domingo, 24 de abril de 2016

* EL "POSTINEO".





Comparto con vosotros mi dominical artículo publicado en exclusiva en INFORMACIÓN en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile y que lleva por título: EL "POSTINEO".

Con él he querido destacar por medio de la sonrisa a quienes utilizan el mismo como un auténtico estilo de vida.

Por supuesto todo parecido con la realidad es pura coincidencia o no  pues seguro que cada uno de vosotros ponéis nombre, apellidos y sobre todo cara a los que se entregan con fervor al "postineo".

No olvidemos que todo lo que nos rodea, aunque sea algo tan falso y tan vacío como esta actitud, nos reporta enseñanzas que si somos capaces de captar nos será de gran ayuda para vivir con autenticidad nuestro día a día.

Jesús Rodríguez Arias 




EL “POSTINEO”


 
Este V Domingo de Pascua, y también de las “motos”,  voy a intentar poner una sonrisa en la cara de quienes lean este artículo que a lo mejor podéis pensar que no tiene nada que ver con un tema religioso, no lo sabremos hasta el final, aunque si social pues son situaciones que se dan en demasiadas  ocasiones y que muchos pueden ver a tantos reflejados.

Hoy os quiero hablar del “postineo”.

¿Os habéis fijado que le gusta a la gente el postín? ¿Qué gusta salir en esas páginas que  en ciertos periódicos se dedican a los “ecos de sociedad”? ¿Os habéis fijado la aceptación que tiene el “croqueteo” también llamado “gañoteo”? ¿Qué les gustan los tratamientos? Pero los no los que nos manda el médico sino ese que otorga un cierto privilegio o distinción social.

Ahora se ha impuesto un “modismo” como es el unir los apellidos creyendo que haciéndolo así se otorga un título nobiliario. He tenido en mis manos cartas y saludas de personas totalmente anónimas que de tanto unir nombres, apellidos, tantos “y”, “de”, utilizando guiones varios, en vez de una carta al uso de un particular parecía el de una antigua  e ilustre archicofradía.

Porque al final estamos viviendo una vida vacía, sin norte, guía o meta definida y donde el “parecer” es más importante que el “ser”. Algunos todavía no se han enterado de que es uno el que le da la dignidad al cargo que en un momento determinado puedas ostentar y nunca al revés.

El vivir del “postineo” es como un gran suflé que puede ser muy apetitoso por fuera, a simple vista, pero por dentro está totalmente vacío porque es simplemente aire o mejor dicho, puro cuento.

Y también pienso que de uno u otro modo todos hemos entrado en esa rueda a lo largo y ancho de nuestra vida asumiendo un rol que al principio puede resultar hasta agradable pero que al final crea un cierto amargor en el paladar porque vives en una “realidad” que no es la tuya.

No soy nadie para servir de modelo de nada aunque sí le doy inmensas gracias a Dios por haberme zarandeado en el momento oportuno. Asumo mi enfermedad como una auténtica Gracia donde el Señor me ha ayudado a despojarme de lo accesorio y luchar día a día por lo imprescindible.

En la sencillez, en la humildad, de mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario ha sido donde he aprendido que en lo poco no sólo se vive bien sino que se alcanza la felicidad. Allí me han demostrado lo que es defender que las tradiciones y las devociones del pueblo son su mayor patrimonio y que el “postureo” sobra en un lugar donde todos somos iguales ante Dios y ante nuestros hermanos.

Jesús nos quiere mansos, humildes y sencillos mientras nosotros preferimos llevarle la contraria cuando basamos nuestra vida en ser alguien, estar invitados a todos los lugares, que nos ofrezcan sitios preferentes, que nos den un determinado tratamiento nos corresponda o no. Todo eso viste mucho, demasiado diría yo, pero también nos desnuda por igual pues al final nos mostramos tal cual somos sin paja ni cartón por mucho honores, reconocimientos o estemos instalados en esa permanente pose del eterno “postín”.

He conocido a lo largo de mi vida a personas verdaderamente ilustres que han desempeñado o desempeñan las más altas responsabilidades, que ostentan honores y tratamientos conseguidos no solo de herencia sino también de trabajo diario y lo que más me ha sorprendido en su extrema sencillez siendo muy humanos en el trato y cercanos en lo personal. Estos que podrían estar dentro del “postineo” abominan de él.

Al final nos damos cuenta que en lo sencillo es donde nos podemos encontrar más plenos y felices y será por eso, después de lo transitado en el camino de la vida, que prefiero mil veces el último de los últimos bancos a los focos de la primera fila.


Jesús Rodríguez Arias

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