hora de la
salida, se preveía la posibilidad de hacerlo como así sucedió.
A medía carrera hubo que volverse. La lluvia
arreciaba y la procesión lamentablemente se deshizo. El Paso caminando a golpe
rápido de tambor se le partió una pata antes de llegar a la Iglesia. Y tras
llegar a ella a duras penas, quedó tan mal situado y hubo tal desorden, que el
Padre Arenas conminó a la hermandad a que alterarse el día de la salida para
dejar libre la Iglesia el Jueves Santo, día de celebración y de las visitas al
monumento, según la costumbre, hoy bastante disminuida o casi desaparecida por
cierto.
A esta triste circunstancia hay
que añadir que fueron sólo unos pocos -la mayoría de los miembros de la junta-
desaparecieron- los que tuvimos que
recoger de las casas de los hermanos la túnicas (mojadas claro) que
teníamos que entregar en la mañana siguiente del Jueves Santo, porque las
mismas túnicas a su vez, estaban alquiladas a una hermandad de Vejer, que salía
en la misma tarde del Jueves Santo. ¡Un verdadero desastre!
Tras estos acontecimientos
gran parte de la junta pro-culto dimitió incluido el hermano mayor, Francisco
Castañeda Sánchez. La hermandad se resintió y pasó un periodo muy crítico y difícil
tanto de efectivos económicos como humanos, así como de estabilidad dado que
todavía no estaba aprobada su erección canónica.
Pero gracias a la intervención
de su segundo hermano mayor, Manuel Sancha Meléndez, salió a flote, primero, de
lo más importante -lo económico- y luego -no menos importante- el de la
participación. Se renovaron las ilusiones y la hermandad continuó. Sin embargo
he de decir sorprendido, que nunca se le reconoció este gesto al citado segundo
hermano mayor, que indudablemente fue el auténtico salvador de la continuidad
de la hermandad a costa incluso de su propio dinero.
Posteriormente, la hermandad a
partir de la gestión de los hermanos mayores,
Manuel González Duboy y Florencio Collantes Pérez (conocido
cariñosamente por Tito q.e.p.d.) y siguientes como Pedro Pérez, José Carlos Fernández
Moreno, Antonio Moreno Olmedo, Diego
Salado, etcétera empezó a resurgir situándose en un privilegiado lugar entre
las hermandades más señeras de la Isla. Y de ello, fue participe todos pero en
gran medida, Tito Collantes, al que podríamos considerar como el -alma mater-
de la hermandad.
La talla del Señor es de autor
desconocido y su antigüedad se sitúa según
el descubrimiento que hizo, Alfonso Berraquero, en su última restauración, como
una imagen propia de finales del siglo XVII y principio del XVIII, como ya ha sido objeto de comentario con anterioridad
La Virgen hecha en madera de
cedro en 1975 por el célebre y renombrado tallista sevillano, Luis Álvarez
Duarte, es una dolorosa de apariencia muy erguida, fina y elegante y sigue la
pauta de las llamadas de candelero, es decir como sabemos, para vestir.
La Verónica y el Cirineo se
encargaron al taller sevillano de Antonio Castillo Lastrucci y fueron talladas
por un discípulo suyo, José Fernández, si bien la policromía de la segunda de
las tallas fue realizada por el propio Castillo. No obstante, la Verónica fue
restaurada profundamente por Alfonso Berraquero en 1979.
El Paso de Misterio representa
el momento del encuentro de Jesús camino del Calvario con las santas mujeres y
entre ellas, la Verónica que se adelanta a Jesús a su paso ante ella y le
enjuga su rostro lleno de dolor, sudor y sangre. Y he aquí que su rostro obró
el milagro de quedarse grabado en dicho paño… Continuará…
José María Vieytes Beira. San Fernando. 21.04.16.
Artículo publicado en el semanario local Información. Y en el blog SED
VALIENTES, por gentileza de Jesús Rodríguez Arias.
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