En su último comentario semanal de actualidad, difundido bajo el titular Los métodos de Stalin en las horas previas a la clausura del sínodo de la famila, el padre Santiago Martín, fundador y superior de los Franciscanos de María, denuncia que "hay estos días en Roma un rumor, un temor": "Los que han perdido, los que promovían el cambio, los que promovían la modificación de la doctrina a través de la modificación de la pastoral, los que promovían la comunión de los divorciados vueltos a casar, están francamente molestos, están llenos de rencor", y para ellos "ahora empieza la hora de la venganza".
Ese rumor "tiene visos de verosimilitud" porque coincide con una serie de casos que cita el padre Martín como ejemplo de actuaciones similares a los "métodos de Stalin", a saber, la denigración del adversario para amedrentarle -a él y a otros- y para, destruyendo su fama, destruir su posición.
En concreto, cita comentarios de un nuncio en un país latinoamericano según el cual a quienes antes y durante el sínodo han defendido la fe de la Iglesia "les iban a estallar bombas morales en las manos". Y cita las graves difamaciones que ya están sufriendo "un importante cardenal latinoamericano" así como los cardenales Robert Sarah, George Pello Antonio Cañizares, o la retirada de acreditación a un periodista, en clara referencia aSandro Magister.
Están "hurgando" para "purgar y decapitar" a los "obispos, cardenales y periodistas" que han impedido en el sínodo el triunfo de unas tesis que habrían falseado la naturaleza de dos sacramentos, el matrimonio y la eucaristía.
Pese a todo, recuerda el padre Santiago Martín, "los métodos de Stalin sembraron Rusia de cadáveres e hicieron muchísimo daño, pero fracasaron. Podrán decapitar y desprestigiar, pero su puesto vendrá a ser ocupado por otro, porque detrás de esto está el Espíritu Santo, que es capaz de suscitar hasta debajo de las piedras aquellos que hablen para defender la verdad".
El superior de los Franciscanos de María anima por último a "confiar en Dios y aceptar que la Iglesia la lleva el Espíritu Santo y los hombres no podemos cambiar las enseñanzas de Jesucristo si no queremos dejar de pertenecer a la Iglesia".
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