Su ponencia versa sobre la recién publicada Laudato Si, una encíclica que ha suscitado gran cantidad de comentarios, ¿Cuáles son a su juicio las claves de la encíclica Laudato Si
Laudato Si tiene muchas claves de lectura porque es una encíclica muy amplia, muy compleja que se puede abordar desde muchos puntos de vista.
La que yo trato, "Hacia un nuevo camino de progreso" como dice la encíclica "trata de abrir camino a oportunidades diferentes, que no implican detener la creatividad humana y su sueño de progreso, sino orientar esa energía con cauces nuevos" (LS191). Se trata de progresar de otra manera, si seguimos progresando como ahora lo hacemos a costa del sufrimiento del medio ambiente y del sufrimiento de las personas y los pobres. Hay que redefinir el progreso, buscar otra manera de progresar, lo cual no quiere decir estar en contra del progreso sino justamente buscar un progreso autentico, porque el otro destruye y mata.
Laudato Si sitúa al hombre en una cosmovisión que enraíza de manera divina, a través de la creación con la naturaleza ¿Es Laudato Si una llamada a considerar de nuevo nuestra condición de criaturas?
Evidentemente, esa es otra clave de lectura, menos filosófica y más teológica. El Papa dice en un punto que hay que volver a poner en su lugar al hombre, porque no está en su lugar: hay que recordarle que es criatura de Dios, que puede vivir con el gozo de ser hijo de Dios y hermano de lo demás y ser criatura como también la naturaleza es criatura de Dios.
El ser humano no está absolutamente por encima de la naturaleza y la naturaleza no es sólo un objeto a su servicio o de su transformación. Es criatura como nosotros, considerando todo como criaturas la veremos de otra manera. Para eso necesitamos la experiencia gozosa de ser hijos y criaturas. Si no la tenemos, nos convertimos en dominadores del mundo y construimos destruyendo.
Si bien los medios han subrayado principalmente el ecologismo de Laudato si no podemos olvidar que el Papa señala el pecado como esa ruptura con la naturaleza y nombra, por ejemplo, consecuencias del pecado como el aborto, el hambre...
La encíclica repite una frase "Todo está conectado". Hay una conexión entre los distintos aspectos de la vida, de la existencia del hombre en el mundo. Cómo tratamos a alguien que va a nacer, que es un ser humano que existe, está conectado con cómo entiendo yo quien es ese que va a nacer, quién soy yo, y quien es el mundo. Cómo todos somos creaturas y cómo no somos dueños absolutos sobre nada y menos sobre un hijo, un ser humano, un paciente...
No se trata de poner un acento en la ecología bajando la guardia en a la defensa del ser humano, al revés, todo está conectado. Quien no respeta al ser humano no respeta la creación y viceversa. Laudato Si es una encíclica de una ecología humana integral en la línea de Benedicto XVI y del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
¿Como ha de articular el cristiano este diálogo, su responsabilidad y sobre todo, su vivencia cristiana dentro de este orden que indica Laudato Si?
Lo principal es redescubrir que somos criaturas. Si preguntamos a un niño de catequesis ¿Por qué decimos que Dios es creador de todas las cosas?... ¿Cuántos sabrían responder? ¿Por qué es creador? Profundizar en este mensaje tan trascendente y liberador.
Los cristianos lo hemos difuminado un poco y tenemos que hacer una autocrítica. Muchos cristianos no son conscientes, con la claridad necesaria, de su responsabilidad respecto de los hermanos, de la naturaleza, porque en el fondo, tampoco son muy conscientes de lo que significa ser criatura de Dios y que significa que Dios es creador.
Ahí está la llamada fundamental a la profundización en la catequesis sobre este punto, en la predicación y en que nos alegremos de ser criaturas de Dios, que podemos confiar que todo ha salido de las manos de Dios.
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