Mireilla les enseña algunas fotos, y el vídeo de Myriam, esa niña iraquí que «ha perdonado a los terroristas. Se quedan con la boca abierta. Yo les digo que a mí me costaría mucho perdonar así, pero que tengo que intentarlo si quiero ser cristiana. Para los cristianos perseguidos, lo primero es su fe». Por eso están dispuestos a dar su vida, y por eso también cumplen el mandamiento de Jesús de amar a los enemigos. Después de esta charla, «siempre les pido que cada chico se fije en algún niño de las fotos que llevamos, y rece todos los días por él».
María Martínez López
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